Alberto Fernández prepara un plan de emergencia que se apalanca en el sistema financiero de la Argentina. En la soledad de la quinta de Olivos, el jefe de Estado se reúne con Martín Guzmán, titular del Palacio de Hacienda, y Miguel Pesce, presidente del Banco Central, para avanzar en un programa que apunta a fortalecer el mercado de capitales, estabilizar la cotización del dólar y bajar las tasas de interés.
Todos los bancos, públicos y privados, nacionales y extranjeros, serán los protagonistas clave del paquete de medidas que se diseña en secreto para contener la crisis económica causada por el coronavirus.
El programa no está atado al fin de la pandemia ni a la negociación de la deuda externa, y se dará a conocer cuando Guzmán y Pesce ultimen los detalles técnicos, y Alberto Fernández entienda que se cumplen los requisitos necesarios para relanzar la economía nacional.
El Presidente considera que ya se emitió lo suficiente para aplacar los efectos devastadores de la pandemia, y que en plena crisis doméstica y global será muy difícil para la Argentina acceder al mercado de capitales en el exterior. Con el riesgo país a más de 4.000 puntos básicos, los créditos a tasas razonables no existen para los tomadores locales.
A este difícil contexto financiero, se debe agregar la situación incierta en la negociación con los bonistas bajo legislación extranjera y la caída del precio del petróleo que enterró a Vaca Muerta sin procesión ni funeral.
Entonces, el presidente ya asumió que no habrá créditos privados y menos aún inversiones en la industria petrolera, que sufre los embates del enfrentamiento protagonizado por Rusia y Arabia Saudita.
Frente a esta perspectiva, Alberto Fernández decidió fortalecer el mercado de capitales de la Argentina e instruyó a Guzmán y Pesce para que preparen una propuesta que acote la dependencia del Banco Central frente a la banca privada y que permita al Tesoro emitir bonos en el mercado local.
El viernes pasado, en Olivos, Alberto Fernández, Guzmán y Pesce trabajaron a solas toda la mañana. Y al terminar ese cónclave, el presidente ya tenía decidido ciertos aspectos de su futuro programa de emergencia económica basado en la reactivación del mercado de capitales:
1. El Tesoro -Ministerio de Economía- emitirá series de bonos en moneda nacional que ofrecerá a los bancos.
2. La intención es revertir la lógica financiera de los últimos cuatro años: que el Banco Central deje de colocar Leliqs a favor de la banca, y que las entidades bancarias compren los bonos emitidos por el Tesoro.
3. La tasa de interés de los bonos será superior a la inflación prevista para 2020.
4. El Banco Central dictará resoluciones destinadas a bajar los niveles de encaje bancario y a permitir que los bancos puedan ampliar sus niveles de inversión en títulos soberanos de la Argentina. De esta manera, explicaron en Olivos, la liquidez de los bancos se podrá derivar a los nuevos bonos y evitar así que presione sobre el tipo de cambio.
5. Baja continua de la tasa que se paga por las Leliqs y las tasas de referencia para los créditos destinados a la pequeña y mediana empresa.
Desde hace semanas que Alberto Fernández analiza qué programa de emergencia puede poner en marcha para contener los efectos destructivos de la pandemia. Y en este sentido, el Presidente decidió no reestructurar los bonos en pesos para dar una señal amistosa al mercado local.
De hecho, el 28 de abril hay vencimientos de Boncer y Lecap por 47.040 millones, y el 21 de junio se deberá pagar 148.417 millones del bono Botapo, o “Bono del Tesoro a Tasa de Política Monetaria”, emitido en tiempos de Nicolás Dujovne como ministro de Hacienda.
El presidente ya le ordenó a Guzmán que pague estos bonos sin ninguna dilación.
Alberto Fernández no esperará al final de la pandemia para ejecutar su plan de emergencia basado en el mercado local de capitales. Ni tampoco atará su lanzamiento a los resultados de la negociación con los bonistas privados bajo legislación internacional.
“Cuando esté listo, se dará a conocer. El anuncio no pasará de mayo”, reveló anoche a Infobae uno de los redactores del futuro programa económico.
Seguí leyendo: