Marzio Meldini, natural de Varese, en la región italiana de Lombardía, embarcó en Rimini y llegó a Buenos Aires a principios del siglo XX. Traía consigo ganas de progresar y experiencia en la forja metalúrgica que había mamado de su padre, también metalúrgico.
En la Argentina tuvo dos hijos, ambos ingenieros. El menor, Edgardo, hizo ingeniería industrial en la UBA y un posgrado en Seguridad e Higiene, trabajó con su padre y llegó a presidir Cafor, la Cámara de Forjadores nucleada en la Asociación de Industriales Metalúrgicas de la República Argentina (Adimra)
Con el uno-a-uno, en los ’90 la forja de metales se fue achicando. Para los Meldini, una señal clara fue la pérdida de uno de sus principales clientes, Zanella, la fábrica de motocicletas, que se sumó a la ola importadora. Y así fue que Edgardo, que a mediados de los ’80 había empezado a incursionar en el rubro del izaje, en 2002 fundó CyE Ingeniería. Las iniciales aluden a Cadenas y Eslingas, componentes básicos para la sujeción e izaje de materiales y equipos pesados, clave en el movimiento de cargas en muchas actividades industriales, empresa que hoy maneja su hijo Leandro.
Empresa y familia
“Soy cuarta generación de metalúrgicos”, cuenta Leandro, que estudió Administración pero de chico anduvo en el taller, donde su padre sigue fungiendo de Director de Desarrollo e Ingeniería. Edgardo, recuerda su hijo, fue y es amigo de Rafael Kohanoff, histórico dirigente de la CGE, y fue también director de Industria de la Ciudad.
CyE es una MiPyme familiar y así está registrada ante la AFIP. Tiene 12 empleados directos pero varias personas más dependen de ella, desde el fletero hasta el contador y prestadores de servicios que elevan la cuenta a cerca de una veintena. Además de producir elementos de sujeción e izaje, diseña y fabrica soluciones a medida de cada cliente.
Pero su taller, sobre Avenida San Martín, frente a la Facultad de Agronomía, trabaja hoy a una fracción de su capacidad, porque gran parte de la clientela está cerrada. “Las ventas están al 20% de un mes normal y el problema no es sólo la falta de ventas, sino también la falta de cobranza; tengo 50 días en la calle y un mes de vender al 20%”, cuenta Leandro, poniéndole cara y tiempo a la “ruptura de la cadena de pagos”.
CyE ya pagó los salarios de marzo y la primera quincena de abril. Leandro no duda de que completará abril, ya verá cómo resuelve mayo y ni se le ocurre suspender o despedir personal, todos trabajadores calificados, como mínimo con secundaria completa en técnica mecánica. “Conozco a los hijos de los empleados, recuerdo celebraciones en las que mi viejo invitaba a casa a todo el personal, CyE es una empresa, pero también es como una familia”, dice.
Los que tenemos que bancar la parada necesitamos ayuda para poder pagar todo lo que hay que pagar
Meldini hijo no duda de que CyE atravesará la tormenta. “Pero los que tenemos que bancar la parada necesitamos ayuda para poder pagar todo lo que hay que pagar”, reclama decepcionado por la lentitud con que los bancos canalizan los anuncios oficiales de ayuda.
Los bancos
“Históricamente trabajamos con 3 bancos, todos privados”, prosigue, sin incluir al cuarto, el Banco Ciudad, donde presentó carpeta hace muy poco.
Luego, relata el derrotero bancario de las últimas semana. El descubierto acordado en la suma de los tres bancos no llega a una semana de facturación de un mes normal. En préstamos, la suma llegaba al mes de ventas entre crédito entre otorgados y a otorgar, pero con tasas superiores al 40% (y las de descubierto aún más). Por eso, recuerda Leandro, en 2019, cuando CyE importó una máquina, lo hizo con crédito a 180 días del proveedor alemán. “Pagué en 6 meses una máquina que debo amortizar en 5 ó 6 años”, explica.
Pero lo peor vino con la pandemia. El Credicoop, único banco que ya le otorgó el crédito oficial al 24% para pago de sueldos, le dio apenas una sexta parte de su masa salarial, pues le reconoció sólo los salarios de los empleados con cuenta en el mismo banco. Peor aún: dos días después le rebajó el límite de descubierto a la mitad, por una suma del doble del valor del crédito con garantía estatal que le había otorgado. Aparte, el mismo banco “cooperativo”, dice Leandro, le canceló la parte no desembolsada de una línea de crédito ya autorizada de la que CyE había usado apenas la mitad. “Y todo porque me prestaron una sexta parte de la nómina salarial de un mes”, reitera Leandro, indignado. De los otros dos bancos prefiere no decir nada; espera respuesta a las presentaciones que hizo.
CyE se inscribió también en la AFIP por la ayuda estatal de entre uno y dos salarios mínimos por empleado para pago de sueldos. “Tenemos certificado MiPyme vigente, calificamos en todos los criterios, así que entre esa ayuda y el descuento en contribuciones patronales vamos a tener aire, pero no plata; básicamente nos permite no gastar: lo que falta es lo que nos deben los clientes y no nos prestan los bancos”, recapitula Leandro. “Los que vendemos productos al menos tenemos stock y cuentas a cobrar, en algún momento las cosas se reacomodarán, pero a los que venden servicios esto los liquida”, concluyó.
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