El impacto de la cuarentena y el salto del dólar libre por encima de los $100 aumentaron los incentivos del campo a frenar el ingreso de divisas. Ya el primer trimestre se registró el menor nivel de liquidación de dólares de los últimos 3 años, con una baja de 16% respecto al año pasado. Esa caída se profundizó en abril: hasta el miércoles pasado, el ingreso de divisas estaba 30% por debajo del de 2019.
Esto implicaría un nivel de liquidación en torno a los USD 1.300 millones, contra los USD 1.900 millones que ingresaron en el mismo período del año pasado. Con este punto de partida, las estimaciones del sector agropecuario indican que durante los primeros seis meses, el mercado cambiario contará con una oferta de USD 2.500 millones menos.
A la luz del salto de la cotización libre e informal del dólar, que ayer se ubicaron en $114 y $120 respectivamente, el motivo principal de esta merma es evidente: el sector agropecuario espera una fuerte corrección del tipo de cambio oficial antes de colocar su producción e ingresar las divisas. Existe también la expectativa, que no se termina de concretar, de una mejora de los precios internacionales. En cualquier caso, ambas variables llevaron a los productores a conservar sus granos en silobolsas por el equivalente a unos USD 9.000 millones, según los datos que manejan las entidades del sector.
A principio de marzo, la demanda de las silobolsas registró un pico inusitado: se vendió en apenas un mes lo que suele despacharse durante toda la “temporada alta” de la cosecha. El primer disparador tuvo que ver con las dificultades operativas y el temor al impacto de la cuarentena pero, con el correr de las semanas, las bolsas tuvieron el destino habitual que suelen tener en tiempos de volatilidad financiera.
“Al 21 de abril, se llevaban liquidados USD 900 millones lo que da un promedio de USD 69 millones por día contra los USD 101 millones en 2019”, calculó el jefe de economistas del Grupo Mills, Martín Polo. El analista no dudó en identificar la causa de esta caída: “Los números marcan claramente que el Banco Central deberá acelerar el ajuste del tipo de cambio oficial”.
El dólar oficial mayorista, el que rige para los exportadores, cerró ayer a $ 66,32. A ese valor se le descuentan las retenciones, lo que deja en torno a los $42 el tipo de cambio en el caso de los productores de soja. En un contexto financiero marcado por la incertidumbre en torno a la negociación de la deuda, que disparó la cotización del dólar financiero por encima de los $100, el valor al que en la práctica se consiguen los insumos, según aseguran en el sector, la decisión de vender lo mínimo indispensable para cubrir las necesidades financieras y de reinversión básicas para retener la mayor cantidad de granos a la espera de una mejora de la rentabilidad es obvia.
La ampliación de la brecha cambiaria podría abrir un nuevo frente de conflicto entre el Gobierno y el campo, hoy el único motor de la economía que sigue funcionando. Es, además, el principal generador de divisas que queda en pie para el mediano plazo, dado el derrumbe del precio del petróleo que hacen, a estos valores, inviable el desarrollo de Vaca Muerta.
“Hoy es menor la liquidación porque los productores de soja no venden. Esperan una fuerte devaluación del peso”, aseguró un analista de una de las entidades agropecuarias.
En marzo, la liquidación de divisas alcanzó los USD 1.064 millones, lo que representó una reducción de 6,9% respecto a marzo de 2019. En ese momento, la cámara que agrupa a las compañías procesadoras y exportadoras de granos, CIARA, destacó que en ese resultado influyó el impacto de las medidas de aislamiento obligatorio dispuestas por el Gobierno el 20 de ese mes.
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