La llegada de recursos adicionales del Fondo Monetario Internacional (FMI) a la Argentina como producto de la ampliación de su “moneda” (los derechos especiales de giro, DEG) demorará bastante más que lo esperado por el Gobierno.
Se preveía que este mes el directorio del organismo multilateral que conduce Kristalina Georgieva hubiese aprobado la ampliación de los DEGs para sus países socios, lo que le habría permitido a la Argentina contar con unos 3500 millones de dólares adicionales para reforzar sus reservas, para gastos corrientes o pagos de la deuda.
Son recursos clave en un contexto en el que el país no tiene acceso al mercado voluntario de la deuda y sólo cuenta con crédito externo por parte de los bancos multilaterales para programas específicos.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, ha defendido este instrumento para los países del G20.
"Necesitamos usar la caja completa de herramientas de políticas económicas para proveer liquidez global. Por ejemplo: debería haber extensiones de los swaps bilaterales (canjes bilaterales de monedas) con las economías más avanzadas, así como incrementos de los Derechos Especiales de Giro del Fondo Monetario Internacional. Esto es una emergencia global que requiere de políticas globales valientes y contundentes”, expresó Guzmán semanas atrás.
De hecho, la Argentina se benefició por una medida similar en 2009, cuando recibió unos 2500 millones de dólares durante el gobierno de Cristina Kirchner.
Sin embargo, calificadas fuentes del organismo aclararon en las últimas horas que el debate acerca de esta cuestión está lejos de saldarse.
De hecho, es pública la oposición del gobierno de Estados Unidos, el principal contribuyente al Fondo, a dicho cambio, ya que considera que los países del G20 no lo necesitan y tampoco desea apoyar su extensión a otros países por cuestiones geopolíticas, como es el caso de China e Irán.
Al respecto, el secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin, afirmó la semana pasada en la asamblea de la primavera boreal del Fondo que la ampliación de los DEgs “no es una herramienta eficaz para responder a las necesidades urgentes". El funcionario estadounidense expresó que cerca del 70% de la nueva emisión se destinaría a los países del G20.
Pero no solo EEUU se opone, sino también Alemania, otro importante socio del Fondo, e India, entre otros países.
En este sentido, la fuente del Fondo dijo ayer que “nuestros miembros han tenido un debate bastante importante sobre los méritos de una nueva asignación de DEG”.
Esto significa, aclaró, que la mayor distribución de los DEGS no es algo que se resolverá en el corto plazo, aunque se mantendrá la discusión en torno de esta cuestión que había sido propuesta por la propia Georgieva, hasta ahora, sin éxito.
La fuente admitió que “el desafío de liquidez para los países no ha disminuido. Así que les debemos seguir explorando y agotando todas las opciones que podamos considerar”.
Estados Unidos, que poco tiempo atrás designó como número dos del FMI a Geoffrey Okamoto, cree que se pueden intercambiar los DEGs existentes en forma bilateral y voluntaria, a través de swaps.
Por esta razón, considera que es más lógico que los países desarrollados que tienen esos DEGs y no los utilizan (ya que se trata de un refuerzo a las reservas de sus bancos centrales, de por sí sólidas), los intercambien con los miembros del Fondo más complicados por cuestiones de liquidez. La opción sería para aquellos que, a la vez, no pueden aplicar a la nueva línea del organismo para países con políticas macroeconómicas sólidas, como la Argentina.
No se trata del único desacuerdo en torno de decisiones que incluyen a la Argentina, ya que, según pudo saber Infobae, la nota técnica del staff del Fondo en la que se avaló una muy fuerte quita para los acreedores privados, provocó la protesta de algunos representantes del G7 en el directorio.
“La Argentina cree que tiene al FMI en el bolsillo, pero no es así. Hay enojo de algunos miembros importantes del board por la nota técnica del staff sobre la deuda”, explicó una fuente al tanto de estas discusiones.
“Estados Unidos no va a apoyar a un país que no muestra su plan económico ni sigue las políticas que necesita para mejorar su situación macroeconómica”, agregó.
El presidente Alberto Fernández y Guzmán han dicho que el FMI apoyó en forma explícita su enfoque sobre la negociación con los acreedores privados, pero no siempre las palabras conciliadoras de Georgieva reflejan el pensamiento de los accionistas mayoritarios del organismo.
Al respecto, la fuente del FMI indicó que todavía no está decidido cuál será la vía de apoyo al país, ni si se aceptará el pedido del Gobierno de postergar el pago de la deuda con el organismo por tres años. El vencimiento de la deuda de USD 44 mil millones cae entre 2021 y 2023.
“En lo que se refiere a Argentina, tuvimos el placer de discutir este y otros temas con los funcionarios argentinos. El presidente Fernández y su gobierno han sido muy proactivos y decisivos al tratar de contener la crisis de salud en Argentina. También han tenido, aunque en medio de esto, seguir lidiando con un shock económico extraordinario y que expone a segmentos vulnerables de la población y a ciertos sectores de pequeñas empreasa que han tenido que enfrentar un dolor bastante extraordinario”, explicó.
De inmediato, aclaró que se observa con atención “las discusiones en curso que Argentina está teniendo con los acreedores privados”.
“Esperamos que en algún momento haya un acuerdo que se pueda alcanzar allí que restablezca la sostenibilidad de la deuda. Lo importante aquí es mantener un ojo en la deuda como un objetivo; sé que es un objetivo de las autoridades argentinas restablecer la sostenibilidad de la deuda, y así facilitar una base sólida para que Argentina construya estabilidad económica”, subrayó.
Este objetivo, remarcó, “va a ser necesario dentro de la crisis y más allá de la crisis”.
“En términos de lo que podemos hacer por los países que enfrentan desafíos como este, y esto no se limita a Argentina, donde la deuda crea un desafío particular, creo que estamos tratando de explorar lo que podemos hacer para ayudar a estos países”, indicó.
Sin embargo, aclaró que “el Fondo tiene políticas puestas en marcha por los miembros para salvaguardar sus recursos, que deben ser respetadas en todas las operaciones financieras que llevamos a cabo”.
La fuente se limitó a reiterar que las conversaciones con el Gobierno “han sido muy productivas, comenzaron hace un tiempo, no son recientes. Y ese compromiso continúa”.
“Estamos dispuestos a hacer todo lo posible para ayudar a Argentina a recuperar su economía en una base sólida y tenemos la esperanza de que las negociaciones en curso sean fructíferas. Pero tengo que negarme a especificar exactamente dónde están las cosas sobre Argentina”, concluyó, enigmático.
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