En un mercado internacional de granos atravesado por los efectos del coronavirus y la baja de los precios del petróleo, surgen datos que son llamativos y muy relevantes. Por ejemplo, que los precios actuales del trigo se equiparan a los de la soja.
Al momento de observar las pizarras del mercado de nuestro país de futuros y opciones, el Matba-Rofex, el pasado lunes, que fue el día de mayor efecto negativo de la abrupta caída de los valores del petróleo en los precios de los granos y la soja, los contratos con vencimiento de mayo de este año del trigo, superaron a los de la oleaginosa.
Los precios del cereal están casi en similares valores a los de la oleaginosa, algo que hacía tiempo no se registraba
El panorama ayer cambió. Los precios de la soja mayo 2020 cotizaron a 215 dólares la tonelada, y los del trigo apenas cincuenta centavos de dólar por debajo de la oleaginosa, a USD 214,50 la tonelada. Todo esto muestra que los precios del cereal están casi en similares valores a los de la oleaginosa, algo que hacía tiempo no se registraba.
Con todo, voces técnicas y políticas del sector del agro ya le exigen al Gobierno reformular el esquema de retenciones. Este año, por la Emergencia económica, la administración de Alberto Fernández llevó el derecho de exportación de la oleaginosa al 33 por ciento, lo que generó tensión con la Mesa de Enlace y, sobre todo, con las bases ruralistas.
Según un relevamiento realizado por Fyo, el impulso de los precios futuros del trigo se originan por las expectativas de mayores exportaciones de Estados Unidos, frente a las restricciones que imponen los países del Mar Negro. Además, Rusia suspende sus exportaciones hasta el próximo 1° de julio, y Ucrania limitará las exportaciones si las ventas exceden lo establecido por el gobierno.
Por otro lado, los especialistas de Fyo comentaron, “los futuros de soja sufren el efecto de la baja del petróleo en el mercado de aceites, y también por el cierre de plantas de cerdos en los Estados Unidos que podría derivar en una menor oferta de forrajes”.
En todo este contexto de menores precios y elevada presión impositiva, a continuación se observa un análisis de los márgenes de un productor promedio de la zona núcleo con tecnología de punta, que sembró soja de primera, tanto para campo propio como alquilado, y para distintas alternativas de venta. En el mismo está reflejado el impacto que tienen los elevados costos e impuestos, que afecta la rentabilidad de aquellas producciones alejadas de los puertos del Gran Rosario.
En los últimos días, los integrantes del Movimiento de Productores Autoconvocados del Noreste de la Provincia de Buenos Aires, alertaron sobre los resultados negativos que se obtendrán en la presente cosecha de cultivos de verano por los efectos del clima, las retenciones y la baja de precios internacionales.
Contexto local para la soja
El escenario de volatilidad de los precios internacionales también repercute en el ámbito local, de cara a la próxima siembra de trigo y a la parte final de la cosecha de soja. Ambas producciones afectadas por la elevada presión impositiva, mediante las retenciones, y también por los problemas de logística en plena cuarentena obligatoria para prevenir la pandemia del coronavirus, que complica la comercialización de la mercadería.
Un trabajo difundido la semana pasada por Patricia Bergero y Javier Treboux, de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), sostiene que el contexto global “ha afectado negativamente a los precios de la soja desde comienzo de año, cayendo en el mercado local de forma casi ininterrumpida, exceptuando un período de leve recuperación hacia la segunda mitad de marzo, hasta tocar niveles cercanos a los 200 dólares la tonelada en las últimas jornadas”.
Los especialistas sostienen que a los efectos sobre las economías del mundo de la pandemia, también se suma el impacto de las retenciones que golpearon las cotizaciones internas de la oleaginosa. “Cerrar ventas en estos valores pone un serio interrogante sobre la rentabilidad de la explotación agrícola, sobre todo si la zona del productor ha sido perjudicada por la seca acaecida en este verano y este ha visto sus rendimientos afectados”, dijeron.
El trabajo también analizó los márgenes del cultivo de soja. En relación a los cultivos de primera, en campo alquilado y con ventas a los precios actuales, “los resultados son negativos para rendimientos de 40 quintales por hectárea o menores. Si la venta se difiere hasta mayo, y se vende un futuro a precio de USD 215,5 por tonelada, los resultados son positivos para el rendimiento medio de 40 quintales por hectárea, y los rendimientos mejoran a medida que diferimos la venta a mayores plazos. Para rendimientos menores a los 35 quintales por hectárea, los rendimientos son negativos para todas las alternativas planteadas en campo rentado”.
En lo que respecta a las producciones de soja de primera en campo propio, las mismas obtienen positivos para prácticamente todas las alternativas de rendimientos dentro del margen planteado, exceptuando la venta en el mercado disponible a precio de USD 205 la tonelada para rendimientos iguales o menores a los 30 quintales por hectárea, donde el resultado es cercano a cero.
Por último, el trabajo de los especialistas de la BCR plantea que el panorama mejora en la soja de segunda para el campo rentado, ya que se diluye el costo del alquiler al asignarle solo una parte del mismo al cultivo de soja. “En este caso podemos ver rendimientos positivos en todas las alternativas para rendimientos de 30 quintales por hectárea o superiores, pudiendo obtener márgenes positivos para las alternativas de venta a noviembre para rendimientos de 25 quintales por hectárea, incluso en la estrategia compuesta en su “piso” (no es un piso propiamente dicho porque, como vimos, para precios de soja por debajo de los 200 dólares la tonelada quedamos sin cobertura)”, comentaron.
En el caso de trabajar con campo propio, los resultados son positivos en todas las alternativas de comercialización planteadas con rendimientos a partir de los 25 quintales por hectárea. Y en el caso de que la venta se difiere a noviembre, ambas estrategias planteadas brindan rendimientos positivos para todo el rango de rendimientos analizados.
Seguí leyendo: