Tarjetas no bancarias: la falta de fondeo pone en riesgo el poder de compra de 5 millones de personas

La cuarentena golpeó al sector por el escaso movimiento del mercado de capitales y las dificultades para cobrar, ya que entre sus usuarios predomina el efectivo. Con tasas reguladas, tienen mucho peso en el crédito al consumo en el segmento medio y bajo, en particular en el interior

Las tarjetas no bancarias se fondean a través de fideicomisos financieros y obligaciones negociables. Aspiran a que los bancos puedan financiarlos con descuento de carteras

Con más 5 millones de usuarios activos y un peso fuerte en el crédito al consumo de muchas ciudades del interior, las tarjetas de crédito no bancarias buscan cómo sobrellevar la cuarentena. A través de cartas dirigidas a Miguel Pesce, presidente del Banco Central, Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo, y Adrián Cosentino, titular de la Comisión Nacional de Valores, pidieron que se flexibilice el fondeo para no interrumpir, aún más, la rueda del consumo.

“Las tarjetas bancarias se fondean con los depósitos del público. Pero nuestro fondeo está en el mercado de capitales. Y en situaciones como la actual, tenemos que pagarle al comercio aunque el usuario no nos pague”, dijo Norberto Etchegoyen, presidente de Certacyc, la Cámara de Emisores Regionales de Tarjetas de crédito y consumo no bancarias.

El sector se focaliza en clientes de clase media y baja y, según Etchegoyen, habitualmente su stock de financiamiento otorgado equivale a un 30% del stock de tarjetas emitidas por bancos, que tiene 24 millones de titulares de tarjetas contra 5 millones de las no bancarias. Además de las tarjetas regionales, integran la lista muchas tarjetas de cadenas de retail (Coto, Falabella, Cencosud y otros).

Les explicamos cómo pagar por otras vías. A veces el cliente viene con su teléfono y lo ayudamos a bajar una aplicación, una billetera digital o lo que se pueda, según el caso, para que no tenga que venir otra vez con el efectivo (Norberto Etchegoyen)

Y este segmento de negocios, en el que hay más de 100 tarjetas, también padece las consecuencias del país del “solo efectivo”; su público quiere pagar, pero no sabe cómo.

“Tenemos todos los sistemas para cobrar por homebanking o por cualquier medio electrónico, pero nuestros clientes en general no están bancarizados. Son de clase media o baja y en general trabajan en la economía informal. Se mueven casi con exclusividad en efectivo”, explicó Etchegoyen.

Desde el lunes 13, el Banco Central los autorizó a reabrir sus sucursales, con las mismas limitaciones de los bancos, es decir, con turno previo para el cliente y atención con reglas de distanciamiento social. La reapertura de los centros de pago extrabancarios también los ayudará a recaudar. Además de empezar a cobrar para compensar la caída en la recaudación, comenzaron a usar la reanudación del contacto con el público en sus locales para asesorar en las formas de pago.

“Nuestros usuarios quieren pagar, La nuestra es la única tarjeta que tienen y por eso la cuidan mucho más que el que tiene una tarjeta bancaria, que suele tener varias", dicen en la cámara de tarjetas regionales

“Les explicamos cómo pagar por otras vías, pensando no solamente en el pago de este mes sino en los próximos, si la cuarentena se extiende. A veces el cliente viene con su teléfono y lo ayudamos a bajar una aplicación, una billetera digital o lo que se pueda, según el caso, para que no tenga que venir otra vez con el efectivo”, comentó el titular de Certacyc.

Y marca otra diferencia con el cliente de los bancos. “Nuestros usuarios quieren pagar, La nuestra es la única tarjeta que tienen y por eso la cuidan mucho más que el que tiene una tarjeta bancaria, que suele tener varias. Es lo único que les da poder de compra y algo de financiamiento”, agregó Etchegoyen.

Tasa controlada

Desde que apareció en escena la parálisis económica, el Banco Central decidió correr al 13 de abril los vencimientos de las tarjetas de crédito bancarias ocurridos desde el 20 de marzo en adelante. Una vez llegada esa fecha, dispuso que los bancos financien esos saldos en 9 cuotas, con 3 meses de gracia, a una tasa del 43%. En el mismo tiempo, no se dictó ninguna medida vinculada a los usuarios de tarjetas no bancarias.

¿Estas tarjetas son más caras que las de los bancos? Históricamente, la tasa máxima que un banco puede cobrar para financiar con tarjeta de crédito es la tasa que cobra por préstamos personales más un 25%. Como las no bancarias no dan esos préstamos, se toma como base la tasa promedio de préstamos personales de todo el sistema y a eso se le suma el 25 por ciento.

En 2018, el Central había decidido incluir a los préstamos personales no bancarios para calcular esa tasa base; de ese mecanismo, que promediaba bancos con financieras, resultaba una tasa mucho más alta. La actual conducción del BCRA, a fin de diciembre, decidió volver al mecanismo tradicional.

De ese cálculo, surge que las tarjetas no bancarias no pueden cobrar una tasa superior al 74% por financiar los saldos de sus clientes. Esa tasa no difiere demasiado de lo que cobran muchos bancos privados de primera línea por la misma operación. A ese interés hay que añadirle otros rubros para obtener el costo financiero total.

En la emergencia de la pandemia no hubo ninguna medida oficial vinculada a los usuarios de las tarjetas no bancarias pese a que sí las hubo para auxiliar a los clientes de las tarjetas emitidas por bancos

De todas formas, las tasas de la tarjetas no bancarias seguirán bajando. El mecanismo del 25% sobre la tasa de préstamos personales se aplica con dos meses de demora y esas tasas están en caída: arrancaron el año en 70% y hoy se ubican apenas arriba de 50 por ciento.

Frente a esas tasas máximas para cobrarle al usuario, las no bancarias deben asumir un costo de fondeo en el mercado de capitales que en la actualidad oscila el 70%, según explican en Certacyc. Y la dificultad para el acceso a los dos instrumentos de fondeo más habituales, los fideicomisos financieros o las obligaciones negociables, “pone en riesgo la continuidad del crédito para consumo de 5 millones de clientes, principalmente en muchos pueblos del interior”, afirman.

Aseguradoras, fondos comunes de inversión, los denominados “fondos pyme” y otros inversores institucionales suelen invertir en esos instrumentos que hoy están paralizados. Por eso las tarjetas no bancarias piden apoyo y aseguran ofrecer un buen negocio para esos inversores.

No pedimos ningún favor, solamente queremos que los organismos oficiales faciliten los medios para que los bancos tengas líneas de financiamiento para descontar nuestras carteras. Y esperamos que el mercado de capitales nos siga financiando, ya que ofrecemos como garantía un buen producto, que son las cuotas por cobrar de nuestros clientes”.

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