Las medidas de distanciamiento social que decretó el Gobierno para reducir la diseminación del coronavirus COVID-19 están logrando lo que muchos reguladores soñaron y no pudieron alcanzar: reducir al mínimo el comercio informal de divisas, el mercado “blue”. Las compras y ventas de dólares a espaldas del Banco Central se mantienen, pero son demasiado pocas como para que se formen precios de referencia, con lo cual siguen la guía de los dólares “contado con liquidación” y “dólar MEP”.
El parate que sufre la economía en general es aún más intenso en las actividades en las que más pesa la informalidad. La venta ambulante detenida, las ferias paradas y los hoteles y agencias de viajes -que en muchos casos funcionan como bocas de expendio de este mercado subterráneo- cerrados explican que haya una reducción importante de la demanda por dólares. También la reducción del comercio exterior, con una reducción de importaciones que son una de las fuentes de divisas sin declarar.
Pero además, ante la cuarentena y la caída en la facturación de las pymes de sectores no esenciales, se da un hecho poco habitual y sorprendente en momentos en los que el Banco Central recurre a la emisión monetaria para intentar paliar los efectos de la crisis sanitaria: que lo que falten sean los pesos.
“No estamos trabajando, esta todo cerrado. No hay mercado. Sólo alguna cosa puntual”, contó a Infobae un operador de una financiera céntrica minorista que compra y vende dólares en negro. “Hay algo de delivery, pero nosotros no lo hacemos porque es complicado encontrar cobertura -se te acaban los pesos y es complicado salir a vender dólares para volver a tener pesos, eso se hace en el mercado, y ahora no hay mercado- y eso lo hace riesgoso. Por ahí a veces cruzamos gente que necesita pesos con otros que sí tienen, pero no es tan fácil, depende mucho de la confianza del cliente”, agregó.
Según explican en el propio mercado blue, hay otro motivo que detiene las operaciones que se hacen en forma ilegal. Y eso es que las sucursales bancarias trabajan en forma muy limitada. Muchas financieras que sostienen al mercado blue dependen para el movimiento de billetes de las cajas de seguridad bancarias, a las que desde el lunes se puede acceder pero en forma intermitente y con turno.
El mercado informal, cuentan, no va a poder operar en su modo habitual hasta tanto se normalice la actividad bancaria y el acceso a cajas de seguridad sea más fluido.
“Para darte una idea, de 7 que conocemos trabajan 3”, dijo en off the record un operador de una sociedad de Bolsa que deriva clientes al mercado informal. “Tienen el problema del permiso para circular, pero mientras las cajas fuertes estén activas, hay mercado de cambio. Muchas cuevas tienen contratado un servicio especial de cajas de seguridad que les permite ir todos los días para hacer retiros o depósitos en sus cajas, extrabancarias”, agregó.
Pero, con todo, la caída a cero del turismo receptivo que generó la pandemia y la abrupta reducción de público en el microcentro mantiene frenada a la mayor parte de las operaciones. También la economía en negro, muy dependiente de la actividad presencial, sufre un freno casi absoluto que resta buena parte del flujo de pesos al mercado cambiario.
“Hoy la poca demanda que hay no es de ahorristas, sólo los comercios que están abiertos -supermercados de barrio- tienen el cash flow para pasar a dólares y permiso de circulación”, dijo el mismo operador. “Lo que es delivery es muy limitado y cargan un 3% al precio que e consigue en el microcentro”, concluyó.
Lo habitual, más allá de la nula transparencia propia de un mercado totalmente ajeno a regulaciones y leyes, es que el precio del blue surja de la oferta y demanda en las mismas “cuevas”. Por eso, tantas veces sigue su propio camino a contramano de lo que pasa con los precios en los bancos o las variaciones de los dólares financieros.
Por ejemplo, es común que baje en días de pago de sueldos, ya que muchos de los empleadores que mantienen a su personal en negro mantienen sus ahorros en divisas compradas en el blue, y ante necesidades de liquidez en pesos vuelvan esos dólares a la plaza y hacen caer su valor.
Pero con semejante freno en la cantidad de actividades que se manejan parcial o totalmente en negro y las trabas operativas que les genera el trabajo limitado de los bancos, lo que termina pasando es que el precio al que se vende el dólar blue tiene que tomar referencias por fuera del propio mercado.
La suba del contado con liquidación, que se disparó hasta superar los $100 en las últimas ruedas, es la referencia alternativa a la que recurren hoy, con precios que rondaban los $102 para la venta y $107 para la compra, aunque algo más caro si es con entrega.
“Lo que te dicen es que no llega a formarse un precio, que si tenés que comprar te venden pero que tomes al precio con pinzas", contó a Infobae el titular de una pyme porteña, cliente habitual. ”Los deliveries están pasando un precio de $105 para la venta, $110 para la compra, es lo que te ofrecen al menos por hoy", agregó.
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