En una primera lectura, no le faltó ningún componente a los primeros trazos de la oferta que est tarde presentó la Argentina. Incluye quita de capital (aunque más baja de lo que se venía estimando), fuerte disminución de los cupones de intereses, y un período de gracia de tres años para volver a pagar. Los primeros pagos se efectuarían en 2023, pero con un interés ínfimo del 0,5% anual, menos de lo que paga un bono del Tesoro americano. Estas condiciones confirman la idea que venía expresando el gobierno en las últimas semanas y que ayer reiteró el Presidente: “Argentina no puede pagar nada”. Y están dispuestos a cumplirlo.
En otras palabras, el precio actual que muestran los bonos argentinos en el mercado (con un riesgo país cercano a los 4.000 puntos) está bastante alineado con la oferta con sabor a muy poco que presentó hoy el ministro de Economía en rasgos generales. No se dijo, por ejemplo, si se incluye algún “endulzante” o instrumento que pueda resultar más atractivo para los acreedores. Un pago inicial está descartado pero podría incluirse un cupón PBI o algún otro activo que permita asociar a los bonistas que acepten la renegociación al futuro crecimiento del país.
Las estimaciones sobre cuál es la quita real varían de acuerdo al escenario post canje que imagina cada inversor. Si se proyecta que los nuevos títulos que coloca la Argentina rendirán alrededor del 13% anual en dólares, un supuesto bastante realista teniendo en cuenta el durísimo contexto financiero, entonces los nuevos títulos tendrían un valor de USD 26 en relación a los USD 100 que entrarían al canje. Es decir que la quita real de la propuesta rozaría el 75%.
Los precios de los bonos en el mercado, con un riesgo país de 4.000 puntos, están alineados con la oferta que presentó el Gobierno. Se esperaba una propuesta con sabor a poco y es lo que sucedió. Igual podría alcanzarle al Gobierno para conseguir una aceptación del 66%
Pero si ese rendimiento en realidad es más cercano a 10% anual en dólares, lo que significaría un regreso casi soñado de la Argentina a los mercados financieros, entonces el valor de la oferta se acerca a los USD 38, con lo que la pérdida para los inversores estaría en torno al 62%.
Puesto en términos financieros, el Valor Presente Neto de la propuesta presentada por la Argentina se ubicaría con bastante esfuerzo en la zona de 30% a 35% de paridad. Para tener un parámetro, la paridad actual de los títulos que cotizan bajo ley extranjera se ubica en alrededor del 30%.
¿El Gobierno apunta a defaultear con esta oferta en principio poco atractiva? No en realidad, porque le alcanzaría con convencer al 66% de los tenedores de títulos a aceptarla y con eso podrían incluir a los que decidan quedar afuera. Es riesgoso, pero se trata de una gran ventaja respecto al canje del 2005, que hoy sirve como gran antecedente. En aquella oportunidad se consiguió el 76% de aceptación con una oferta tanto o más agresiva que ésta. Si se alcanzaran estas mayorías resultaría un rotundo éxito para el Gobierno.
El precio actual que muestran los bonos argentinos en el mercado está bastante alineado con la oferta con sabor a muy poco que presentó hoy el ministro de Economía.
Por lo tanto, para los acreedores habría poco incentivo en aceptar la oferta que presenta la Argentina. La elección sería entre nuevos bonos que obligarían reconocer una millonaria quita o quedarse con los actuales y esperar. El escenario que se abre para los que no están dispuestos a entrar al canje serían los siguientes:
. Obligar al Gobierno a realizar una nueva oferta, un poco más generosa que la presentada hoy.
. Forzar un default, si es que no se consiguen las mayorías necesarias para canjear al título.
. Los más duros directamente apuntarán a litigar ante la justicia neoyorquina.
Inmediatamente después del anuncio en sociedades de Bolsa locales, bancos y fondos de Wall Street comenzaban a realizar las simulaciones sobre la oferta, aunque todavía faltan varios detalles. Por ejemplo cuál será la característica de los nuevos bonos que se presentarán al mercado y la duración de los mismos, porque de eso también depende que el cálculo sobre la oferta mejore o empeore en forma significativa.
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