Hace casi dos años, y tras el mismo tiempo de análisis del negocio, los hermanos Constantino y Sofía Titakis decidieron abrir una cafetería de especialidad -como le dicen en la jerga- en pleno microcentro porteño. El sueño de emprender se había hecho realidad y atrás habían quedado los trabajos administrativos de ambos. Le pusieron “Coffee Machine” de nombre y el crecimiento, mes a mes, fue exponencial. Pero el coronavirus arrasó con todo, y el local, como tantos otros, está cerrado desde el 20 de marzo que el Gobierno dispuso la cuarentena obligatoria.
“Cumpliríamos 2 años a fines de mayo. Digo cumpliríamos porque no sabemos si vamos a llegar”, contó a Infobae Constantino, angustiado por no saber cómo hará frente a los gastos de abril. Algo le juega a su favor: el propietario del local que alquila no le cobrará hasta que pueda reabrir la cafetería. Sin embargo, los jóvenes -él de 28 años y su hermana, de 34- son monotributistas categoría H, y están padeciendo la falta de medidas oficiales destinadas a este segmento de la población.
“Este mes, con las liquidaciones de las tarjetas y el resto de los gastos, pudimos llegar con lo justo a pagar los sueldos completos, pero ya con una advertencia a los empleados de que si seguía así la situación en mayo iba a estar muy difícil. Estoy en un gris en esta crisis. Tengo certificado de Mipyme porque clasifico, pero los bancos sólo prestan a las empresas, por lo cual los monotributistas no entramos”, se quejó Constantino.
El dueño de “Coffee Machine” contó que intentó gestionar préstamos con varios bancos privados e, incluso, con el Banco Nación, pero no hubo caso. “Uno se termina fijando en los préstamos personales, pero las tasas son del 70% anual”, remarcó, y agregó: “Yo no tengo subsidio porque el Gobierno cree que soy millonario, pero tampoco puedo acceder a ningún préstamo bancario porque no soy una pyme grande”.
Constantino y Sofía estaban tan entusiasmados con el crecimiento que venían teniendo con el café que habían sumado recientemente una tercera socia, especialmente abocada a la pastelería. Habían comprado un horno más grande y la idea era apostar a una facturación mayor de la mano de la provisión de productos de pastelería a otros comercios.
Y si bien esta idea quedó abortada por el momento -al menos hasta que pase la cuarentena-, la elaboración de productos artesanales les dará una salida. Según afirmó el joven emprendedor, tomaron la decisión con su hermana y la tercera socia de comercializar la pastelería por Internet -mediante su página y por redes sociales- y hacer delivery.
“A los empleados, por ahora les aseguré la fuente de trabajo porque de alguna manera hay que salir adelante. Estuvimos hablando con mi hermana y vamos a fabricar toda la pastelería y salir a vender vía Instagram y ampliar la zona de envíos, ya que no hay tanta gente que viva en el microcentro. La semana que viene vamos a arrancar”, dijo el dueño de “Coffee Machine”.
Por ahora, según comentó Constantino, tienen un tercio del dinero para hacer frente a todos los gastos de este mes. “Los negocios chicos vivimos del día a día, podés aguantar un mes cerrado, pero no mucho más”, aseguró, mientras se esperanza con poder obtener algún préstamo familiar y con que la venta online de los productos de pastelería le pueda generar algo de ingresos para sostener el negocio y aguantar los próximos meses con el local cerrado.
Aunque sabe que esta cuarentena será más larga de lo deseado, el joven confía en reabrir pronto su cafetería de especialidad en Esmeralda 81 y volver a “llevar el café a su máxima expresión”.
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