Alcohol en gel, sí, pero en bebidas, no, pensaron muchos intendentes del interior del país, y prohibieron en sus localidades la venta de bebidas alcohólicas.
La cuenta es imprecisa, pero son más de 40 municipios, que motivaron un comunicado de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), alertando sobre la situación y precisando que la situación se está dando en localidades de Catamarca, Córdoba, Chaco, Jujuy, La Rioja, Misiones, Neuquén, Salta y Santiago del Estero, esto es, 9 provincias, exactamente la mitad de las 18 donde la vitivinicultura es un sector productivo de importancia para la economía y el empleo locales.
Las disposiciones municipales que dificultan o directamente prohíben la circulación o venta de productos vitivinícolas van en contra de lo establecido en el decreto 297, “que estableció el aislamiento social preventivo y obligatorio, pero exceptuó a la industria de la alimentación”, dice el comunicado de Coviar. “El vino en nuestra concepción cultural, y desde el punto de vista del código alimentario argentino, es un alimento, parte de la dieta mediterránea, nos negamos a verlo como una bebida alcohólica. Pedimos que se unifique el criterio, porque son decisiones que están tomando los intendentes y que están yendo contra la legislación”, explicó el presidente de Coviar, José Zuccardi, al diario mendocino Los Andes.
Eduardo Sánchez, presidente de Fecovita, la Federación de Cooperativas que forma parte de Coviar, dijo además que el vino tiene una graduación más baja que otras bebidas alcohólicas y que “prohibirlo sería como prohibir comidas porque la gente come en exceso durante una cuarentena”.
Carta a Kulfas
En tanto, Bodegas de Argentina, la Cámara más numerosa y que agrupa a las bodegas más importantes del país, envió una nota al ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, alertándolo sobre la cuestión y pidiéndole, además, se habilite la reapertura de las vinotecas. “Fue una carta privada”, explicó a Infobae Patricia Ortiz, vocera de la cámara. “Pedimos su apertura ya que afecta la cadena de pagos y sobre todo a las pymes, ya que es su canal de ventas”.
Bodegas de Argentina agrupa a cerca de 240 bodegas, de las cuales el 80% son pequeñas. Para ellas, terminada la temporada turística (varias tienen una veta en el enoturismo), complicada la exportación y cerrados los bares y restaurantes, las vinotecas son prácticamente el único canal de ventas que les queda, pues no tienen volumen ni logística para llegar a las miles de bocas de autoservicios o a las grandes cadenas de supermercados. El canal online es incipiente y está creciendo rápido, pero no llega a compensar.
Por eso, si bien como productores de “alimentos” quedaron exceptuados de los cierres obligatorios dispuestos por el decreto 297, eso mismo ahora les significa quedar afuera de las líneas de crédito para, por ejemplo, afrontar el pago de salarios al cabo del ciclo de cosecha y producción y con las ventas extremadamente complicadas.
La justificación de algunos municipios, explicó un bodeguero, es que la venta de vino se relaciona con la celebración de cumpleaños o reuniones de amigos, que es precisamente lo que se busca desalentar con las medidas de aislamiento social. Pero si ese es el argumento, señaló, también debería prohibirse la venta de asado de tira o, mucho más aún, la de yerba, pues el mate es en gran medida una bebida social y, para peor, una que facilita enormemente la transmisión del coronavirus.
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