La mayoría de los inversores consultados en una encuesta realizada por un broker de Wall Street cree que la Argentina no logrará cerrar un acuerdo en los próximos dos meses, el plazo en el que los vencimientos de deuda regidos por ley extranjera empiezan a ser demasiado pesados para las golpeadas reservas internacionales del Banco Central. Algo más de consenso tiene la idea de un acuerdo interino, que permita alargar algunos plazos de pago para continuar negociando a la espera de condiciones de mercado más benignas. Casi el 9 de cada 10, por otra parte, asigna una probabilidad del 50% a que el país caiga en un “incumplimiento grave”.
El sondeo entre inversores al que accedió Infobae fue realizado por Amherst Pierpont Securities, un broker independiente especializado en renta fija global con sede en Nueva York. No se trata de un universo tan abarcativo, se consultó a 71 inversores para conocer sus previsiones respecto del proceso de reestructuración de deuda de la Argentina y de Ecuador, el otro país de la región que está al borde de un default.
La encuesta tampoco especifica si los inversores consultados tienen en su cartera bonos argentinos, pero los resultados sirven para mostrar cuál es al menos la expectativa que existe en Wall Street respecto de lo que es una negociación complicada de la deuda soberana argentina, vuelta aún más difícil en el contexto de colapso financiero global que generó la pandemia de coronavirus COVID-19.
La investigación consultó a los participantes si la Argentina alcanzará una reestructuración de deuda con los tenedores de sus bonos en los próximos uno a dos meses. Las respuestas fueron positivas en el 24% de los casos, mientras que el 76% restante consideró que ese plazo no es suficiente dado el nivel de avance de las conversaciones entre las partes y el contexto global.
“Esto muestra un callejón sin salida con los tenedores de bonos. La intensidad de la conmoción externa dificulta la cuantificación de la capacidad de reembolso de la deuda a mediano plazo y pone de manifiesto un marco de política interna débil con reticencia a adoptar una reforma económica. Esto complica el análisis del reembolso y disuade a los inversores de comprometerse con un valor de recuperación peor en las circunstancias actuales, especialmente con la condición de que los altos rendimientos de salida requieran un mayor alivio de la deuda. Esto casi parece una píldora de veneno para socavar a propósito una resolución con los acreedores y requiere la normalización de la crisis actual para avanzar en la reestructuración de la deuda”, escribió Siobhan Morden, jefa de estrategia de deuda soberana latinoamericana en Amherst Pierpont.
La disparada del riesgo país argentino haría que los papeles que eventualmente entregaría el ministro de Economía, Martín Guzmán, a los bonistas que acordaran una reestructuración de deuda llegaran al mercado con una tasa de descuento muy alta. Esto es, con precios en el mercado bajos dado el rendimiento bien entrado en los dos dígitos que supone una prima de riesgo en el orden de los 3.800 puntos. De esa manera, si alguno de esos bonistas quisiera vender sus títulos para hacerse de efectivo en lo inmediato, obtendría muy poco por esos papeles. A ello va el informe cuando habla de una “píldora envenenada”.
La segunda pregunta giró alrededor de una posibilidad que ahora se analiza, al menos entre acreedores, como una propuesta que podría llegar a surgir desde el palacio de Hacienda de la Argentina. Y esta es, dado el contexto global negativo, que el país acepte que no puede llegar a un acuerdo provechoso para todas las partes en el corto plazo y -a cambio- ofrezca un arreglo temporal que dé más tiempo para seguir negociando. Un “standstill agreement”. Al menos en este punto, las opiniones estuvieron más divididas.
Consultados respecto a si los tenedores de bonos aceptarían una suspensión temporal de los pagos que evite un default, el 45% de los encuestados respondió que sí, que sería algo aceptable. El 55% restante quedó para el no.
“Hay una clara división sobre si se debe o no conceder la buena voluntad a un país que no muestra buena voluntad para pagar a los tenedores de los bonos. Esta falta de voluntad de pago probablemente no mejorará si se trata de una reestructuración ordenada o de un incumplimiento desordenado con un valor de recuperación sesgado ahora a niveles históricos bajos. La falta de voluntad de pago atrapa los precios de la deuda en niveles bajos, independientemente de la intensidad de las repercusiones económicas, y alentaría a los tenedores a centrarse en los pagos de cupones a corto plazo”, escribió Morden.
Por último, el relevamiento preguntó sobre la probabilidad de un “incumplimiento grave” de la Argentina durante este año. Se podía responder de cuatro formas, alrededor de un 25% de probabilidad, en el orden del 50% de chances, cerca del 75% o por encima de ese nivel. En este caso, el 13% le asignó una probabilidad del 25% a un incumplimiento argentino este mismo año, el 50% de chances fue la respuesta mayoritaria con 52% de las opiniones, mientras que las dos restantes se llevaron el 24% y el 11% de las respuestas, respectivamente.
“Estos escenarios están evolucionando rápidamente tras el reciente anuncio de la suspensión del pago de los bonos en dólares de ley local. La siguiente prueba es el pago de cupones regidos por la ley de Nueva York de USD 503 millones el 22 de abril. Tal vez Argentina lance una oferta formal durante el período de gracia de 30 días para coaccionar la participación. Los resultados de la encuesta están sesgados hacia la mora dura y por lo tanto complican cualquier estimación del valor de recuperación en el riesgo de un período prolongado de impago”, concluyó Morden.
Alta probabilidad de incumplimiento
La encuesta entre inversores va de la mano de las opiniones de las calificadoras de riesgo que, luego del decreto que postergó al menos hasta diciembre cerca de USD 9.000 millones en pagos de deuda en moneda extranjera regida por los tribunales argentinos, consideraron que el país había incurrido en un “default restringido”. Fitch Ratings y Moody’s tomaron esta decisión.
Ayer, Fitch Ratings decidió elevar la nota de la deuda argentina en moneda extranjera regida por tribunales extranjeros -la de los bonos que, hasta el momento, se decidió seguir pagando en tiempo y forma- a “CC” luego de la calificación como default restringido.
“La mejora de las calificaciones de la Argentina se produce tras la reestructuración unilateral, por decreto ejecutivo, de los instrumentos de deuda en divisas emitidos localmente, que Fitch considera que constituyen la ejecución y realización de un canje de deuda en dificultades (DDE). La calificación de la deuda en moneda extranjera a largo plazo “CC” indica una alta probabilidad de que se produzca otro incumplimiento de algún tipo, ya sea la ejecución de un DDE con tenedores de bonos externos o un pago atrasado”, detalló la calificadora a través de un comunicado.
La deuda regida por la ley Argentina, mientras tanto, sigue bajo la calificación de “default restringido” dado que las autoridades “han continuado la estrategia de canjear los instrumentos de deuda denominados en pesetas en condiciones que Fitch ha considerado en problemas”.
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