La acelerada devaluación de las monedas emergentes, con el real brasileño como una de las más afectadas, juega en contra de un peso argentino que a pesar de haber recibido dos duros golpes en 2018 y 2019 volvió a entrar en terreno de atraso cambiario dada la inflación local y el cepo cambiario, que evita una devaluación que acompañe a la del resto de los países periféricos. El movimiento en los mercados cambiarios de todo el planeta fue tal que el Instituto Internacional de Finanzas (IIF), un consorcio de bancos que supo alertar sobre el peligro de una corrida contra el peso argentino y la lira turca en 2018, hable ya de que la moneda local está “sobrevaluada”.
El IIF elabora informes periódicos respecto de monedas emergentes, en los que en base a datos de las cuentas externas de cada país, inflación y tipo de cambio nominal evalúa qué monedas son las más débiles en cada contexto. Esto es, cuáles son las que corren más riesgo de una devaluación abrupta o necesitan de un ajuste para mantener sana a la balanza cambiaria de cada país.
Ese monitor alertó en 2018 sobre la posición sobrevalorada del peso argentino y la lira turca, las dos monedas que ese año se devaluaron con más fuerza en el mundo emergente.
Ahora, el indicador actualizado por el IIF muestra que otra vez el peso argentino se ubica entre las pocas monedas emergentes que no se devaluaron fuerte como resultado del impacto de la pandemia de coronavirus COVID-19 y, por lo tanto, tiene el potencial de generar un nuevo dolor de cabeza en el frente cambiario.
“Las monedas de los mercados emergentes han experimentado descensos casi sin precedentes. En circunstancias normales, estas depreciaciones harían que nuestro modelo señalara grandes subvaloraciones en los mercados emergentes. Pero las circunstancias están desafortunadamente lejos de ser normales y la naturaleza prolongada del shock de COVID-19 significa que los mercados pueden permanecer desarticulados durante los próximos meses. Los mercados se han ido haciendo cada vez más reacios a financiar déficits de cuenta corriente de gran magnitud, algo que las paradas repentinas de 2018 en Turquía y Argentina subrayaron con fuerza”, empieza el informe conducido por Robin Brooks, economista jefe del IIF.
“Como resultado, encontramos que pocas monedas emergentes están infravaloradas de manera estadísticamente significativa. Sólo el real brasileño y el peso chileno se acercan, además del won coreano. Nuestro modelo apunta a sobrevaloraciones para Argentina, donde el tipo de cambio efectivo real se ha estado apreciando debido a la alta inflación, así como para India, Indonesia y Sudáfrica”, agregó.
Encontramos que pocas monedas emergentes están infravaloradas de manera estadísticamente significativa. Sólo el real brasileño y el peso chileno se acercan, además del won coreano. Nuestro modelo apunta a sobrevaloraciones para Argentina, donde el tipo de cambio efectivo real se ha estado apreciando debido a la alta inflación, así como para India, Indonesia y Sudáfrica (IIF)
“El dólar ha aumentado considerablemente frente a los mercados emergentes, lo que refleja unas salidas de capital sin precedentes que se asemejan a una parada repentina sistémica de la economía de mercado. En nuestra última actualización de la valuación en noviembre señalamos una importante sobrevaloración del rand de Sudáfrica, pero las monedas de los mercados emergentes han venido cayendo de manera mucho más general, con muchos tipos de cambio que se encuentran en los mínimos históricos o cerca de ellos en términos efectivos reales”, abundó el informe.
Peso en términos reales
El Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM) que elabora el Banco Central (BCRA) es otra medida de qué tan caro, o barato, está el peso argentino. La herramienta compara el tipo de cambio nominal -precio del dólar- con la evolución de la inflación, para combinarla con los mismos datos de los países con los que la Argentina comercia. El resultado es un índice que permite comparar en el tiempo la valuación real del peso argentino y así, cuanyo más alto es el ITCRM más depreciado está el peso y a la inversa, cuanto más alto, más atrasado está el tipo de cambio.
El último dato de ITCRM es del 7 de abril y marcaba 114 puntos, muy cerca de los 112 que mostraba un día antes de las PASO de agosto del año pasado. En los días siguientes, con la disparada del dólar, el índice llegó a tocar los 148 puntos. Un abaratamiento del peso que, con los meses de alta inflación y la quietud del dólar por el cepo cambiario fue cayendo gradualmente. La devaluación del real brasileño, moneda del principal socio comercial de la Argentina, y el resto de las monedas emergentes como consecuencia del crash financiero que generó el coronavirus hizo el resto.
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