Todos los países de América Latina consideraron que la actividad bancaria era esencial y que los bancos no debían cerrar las puertas durante la cuarentena, a excepción de la Argentina. Con distintas modalidades y restricciones, las sucursales bancarias nunca interrumpieron la atención al público ya que se los consideró un sector crítico para el funcionamiento de la economía.
La Argentina fue el único país de la región que ordenó cerrar el 100% sus sucursales el viernes 20 de marzo. Decidió reabrirlas dos semanas después, el viernes 2 de abril, para el pago de jubilaciones y planes sociales, generando un enorme caos y aglomeraciones de público ante los bancos, algo obviamente contraindicado en el medio de medidas sanitarias estrictas. Los más afectados fueron los adultos mayores, que constituyen además el principal grupo de riesgo. Ayer, dio un paso más y anunció un sistema de atención por turnos.
Los datos surgen de un relevamiento de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban) al que accedió Infobae, del que se desprende que aún los países que decretaron medidas estrictas para enfrentar al coronavirus, como la “cuarentena total” y el cierre de las fronteras, consideraron a los bancos como una “actividad crítica”. Bolivia, Chile, Perú, Paraguay, Panamá, Perú, entre otros, hicieron oficialmente esa declaración.
Otros países cuyos gobiernos fueron criticados incluso internacionalmente por no ser rígidos en la lucha contra la pandemia, tampoco cerraron los bancos. El Banco Central de México determinó que “las operaciones esenciales que únicamente pueden ejecutarse de manera presencial lo harán con el mínimo personal indispensable, y para el resto de las operaciones, se utilizarán esquemas de trabajo a distancia”. Redujo el personal y sólo el 10% de las sucursales permanecieron cerradas.
Aún los países que decretaron medidas estrictas para enfrentar al coronavirus, como la cuarentena total y el cierre de las fronteras, consideraron a los bancos como una actividad crítica.
Por su parte, el Banco Central de Brasil flexibilizó la atención al público pero no la prohibió. “Para asegurar la salud de la sociedad frente al coronavirus y, al mismo tiempo, garantizar la prestación de servicios esenciales, el Banco Central determinó que las entidades financieras ajusten sus horarios de atención al público en las sucursales", informó en un comunicado. Entre esas transacciones esenciales, el Banco Central de Brasil detalló la extracción de dinero de las cuentas y el pago de facturas.
En cada país, por supuesto, la atención bancaria al público no fue la habitual. Por citar algunos ejemplos, en Perú recortó dos horas el horario habitual, en Honduras funcionan tres días a la semana y en Chile se le permitió a cada banco cerrar algunas sucursales. En Colombia se siguió un camino similar.
En todos los casos, como es esperable en esta coyuntura, a este funcionamiento acotado se añadieron medidas sanitarias, tales como la distancia entre la gente que espera ser atendida, elementos de higiene y de protección para el personal y los clientes y la cuarentena obligatoria para empleados que integran grupos de riesgo. Cada país eligió las suyas: en Paraguay se toma la temperatura a cada empleado al ingresar a trabajar; en Panamá, no se permite que en una sucursal haya más de 10 clientes esperando.
Todos los países de la región impulsaron el uso de los canales electrónicos. También establecieron distintas medidas para que los bancos funcionen dentro de esquema de emergencia que permita las precauciones para no expandir la pandemia y el mantenimiento de los servicios bancarios.
El único país de América Latina que ordenó cerrar las puertas de todas las sucursales bancarias fue la Argentina. Y lo hizo pese a que son conocidas las profundas dificultades que tiene el sistema financiero argentino en materia de pagos electrónicos y, su contrapartida, las siempre insuficientes bocas para repartir dinero en efectivo.
En virtud de negociaciones entre el Gobierno, las entidades y el gremio de la actividad, la Asociación Bancaria (de extrema afinidad con el oficialismo) se decidió que los bancos no funcionaran y que se mantuviera “una dotación mínima” destinada a la recarga de cajeros automáticos y el funcionamiento de la banca electrónica. Las extremas dificultades que empezó a mostrar la economía, en particular, la imposibilidad de que la ayuda social dispuesta por el Gobierno llegue a los bolsillos de los beneficiarios, obligó a cambiar el plan sobre la marcha y trajó las tristes escenas de los últimos días.
Ante la emergencia y el grave impacto político de lo ocurrido el viernes 3, se decidió de apuro abrir los bancos incluso el sábado y el domingo, pero no se buscó reducir las largas esperas a través del impulso de los medios electrónicos; se prefirió organizar las enormes filas poniendo sillas de plástico.
Todos los países, como es esperable en esta coyuntura, dispusieron un funcionamiento acotado y añadieron medidas sanitarias. El único que cerró todas las sucursales fue la Argentina.
Los bancos tampoco aparecieron como actividad esencial en el decreto que amplió esa condición para tratar de dinamizar la economía sin romper la cuarentena. De hecho, entre esas actividades añadidas se incluyó a las mutuales y cooperativas de crédito, “al solo efecto de garantizar el funcionamiento del sistema de crédito y/o de pagos”. El personal de esas entidades no pertenece a la Asociación Bancaria.
La Federación Latinoamericana de Bancos, que agrupa a 700 entidades de de 19 países de la región, destacó que ante la pandemia el funcionamiento de los medios de pago resulta tan vital como cualquier otro aspecto económico vinculado a la solvencia de las empresas y los bancos, el pago de salarios y al mantenimiento del crédito.
“Un tema que no puede pasar desapercibido es el mantenimiento del sistema de pagos de la economía. Si bien en una gran cantidad de casos el mismo es una responsabilidad macro de los bancos centrales, desde el punto de vista micro es un frente de batalla directo de la banca”, destacó la Felaban en su informe, emitido en plena emergencia. Siempre hablando a nivel regional, agregó que “hoy los bancos tienen todos sus canales digitales abiertos y funcionando al máximo” y que “las sucursales físicas están abiertas al ser consideradas como un servicio esencial”.
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