En medio de la discusión por la aceleración inflacionaria en plena cuarentena, hoy algo disimulada por los “precios máximos”, resurgió en la política la idea de avanzar con las supuestas “extraordinarias ganancias” de los supermercados. Según trascendió, el diputado Máximo Kirchner tiene en estudio un proyecto de ley que prevé gravar con un nuevo impuesto a las cadenas que tengan una rentabilidad superior al 4%.
“Estaría agradecido si fuera 4% nuestro margen de ganancia; con todos los impuestos de quienes trabajamos en la formalidad, los sueldos y los gastos para movilizar 20.000 personas, sería una buena noticia ganar eso. Hay empresas grandes que son deficitarias, porque se pagan muchos impuestos”, afirmó el empresario Alfredo Coto en declaraciones radiales, cuando se le preguntó acerca del proyecto en danzas.
El mismo comentario se escuchó de fuentes de varias cadenas consultadas por Infobae, quienes se enteraron del proyecto por los trascendidos mediáticos, pero que no mostraron preocupación alguna porque los números del sector distan enormemente de las ideas del kirchnerismo. Según afirmaron, los niveles de rentabilidad históricos rondaron el 2,7%, pero en los últimos cuatro a cinco años esos números se fueron debilitando y hoy el promedio no llega al 1 por ciento.
“Este promedio del 2,7% es un grato recuerdo, pero no tiene nada que ver con realidad actual, que en su mayor parte las cadenas han tenido utilidades negativas. Hoy tener utilidad de entre 2,7% y 4% sería extraordinarios; si tienen dudas, pueden ir a corroborar los balances de las empresas en la Inspección General de Justicia (IGJ)”, afirmó a este medio el director ejecutivo de la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), Juan Vasco Martínez, quien evitó hacer mayores comentarios hasta no conocer exactamente en qué consta la iniciativa. Lo que sí remarcó es que, aún remontándose a la historia de los supermercados, “ni aún en las mejores épocas alguna cadena superó el 5% de ganancia”.
La única cadena que cotiza en Bolsa es La Anónima y cerró el 2019 su peor balance de la historia, con pérdida superiores a los $800 millones. Pero la gran mayoría de las empresas tiene números negativos desde los últimos años, tras la fuerte caída de ventas y la falta de financiación registrada en los últimos cuatro años. Carrefour, de hecho, pudo obtener en 2018 el Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC), entre otras cosas, por registrar tres balances consecutivos en rojo. En el caso de Walmart, en tanto, 2019 fue el tercer año con cifras negativas. En el caso de Coto, según afirmó su dueño hoy por radio, el último balance reflejó una rentabilidad del 2,5%, por lo que fue una excepción y tuvo que ver con la venta de carne al exterior.
“Respecto del futuro, continuamos siendo optimistas, dado que ya comenzamos a visualizar una mejora moderada en el consumo, y porque el Gobierno ha iniciado la aplicación de algunas políticas en pos de incentivar el consumo interno, además de continuar trabajando para lograr la normalización de los mercados y luchando contra la evasión impositiva”, había destacado La Anónima en la nota enviada a la Comisión Nacional de Valores (CNV), al presentar su balance.
Las perspectivas económicas luego empeoraron por el coronavirus, pero el supermercadismo es uno de los sectores que sale ganando de esta batalla, ya que es uno de los pocos rubros considerados “esenciales”, con ventas que vienen superando el promedio de los últimos años. La cuarentena hizo que los consumidores se abastecieran como para no salir por 15 o 20 días, lo que disparó la facturación durante los días previos y la primera semana de aislamiento, situación que luego se fue normalizando. De todos modos, el balance del sector hoy es positivo.
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