La irrupción de la pandemia de coronavirus Covid-19 y las costosas medidas de distanciamiento social que implementaron los países para intentar administrarla le sumaron una nueva vuelta de tuerca a las ya de por sí dañadas variables económicas de la Argentina. El abordaje correcto a la crisis sanitaria es difícil de calibrar, dado que hay pocos modelos pasados en los que basarse, pero dado que el impacto económico será importante y duradero, el rol del Gobierno en este nuevo contexto debería ser una “redistribución de los costos” del parate económico.
Así lo entiende el economista Martín Rapetti, investigador del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES), profesor de Macroeconomía y director de la Maestría en Economía en la Universidad de Buenos Aires (UBA). En diálogo con Infobae, el especialista en el ciclo económico, dice que en esta situación de emergencia hay dos objetivos primordiales para la política económica. Uno, proteger a las personas a través de una política de ingresos, y dos, proteger a las empresas, para evitar quiebras masivas que destruyan el capital acumulado en el país. “Veo al gobierno más consciente del primer objetivo que del segundo”, comentó.
“Como resultado de esta crisis sanitaria van a caer los ingresos. Si cae un 15% o 20% el ingreso, digo números sólo a modo de ejemplo, lo que suele pasar en una crisis como esta es que a algunos les cae 100% y a otros 0%. De alguna manera eso quiere decir que lo que tenés que hacer alguna redistribución del ingreso, o en este caso de los costos de la pandemia. Cuando el Gobierno dice que las empresas van a tener que contribuir, es cierto, tiene razón. Por ejemplo, van a tener que reducir salarios altos pero de alguna manera eso puede ser necesario también en el sector público y tenemos los cacerolazos pidiéndolo. Se necesita una redistribución solidaria para garantizar un ingreso mínimo”, dijo Rapetti.
— A medida que el costo económico de la pandemia crece surgen las preguntas respecto a si el remedio es más costoso que la enfermedad, si el aislamiento social no estará generando costos mayores a los temidos. ¿Se puede responder eso desde la economía?
— Los economistas en particular tenemos que tener mucha humildad a la hora de hablar. Porque lo que estamos viviendo es algo que no dominamos. Crisis de deuda, crisis financiera, inflación, desarrollo, tipo de cambio, son todas cosas que tuve que estudiar. Ahora, de los efectos de una pandemia en la economía no se nada. Todo lo que decimos es especulativo, no es que tenemos mucha evidencia o experiencia. Mi impresión es que es un falso dilema entre el remedio y la enfermedad. Porque si vos mandaras a la gente a laburar, el colapso sanitario y el caos social que tendrías también afectarían mucho a la economía. Yo no veo una situación en la que si salimos todos de nuestras casas nos va bárbaro. Además veo que el resto de los países fueron en una dirección parecida a la de la Argentina, entonces me parece que no hay tanto dilema. Una pandemia daña a la salud y a la economía en simultáneo, no hay una u otra.
— ¿Qué sabemos hasta ahora de cuál va a ser el impacto de la pandemia?
— Sabemos que en 15 días la cosa no se da vuelta. El impacto es durísimo y no se termina pronto. Hasta donde pudimos informarnos, del virus se sale con una vacuna, un retroviral o distanciamiento social. Las vacunas y el retroviral no están a la vuelta de la esquina, siempre en base a la información que tenemos. No van a estar en las farmacias en dos meses. Tenés un trimestre más, como mínimo, donde se va a apelar a alguna variante de distanciamiento social. Eso va a pegar en el nivel de actividad y en materia de desempleo, porque una cosa es el despido propiamente dicho, que va a depender de muchas cosas, pero en los hechos hay trabajadores que no se están empleando.
— ¿Entonces cuáles son las prioridades de política económica en este momento?
— Los objetivos que se tendría que proponer la política económica, para mi, son dos. Uno es proteger a las personas. Garantizar que la población pueda alimentarse, sobrevivir. Si va a a pasar una recesión brutal, hay que minimizar el impacto social. Tenés que garantizar ingresos. El segundo objetivos es proteger a las empresas. Si quiebran firmas no es por la inoperancia o inviabilidad de esas empresas, que es la razón sana de las quiebras en el capitalismo. Sino que acá estarías al borde de quiebras masivas por un problema transitorio que se las lleva puestas. Proteger a las firmas quiere decir que vos tenés que usar recursos para evitar que vayan a la quiebra. Eso requiere pensar con detenimiento los instrumentos, pero probablemente tengas que alivianarles la carga financiera, seguramente hacer alguna política del tipo impositiva, de reducir transitoriamente pago de impuestos y, por qué no, ayudarlas a pagar los sueldos. Algo que vuelve al primer punto, el de proteger a las personas.
— ¿Cómo evaluás hasta ahora la respuesta del Gobierno frente al impacto económico de la pandemia?
— Lo veo mucho más consciente del primer objetivo que del segundo. Más consciente de la necesidad de proteger a las personas que de la de proteger a las empresas. Sería un drama nacional que tengamos una quiebra masiva de empresas y que después vengan de otros países a comprar empresas quebradas. No son empresas que tienen problemas per se: saben producir, tienen procesos certificados, gerencia calificada, tienen desarrolladas cadenas de proveedores, de venta, de posventa, hay todo un capital acumulado en esas firmas que sería un drama que se queme y que después vengan de afuera a comprar a precios de subasta el capital nacional.
— ¿Las debilidades previas de la Argentina agravan el impacto de la crisis sanitaria? ¿Hay menos herramientas para tratar de responder?
— Por supuesto, pero no eso no quita que aún así haya margen. El Estado tiene un activo enorme, que es que la gente tiene que pagar impuestos. Tiene esos recursos garantizados a futuro y de alguna manera los puede traer al presente. ¿Qué quiero decir? En 2030, 2040 o 2050 el Estado va a existir y va a tener recursos, muchos o pocos, los va a tener. Es diferente a una empresa. ¿Vos le prestás hoy a un restaurant? No sabés si va a existir el año que viene. Argentina tiene esos recursos futuros y puede forzar de alguna manera financiamiento. El hecho de estar en medio de una renegociación de deuda te cierra el acceso a esa vía de financiamiento, pero tampoco es que el resto de los países emergentes tengan acceso en esta caída general de los activos de ahorro de todo el mundo. A pesar de la mala situación en la que la encuentra la crisis, Argentina tiene como generar recursos para hacer política fiscal. Hasta de cuasimonedas se habla.
— ¿Y en ese contexto la emisión monetaria es un recurso válido?
— Estos días escuché a Alfonso Prat-Gay decir que el impacto negativo que puede tener una cuasimoneda o la emisión monetaria tradicional, que lo tienen, es de tercer orden. Yo estoy de acuerdo con eso. Hoy tenés un problema mucho más grave que es el impacto sobre la producción, porque tenés que mandar a la gente a la casa en lugar de decirle que vaya a trabajar.
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