Aunque la crisis económica del coronavirus ya está impactando con fuerza en la economía local, los bonos argentinos aceleraron ayer su racha alcista, con subas que promediaron el 4% pero que en algunas series llegaron al 7%. ¿Qué impulsó a los títulos locales? La noticia de que el Tesoro seguirá cumpliendo con el pago de intereses de la deuda, pese a las amenazas de Martín Guzmán sobre suspender los desembolsos ante la falta de dólares. Fue hace apenas un par de semanas a través de una videoconferencia en la que se presentaron los principales lineamientos de la propuesta de renegociación.
Concretamente, la semana próxima se estará cumpliendo con el pago del cupón del Bonar 2020, un título emitido bajo legislación local. El monto no es demasiado significativo, pero representa una señal de continuar negociando de “buena fe” con los acreedores y así también lo leyó el mercado. En total son U$S 120 millones, de los cuales unos USD 106 millones están en poder de inversores privados. A fin de año se había separado casi USD 5.000 millones de las reservas del BCRA para continuar pagando la deuda, pero sólo hasta fin de marzo. Ahora también continuarán haciéndolo este mes.
Más adelante en el mes habrá una “prueba de fuego”, ya que deberían pagarse los intereses por USD 503 millones de tres bonos emitidos bajo legislación extranjera. Se trata de los Globales 2021, 2023 y 2026, mientras que a fin de marzo también se enfrentó el vencimiento del Par por USD 221 millones.
Cumplir puntualmente con los vencimientos de deuda permite seguir negociando con los acreedores y evitar un default, al menos prematuramente. El problema es que a medida que pasan los meses se siguen utilizando más reservas del Banco Central, que son cada vez más escasas. Este escenario obliga a buscar definiciones que sean lo más rápidas posibles. El objetivo es reestructurar y aliviar el horizonte de vencimientos en los próximos años o entrar en default.
En Wall Street critican duramente a Guzmán por su dogmatismo, pero al mismo tiempo confían en que Alberto Fernández está convencido que no le conviene entrar en default. Eso haría mucho más dura la recuperación económica por el coronavirus
Los grandes tenedores de bonos argentinos se mantienen desconfiados con el ministro de Economía. Lo ven como un dogmático que no tiene conocimiento real del mercado. Pero al mismo tiempo confían en la voluntad de Presidente para evitar el default. “Alberto Fernández entiende que la salida de la crisis que generó el coronavirus será mucho más difícil si la Argentina entra en default”, coinciden los banqueros. Sólo el resultado de la negociación dirá si están en lo correcto.
Los lineamientos con un mayor grado de detalle que presentó el ministro de Economía esta semana, aún sin divulgar la oferta formal, generaron más preocupación en Wall Street. Allí aparece con toda claridad la idea de avanzar con una quita de capital (apoyada por el FMI), fuerte disminución de los cupones de intereses y varios años de período de gracia para el pago de capital e intereses. Por supuesto que todo estará en los detalles de cada una de estas variables, lo que llevaría a una intensa negociación entre el Gobierno y acreedores.
La decisión del ministro es continuar con la oferta, aunque no son pocos los que recomiendan entrar en una suerte de “impasse” en el segundo trimestre hasta que pase lo peor de la crisis
Sin embargo, lo que más dudas genera a esta altura es un concepto que Guzmán introdujo en la última presentación. Se trata del “exit yield”, es decir la tasa a la que según el funcionario cotizarán los bonos argentinos una vez que se cierre la propuesta. De acuerdo a los supuestos que maneja, ese rendimiento estaría en torno al 7% anual en dólares, a todas luces sumamente optimista. Los inversores creen que esos títulos tendrían un rendimiento sustancialmente más alto de entrada, alrededor del 12%.
Este concepto implica una diferencia sustancial entre ambas posturas y define cuál es el “valor presente” de la oferta que efectúe el Gobierno. Con títulos que aún se ubican por debajo de los USD 28, cualquier propuesta que no supere los U$S 40 o 45 está destinada al fracaso. Sin embargo, los grandes fondos temen que con la excusa de la pandemia la propuesta resulte demasiado agresiva y, por lo tanto, inaceptable.
Lo que sí parece claro es que a pesar de la crisis de magnitudes monumentales que desató la pandemia, tanto desde el punto de vista sanitario como económico, la decisión del ministro es continuar con la oferta. No son pocos los que recomiendan entrar en una suerte de “impasse” en el segundo trimestre hasta que pase lo peor de la crisis.
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