Día a día se observa como el mal de la Covid-19 se extiende sobre el planeta, sin discriminar entre países, ni edad ni sexo de la población, y los Estados buscan tomar medidas de carácter general para combatirlo y atenuar sus efectos.
Pero también se advierte, como ocurre en la salud, que si bien hay sectores más afectados y propensos que otros por el mal, un fenómeno similar se observa sobre el resto de la economía en su conjunto.
De ahí que cada vez son más los economistas que recomiendan que el Gobierno adopte medidas de carácter general para paliar los efectos de la mayor recesión derivada de la pandemia, no sólo sobre los sectores más vulnerables en términos de ingreso y condiciones de vidas, sino también del conjunto de las empresas del sector productivo, el comercio y el resto de los servicios públicos y privados.
Claramente, en términos financieros los emprendimientos unifamiliares, y micro y pequeñas empresas con menos de 25 puestos de trabajo, tienen menos recursos y acceso al crédito que el resto del sistema; pero los últimos datos de empleo registrado en la Anses muestran que ya antes de la pandemia, el perjuicio es generalizado.
La actividad económica se encamina al tercer año consecutivo en recesión, y una de las consecuencias más inquietantes es la pérdida de fuentes de trabajo, al menos en la franja formal que es la que se caracteriza por pagar mejores salarios que los puestos informales.
Un indicador anticipado de los datos laborales que procesa mensualmente el Ministerio de Trabajo, es el resultado de las declaraciones juradas que mes a mes le presentan a la Anses el conjunto de empleadores, desde los que tienen anotados desde 1 puesto de trabajo en relación de dependencia hasta más de 5.000 personas, que informa la AFIP.
En el mes previo a la declaración de la cuarentena el total de empresas que cumplieron con los aportes y contribuciones se redujo 0,2% en comparación con enero y 2,3% respecto de un año antes
En febrero, último mes previo a la declaración de la cuarentena por parte del Presidente de la Nación, como medida preventiva, el total de empresas que cumplieron con los aportes del 11% y contribuciones del 16% sobre la nómina salarial declarada se redujo a 541.357, un 0,2% en comparación con enero, 11.979 menos, y 2,3% respecto de un año antes, 138.827 trabajadores menos, y representó una caída interanual durante 27 meses consecutivos.
Como ocurre habitualmente, las disminuciones de la cantidad de empleadores por tramo de personal fueron más marcadas en los tramos de 1 hasta 25 puestos en relación de dependencia, que se concentran en poco más del 93% del total de las empresas, aunque representan en conjunto el 25% del total de puestos asalariados registrados. De ahí, probablemente, la preocupación del Gobierno de concentrar la asistencia social y financiera por efecto de la pandemia en esa parte del mercado de trabajo.
Pero, en términos relativos, en proporción al total de firmas con empleados a cargo, por el contrario, las variaciones tanto en el mes como en un año no sólo mantuvieron la característica de no mostrar un patrón común en el que la baja se concentra o es más intensa en la franja de las micro y pequeñas empresas, sino que se observaron aumentos en comparación con enero en el grupo de empresas de 1.501 a 2.500 trabajadores en 8,2%; y el siguiente de 2.501 a 5.000 en 1,32%, muy por arriba del incremento en 0,5% en el tramo agregado de 1 a 25 que fue de 0,47%, mientras que cayeron en el resto de los segmentos intermedios y de más de 5.000 asalariados.
Personal afectado por tamaño de empresa
La estadística de la AFIP sobre la desagregación de la cantidad de personal registrado en las declaraciones juradas de aportes y contribuciones para la jubilación reveló que en febrero aumentó en 9.258 en el total de empleadores con 1 a 25 trabajadores, en comparación con enero; mientras que se redujo en 21.237 puestos informados para los tramos con mayor dotación por empresa.
En tanto que en comparación con febrero de 2019 la reducción de la nómina que recibió la Anses disminuyó en todos los tramos, desde las micro, pequeñas y medianas empresas, hasta las grandes de 100 hasta 5.000 empleados. Únicamente aumentó en las de más de 5.000, en ese caso en 14.890 puestos.
En ese caso, el resultado final fue que por cada puesto que debieron dar de baja, o que incumplieron en el pago de aportes y contribuciones a la Administración Nacional de la Seguridad Social, los empleadores con hasta 25 asalariados declarados se redujeron en poco más de 2,3 en los tramos superiores.
Por rama de actividad, las estadísticas de Anses correspondiente a febrero a las que tuvo acceso Infobae revelaron que de la baja en 138.827 puestos la mayor parte se concentró en la franja de los productores de bienes, con 114.543 menos que un año antes, en su mayor parte en la construcción (66.078 empleos) y en el conjunto de la industria manufacturera 42.396 casos, seguido por el agro 9.175, principalmente.
Las ramas más afectadas por la extensión de la recesión en términos de empleo fueron la construcción y la industria, en contraste con la Administración pública, salud y enseñanza que se mantuvieron expansivos
Mientras que en el segmento de los servicios dejaron de aportar 24.172 trabajadores en términos netos, pero con notable heterogeneidad, dado que sobresalieron las bajas de nómina en el comercio y reparaciones con 28.812 personas; servicios personales y artísticos 16.948; transporte y logística 7.593: servicios profesionales y científicos 5.398. Entre otros; en contraste con los aumentos que se registraron en la administración pública, defensa y seguridad que se expandió en 17.179 puestos; salud y servicios sociales de sanidad 12.165; información y comunicaciones 9.797; y enseñanza 5.522 empleos más.
De ahí que para intentar evitar la peor crisis económicas, aún superior a la de 2001-2002 no son pocos los economistas que sugieren crear un Consejo Asesor del equipo de gobierno en busca de proponer las mejores medidas paliativas de carácter general, no sólo por rama de actividad, sino también impositivas, monetarias, financieras y laborales, para pasar la transición, pero también incentivos para que la recuperación el día después sea rápida ("V"), y no lenta ("L").
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