“Los bancos tenemos que ser parte de la solución y no del problema… La sociedad no nos perdonaría que ahora que ha llegado este golpe tan duro no apoyáramos a pymes, empresas y autónomos, después de todo lo que ha pasado”, dice Nieves Vallespín, empleada del banco Santander en Madrid, en una nota publicada en El País.
El diario español cita también a Emma Moreno, directora de una sucursal de Bankia, en Granada, y a Laura, que trabaja en una oficina del BBVA en Las Palmas. “Veo al banco decidido a apoyar a los clientes con dificultades, no es una pose. Quiere facilitar la moratoria hipotecaria o los créditos con avales. Existe una convicción de que la situación es complicada y tenemos que empujar para salir adelante”, dice Laura.
El Banco de España acordó que parte de las sucursales bancarias y todos los cajeros automáticos estén abiertos durante la emergencia “para prestar los servicios financieros básicos”, por tratarse de un “servicio público”. Allí, los bancos creen que la emergencia económica y sanitaria es una oportunidad para cambiar su imagen ante la sociedad.
Más allá de los temores y del hecho de que España es ya el segundo país del mundo en número de muertos por el coronavirus, los bancos mantienen la atención al público, mientras en la Argentina no lo hacen.
Sucursales cerradas
El cierre de las sucursales bancarias de Argentina comenzó el 19 de marzo y llegará, en principio, según lo anunciado, hasta el 31. ¿Se extenderá? Dos altos representantes de bancos locales le aseguraron a Infobae que están dispuestos a abrir y analizar esquemas para hacerlo, pero que el contexto no favorece esa discusión por el momento.
A las escenas viralizadas de cientos de personas haciendo colas en cajeros del conurbano, se sumarán pagos a partir de la semana que viene que son vitales en este contexto de cuarentena y extrema incertidumbre: 10 millones de argentinos cobrarán jubilación y AUH, y 6 millones sus salarios. Todo eso en el comienzo de abril. Algunos días después, otra vez 6,3 millones se pararán frente a un cajero para cobrar el bono extraordinario de Anses de $10.000 que anuncio el Gobierno la semana que pasó.
En el cierre los bancos locales tienen el respaldo del Banco Central, que dice atenerse a las directivas del ministerio de Salud de la Nación que sostiene vehementemente la necesidad de mantener el “distanciamiento social” y reducir todo lo que sea posible la circulación del virus. Los principales bancos, en tanto, aseguran que quieren abrir y que podrían discutir esquemas mixtos, pero que la presión sindical en contrario es fortísima.
Ahora bien, ¿qué diferencia habría entre los trabajadores excluidos de la cuarentena por cumplir servicios esenciales -supermercados, fuerzas de seguridad, encargados de farmacias y obviamente todos los profesionales de la salud- y los empleados bancarios? Considerando que su tarea es esencial en un sistema en el que todavía se depende mucho del efectivo, especialmente entre los sectores de menores recursos, lo que explica las largas colas para retirar dinero.
El 19 de marzo la Asociación Bancaria, el gremio de los empleados bancarios emitió un comunicado afirmando que “no habrá atención al público hasta el 31 de marzo", invocando el cumplimiento de las medidas de “aislamiento social, preventivo y obligatorio” dispuesto por el Gobierno. Sergio Palazzo, secretario gremial de La Bancaria, no sólo tiene muy buen vínculo con el kirchnerismo sino que, además, es el más “albertista” de los dirigentes gremiales.
“Los bancos tienen actividad comercial interna total. Ayer se procesaron 600.000 cheques. El lío se armó porque pagaron todo junto, 10 beneficios en un día. Con los bancos abiertos hubiese sido peor. Esto es una decisión del ministerio de Salud. Yo creo que el cierre dio resultado, hay que incentivar instrumentos electrónicos y que la gente se quede en su casa”, le dijo Palazzo a Infobae.
Desde La Bancaria aseguran que aún no hablaron con las entidades de alternativas de apertura.
En su comunicado original, el 19 de marzo, el gremio había sostenido que “en comunicación con el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, hemos confirmado que la única excepción será una dotación mínima necesaria para garantizar la atención de operaciones electrónicas y abastecimiento de cajeros automáticos, según se comunicará por las entidades".
Cada día que pasa, la situación se pone más tensa, porque los métodos electrónicos y “no presenciales” pergeñados para atender diferentes situaciones no llegan a cubrir todos los casos, en particular cuando se trata de atención a grupos como los jubilados y –ahora– los perceptores de planes sociales. Algunos bancos pusieron cajeros móviles, por caso.
El Banco Central tampoco parece incentivar con vehemencia el uso electrónico para los que tienen alternativas de hacerlo. Podría, por ejemplo, invocar la solidaridad de los bancarizados para usar medios digitales. Desde el Gobierno se comunican otras “formas de retirar efectivo. Igual, nada parece alcanzar: en un relevamiento comparativo que hizo el propio Estado –el año pasado, durante el gobierno de Mauricio Macri– sumados sucursales, cajeros, corresponsalías y terminales de autoservicio (TAS) la Argentina tenía a fines de 2018 una cifra total de 8,6 puntos de acceso cada 10.000 adultos, contra 32,6 de Colombia, 24 de Brasil y 17,7 de México.
El Banco Central, en tanto, insiste en que el sistema financiero argentino “cuenta con más de 18.000 cajeros automáticos distribuidos a lo largo de todo el país que permiten extraer efectivo de cualquier tipo de cuenta en moneda local” y que si a veces los cajeros no tienen efectivo no es por falta de billetes sino por “problemas logísticos”. Además, agregan, hay otros 17.500 puntos de “extracción de efectivo”. Por ejemplo, en los supermercados.
La presión aumenta en la medida que las sumas de emergencia dispuestas por el gobierno para esos sectores se complican por el cierre de los bancos, a pesar de los métodos ideados para solucionarlos. No por casualidad, el director de la Anses, Alejandro Vanoli, que distribuye esos fondos, sugirió que los bancos pidieron atender al público, algo que ni las entidades bancarias ni el Banco Central confirmaron.
El BCRA dice que respetará a rajatabla las directivas del ministro de Salud, Ginés González García.
Los bancos temen que una reapertura aunque fuere parcial genere “focos de contagio” en las sucursales. La reapertura tiene complicaciones adicionales. Por ejemplo, en la situación actual se abastece de efectivo sólo a los cajeros automáticos, pero si en cambio se reiniciara la atención al público, las transportadoras deberían llevar el dinero a los Tesoros de los bancos, lo que implica personal adicional e incluso más gremios involucrados (camioneros y seguridad privada, amén del gremio bancario).
Los bancos creen que con su comentario sobre la posibilidad de que los bancos reabran la atención al público, Vanoli trató de sacarse de encima el problema de los perceptores de planes sociales a los que prometió ayuda pero no sabe cómo llegar. La presión en el conurbano y en las villas por la cuarentena y los problemas de falta de ingresos y de alimentos es fuerte y preocupa mucho a los llamados “curas villeros” y al gobierno bonaerense.
Pero cuando la propia autoridad monetaria apunta a que las personas tienen a su disposición 17.500 puntos de extracción de efectivo además de los cajeros automáticos de los bancos, aparece un notable contraste. Muchos de esos puntos están en los supermercados. Y que se sepa, los empleados de supermercados –en particular quienes atienden las cajas– aunque ciertamente prestan un servicio esencial de mayor frecuencia de atención (por la provisión de alimentos) no tienen inmunidad especial frente al coronavirus respecto de los empleados bancarios.
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