Es una realidad que la sociedad está cambiando y nada volverá a ser como antes. También es indiscutible que los gobiernos de cada uno de los países se enfrentan a un dilema nunca visto: la economía vs. la salud. Está claro que el aislamiento es por el momento el único antídoto para frenar la velocidad de contagio del virus y evitar que los sistemas de salud colapsen, pero por el otro lado el costo de este “remedio” es elevado a nivel económico. Algunos países que cuentan con los recursos pueden llevar a cabo tests preventivos como el caso de Corea del Sur, pero son pocos los que gozan de esta suerte.
En estos momentos los médicos y los políticos evidentemente no se llevan nada bien. Mientras que los primeros recomiendan el aislamiento, los políticos sufren al ver frenada la economía, sobre todo si están en un año electoral como es el caso de EEUU. En todas estas idas y vueltas los mercados se mueven de forma frenética e irracional.
Los inversores ante la incertidumbre total compran cada día una nueva historia que puede ser de éxito, como que la propagación del virus cae en cierta región, o de fracaso, cuando por ejemplo los gobiernos lanzan más paquetes de estímulos. Todo esto lo vemos reflejado en los precios de los activos y en la alta volatilidad.
Los médicos y los políticos evidentemente no se llevan nada bien. Mientras que los primeros recomiendan el aislamiento, los políticos sufren al ver frenada la economía, sobre todo si están en un año electoral como es el caso de EEUU
¿Cuáles fueron las estrategias de aislamiento de los diferentes países y cómo afecta en los mercados?
China implementó la cuarentena más grande de la historia desde fin de enero y por aproximadamente 6 semanas. Es difícil saber con exactitud los resultados reales, pero al menos los datos oficiales indican que su estrategia tuvo éxito. Es un ejemplo de lo que fue una cuarentena total. Las acciones asiáticas son las que mejor se recuperaron por el momento.
En Italia inicialmente se minimizó el impacto del virus. Cuando vieron las consecuencias nefastas ya era tarde. Terminando la segunda semana de cuarentena, el ritmo de contagio estaría empezando a disminuir pero se teme un rebrote.
Una historia similar se vivió en España y Francia. El caso de Inglaterra es todavía más extremo. Teniendo una tasa de contagios elevada, decidieron no frenar la actividad económica hasta que también empezó a fallecer gente joven, se observó el ritmo de multiplicación de los casos y el primer ministro Boris Johnson declaro la cuarentena para evitar que el sistema de salud colapse. Este lunes ya fue implementada.
El índice que sigue las principales compañías europeas tuvo su peor caída perdiendo un 40% desde el punto máximo a principio de este año y ahora esta con pérdidas del 25 por ciento.
Muchos países de Latinoamérica como El Salvador o Guatemala cerraron sus fronteras inmediatamente y pusieron en práctica el aislamiento obligatorio a toda prisa. Paraguay siguió un camino parecido y Argentina, si bien se demoró más en cerrar las fronteras, se declaró la cuarentena total en un estadio más temprano que los países europeos mencionados.
En países como el nuestro, un brote del virus podría ser devastador. El presidente Alberto Fernández dejó en claro que, entre la salud y la economía, elije la salud así que para bien o para mal ya sabemos que camino tomamos. Es difícil aislar el impacto del virus en estos mercados bursátiles ya que son pequeños y además se suman a dificultades financieras preexistentes propias de cada país.
Alberto Fernández dejó en claro que, entre la salud y la economía, elije la salud así que para bien o para mal ya sabemos que camino tomamos
El gran dilema surge en EEUU, en un controvertido año electoral y en medio del enfrentamiento entre republicanos y demócratas. La postura de Donald Trump es priorizar la economía, aunque hay casos como el de Nueva York o California en los que la decisión de la cuarentena fue tomada por los gobernadores, que justamente son demócratas. Tal es el inconformismo de ciertos sectores de la sociedad que repudian las prioridades de Trump que en redes sociales circuló el hashtag “No voy a morir por Wall Street” (#notdyingforwallstreet).
Hasta hace unos días el actual presidente de EEUU tenía todo el viento a su favor y este giro inesperado está haciendo trastabillar sus posibilidades de reelección. El S&P 500, que es el índice que incluye a las 500 compañías americanas más grandes, cayó un 35% desde su techo en febrero hasta su piso el 23 de marzo y ahora recortó la pérdida a 23 por ciento.
Por lo pronto y en estos últimos días vimos que el pánico y la incertidumbre inicial por el virus cesó. Aunque todavía no hay ni vacunas ni curas aprobadas, al menos ya todos sabemos que esta situación tiene para largo y lo aceptamos.
Estamos lejos de haber salido del problema pero la mente humana al menos necesita tener un panorama más claro para poder sobrellevarlo. Este hecho sumado a los paquetes de ayuda que los gobiernos ya aprobaron y todo el dinero que están dispuestos a inyectar en el sistema hizo que se produzca un rebote en los mercados esta semana.
De todas formas es extraño que la Bolsa festeje mientras el número de contagios se multiplica, no hay suficientes tests ni capacidad en los hospitales y se estén perdiendo millones de empleos. En la última semana sólo en EEUU 3.3 millones de personas pidieron subsidio por desempleo.
¿Se prolongará en el tiempo la suba de la Bolsa o es simplemente un rally alcista pasajero en un mercado que ya marca tendencia bajista? Lo sabremos en las próximas semanas. De lo que sí estamos seguros es de que sin salud no hay economía. Pero si tenemos salud y paciencia, en el transcurso de la tormenta aparecerán las oportunidades de inversión que tanto esperan los inversores audaces y tenemos que estar preparados para aprovecharlas.
La autora es directora de DW Global Investment
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