Después de casi diez días con un nivel de ventas al que se habían desacostumbrado, finalmente recuperó ayer cierta normalidad la actividad en supermercados, que registró un ritmo similar a los días previos al aluvión de consumidores temerosos por el impacto del coronavirus en las góndolas que arrasó con el papel higiénico, artículos de limpieza, alcohol en gel y alimentos no perecederos. Esto en el contexto de las nuevas restricciones horarias -13 horas en casi todo el país salvo una decena de distritos- y condiciones para evitar la aglomeración de clientes dentro de la superficie de venta.
La reducción de la afluencia de público coincide con un mayor control y acatamiento del aislamiento obligatorio. Pero también con un nivel mucho más alto de stockeo por parte de los hogares, producto precisamente de las compras realizadas en los días anteriores. De ahí que en las grandes cadenas no descartan que se produzca una nueva ola hacia el fin de semana y primeros días de la próxima cuando, además, empezarán a acreditarse los salarios para los trabajadores en relación de dependencia.
“Por primera vez hoy no tuvimos colas ni dificultades para implementar el control de cantidad de gente dentro del supermercado. Pero no sabemos aún si es porque hay mayor concientización de la cuarentena y tranquilidad de que no va a haber problemas de abastecimiento o, simplemente, porque la gente se sobrestockeó en estos días”, aseguraron a Infobae en una de las principales cadenas extranjeras. “Es probable que, después de unos días, vuelva a aumentar la cantidad de gente y tengamos una nueva ola”, afirmó el ejecutivo.
Se desplegaron fuertes controles tanto entre fabricantes como en los propios supermercados no sólo del cumplimiento de los protocolos sanitarios sino también de producción y de precios.
Con ese escenario en vista, desde el sector trabajan desde hace días con los proveedores para asegurar el abastecimiento. En este sentido, y a pesar de las dificultades en la cadena de producción, el nivel de entregas se incrementó entre 30% y 40% respecto a principios de mes. Salvo el alcohol en gel, cuya oferta sigue siendo limitada, es normal el abastecimiento de productos básicos, incluso para una previsión de mayor demanda.
“El esfuerzo es enorme, sobre todo al principio, cuando hubo dificultades logísticas y también falta de insumos”, sintetizó un directivo de una de las principales fabricantes de alimentos, quien resaltó que además no cuentan con la planta de personal plena, precisamente por los efectos de la cuarentena.
En cualquier caso, la proyección de la demanda no está clara. No sólo por el alcance del almacenamiento de las familias sino también por su disponibilidad de recursos a partir de las próximas semanas. Es que gran parte de las compras anticipadas se realizaron con tarjeta de crédito, que habrá que cancelar a partir del levantamiento del aislamiento obligatorio. En el sector no descartan que esos pagos, junto con una merma de ingresos para un amplio porcentaje de sus clientes, resten capacidad de compra hacia adelante, aun cuando se mantenga la vocación de los consumidores de stockear.
“El nivel de consumo fue completamente imprevisto y, en la mayoría de los casos, fue un gasto que no estaba contemplado en los hogares. Cuando empiecen a caer los vencimientos de las tarjetas, tendremos un panorama más certero de hasta dónde se puede sostener esta demanda. Hoy, por lo pronto se normalizó, incluso por debajo del nivel pre-coronavirus”, se explicó en una de las cadenas líderes.
En paralelo, entre el domingo y ayer, se desplegaron fuertes controles tanto entre fabricantes como en los propios supermercados no sólo del cumplimiento de los protocolos sanitarios sino también de producción y de precios. “Además de los controles de los protocolos, también hubo muchas inspecciones por los precios, de la nueva lista con productos de precios máximos y también de Precios Cuidados. Que esté todo en las góndolas”, afirmó una fuente del sector supermercadista. Las fuentes confiaron que también en las plantas de producción se verificaron inspecciones coordinadas, “línea por línea de producción”.
Lo concreto es que no todos los rubros están igual de exigidos. En alimentos, por ejemplo, la presión es mayor ya que la implementación de la tarjeta alimentaria empezaba a generar impacto, con lo cual las posibilidades del aumento de la oferta son menos inmediatas.
En artículos de limpieza, como lavandina y desinfectantes, el abastecimiento fluye sin complicaciones y, todavía, el único producto “más ajustado”, según definieron en los supermercados, son los satinizantes y el alcohol en gel.
Seguí leyendo: