La crisis económica desatada por el coronavirus apunta a ser bastante más dañina que la que sufrió el mundo en 2009 y resta ver cómo funcionan los mecanismos de cooperación internacional para resolverla lo antes posible.
En una videoconferencia organizada por el Foro Económico Mundial de Davos (WEF, según su sigla en inglés), expertos en medios económicos afirmaron que la actual pandemia seguramente cambiará la forma de comunicarse con el público pero aclararon que hay que apegarse a dos premisas básicas: chequear la información más que nunca y priorizar los asuntos globales por encima de los domésticos.
Durante una hora, se debatió acerca de las consecuencias económicas de la pandemia, las nuevas formas de trabajo y la situación en cada los países de cada uno de los participantes.
En la introducción del debate, se informó que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) hay unos 300.000 casos en todo el mundo, distribuidos en la mayoría de los países y que los estados que adoptaron medidas más duras de aislamiento están logrando aplanar la curva de contagios. Además, se indicó que en China hay una significativa reducción de los casos que no puede ser extendida a Occidente, dada la dureza con la que se aplicaron en el país en el que se propagó el virus las medidas de aislamiento y de testeo masivo.
Por otro lado, se indicó que, mientras se planean las medidas de contención del virus, también hay que pensar en aquellas para cuando la pandemia se termine, de modo tal de que la crisis económica dure lo menos posible. Para esto, se indicó que es clave que, cuando baje a nivel global la curva de infectados, se les haga un seguimiento para evitar rebrotes masivos.
Un reconocido columnista comentó que, dado que pertenece a un grupo de riesgo, ha extremado su cuidado en su hogar, aunque se lo tomó de buen modo. “Espero que mi esposa piense lo mismo”, bromeó.
Respecto de la situación global, sentenció: “Hay que trabajar pensando que este problema tendrá un impacto mucho mayor que la crisis financiera del 2009”.
“Su profundidad dependerá de cuan largo sea el aislamiento y cuanto se daña la infraestructura de la economía. Y esto, a su vez, depende de las respuestas que brinden los gobiernos”, aclaró.
Uno de sus colegas sostuvo que “la economía y las finanzas van a enfrentar una tremenda depresión y por esa razón es importante que se observe el contexto global y no solo las historias individuales de cada país”.
En cuanto a la comparación con el 2009, afirmó que “esta no es una crisis financiera solamente, sino una basada en una crisis sanitaria y económica; los números muestran que no tiene precedentes y que la Reserva Federal y el Banco Central Europeo están haciendo lo posible para combatirla”.
Desde China, un especialista explicó que la decisión clave de los gobiernos de la región fue la estricta implementación del aislamiento social. De todos modos, aclaró que todavía no queda claro si “este es el fin o una pausa de la epidemia; ahora se están reabriendo las fábricas y las escuelas. Y eso nos hace vulnerable a otro episodio”.
Desde Malasia, otro experto admitió que, pese a las medidas adoptadas para controlar el ingreso de casos importados en Malasia desde China, el problema surgió por los casos surgidos en Brunei por infectados que no tomaron las debidas precauciones. Eso hace pensar, acotó, que en parte del sudeste asiático puede haber un fuerte rebrote.
La corresponsal de un medio europeo dijo que es importante que Gran Bretaña haya adoptado en los últimos días una política más dura para evitar una expansión masiva de los contagios, luego del laxo enfoque que se adoptó en un principio.
Un colega de un medio de EEUU afirmó que la cobertura de este tema para las generaciones más jóvenes representa un gran desafío para mantener un equilibrio entre la necesidad de informar en forma amplia pero, a la vez, chequeando cada dato antes de publicarlo. Además, pronosticó que seguramente esta pandemia modificará en forma permanente la forma de trabajar, con mucho más acento en el teletrabajo. En este sentido, subrayó la importancia de alternar trabajo con pequeñas pausas mientras perdure la cuarentena.
Los participantes concluyeron que el confinamiento es la mejor manera de detener el avance de los contagios y que, a la vez, obliga a una mayor interconexión para no perder qué pasa en el resto de la aldea global.
Seguí leyendo: