“El hombre, si se lo propusiera, podría resolver todos los angustiosos problemas actuales: la guerra, el hambre, la explosión demográfica, la escasez de agua, la polución... Creo que podemos considerarnos dueños de nuestro destino”, dio el norteamericano Glenn Seaborg. Premio Nobel de Química. El Coronavirus depende hoy del hombre y su aislamiento social. No hay otra medicina por ahora.
El término más escuchado por las últimas horas en Italia, España, Francia y próximamente Alemania y otros países europeo es “confinamiento”. ¿Qué es confinar? Ni más ni menos que obligar a alguien a permanecer en un lugar. Lo más drástico es encerrarlo o deportarlo, como está también sucediendo en el mundo para aquellos que no cumplen con las restricciones impuestas por los estados vía cierre de fronteras internas y externas.
En el caso de China la economía podría desacelerar su crecimiento del 5,7 % al 4,5 %, y en la Euro Zona va camino a estancarse en el primer trimestre 2020 y hacia una contracción del 0,3 % en el segundo trimestre. La destrucción de riqueza en las compañías norteamericanas no para de caer a pesar de la inyección inédita de USD 850.000 millones para que su economía no se derrumbe.
Es cuestión de expectativas racionales en tiempos de incertidumbre. Con coronavirus la economía no arranca ni arrancará. Sin vacuna el ciclo de contagio del virus solo se puede detener frenando el flujo de circulación de personas.
Hasta comienzo de marzo, el gráfico de abajo era lo normal para la economía local. En un mercado libre y abierto los hogares consumían bienes y servicios de las empresas y las empresas producían bienes y servicios para los hogares. La caída de la actividad a nivel mundial perjudicaba solo a las empresas que vendían bienes transables. Es decir, exportables pero en nuestra economía local con consumo y actividad económica de libre mercado las restricciones venían por las dificultades macroeconómicas (deuda, inflación, tasas de interés, etc) pero no por la presencia de la pandemia.
La libre circulación de los factores de producción hace a la eficiencia de las transacciones de bienes y servicios. Sin embargo, con los primeros casos del virus comenzaron los embates para la economía interna; ese proceso se vio interrumpido hace 10 días para una parte importante del sector servicios y se fue acotando aún más día a día. Se limitaron ferias, educación (escuelas), cultura (cines, teatros, recitales), sistema judicial, turismo (suspensión fin de semana largo y cierre de fronteras) y comercios como boliches, bares, restaurantes y salones de fiestas, entre otros.
En el cuadro que sigue se ve qué es lo que va sucediendo en el mercado argentino. Una parte importante del sector servicios vio detenida sus actividades de un día para otro. En esta situación se encuentran unas 10 millones de personas entre trabajadores informales (aproximadamente 4,5 millones) y trabajadores no asalariados (entre monotributistas y autónomos, 5,4 millones). Sus pequeños emprendimientos se cortaron por lo cual no hay ingresos en sus hogares y los que quedaron aún con actividades no restringidas tendrán una actividad menor en la segunda y tercera etapa de las restricciones cada vez más fuertes.
Lo que sucede y sucederá es que las familias y empresas a partir del aislamiento adquieren menos servicios y ahora menos bienes privilegiando solo los imprescindibles: consumo masivo (alimentos, bebidas, limpieza e higiene), transporte y medicamento. Pero el mercado de factores de producción, como el trabajo y capital, se achican por el aislamiento y se restringen las decisiones de muchos hogares y empresas al punto que algunos no pueden asumir sus compromisos. Por ejemplo: pequeños empresarios que tiene que hacer frente a la cobertura de sus cheques diferidos u hogares que tienen que pagar la tarjeta de crédito.
Lo que termina sucediendo en el flujo circular de la renta es se genera una mayor restricción de la circulación de los factores de producción la riqueza se va deteriorando y por lo tanto tanto empresas como familias demanda mucho menos de todo administrando la “escasez”.
Sin embargo, en ese cuadro no está presente la intervención estatal que se vi en las últimas horas intentando paliar esta situación con suspensión de contribuciones patronales ante sectores afectados, aplicación del REPRO para garantizar empleo, Asignación Universal por Hijo (AUH) y Asignación Universal por Embarazo (AUE) por $3.100, bono de $3.000 para Jubilados y Pensionados y créditos blandos con tasas de interés de 26%, entre otras.
Tampoco están presentes los impuestos que cobra el Estado en esta proyección que deberá contar con una facilidad de pago o moratoria para algunos sectores, reducirlos para otros casos en sectores mipymes y tomar una determinación importante para monotributistas y autónomos. Es decir no es posible una decisión general sino particular en relación al devenir del actual esta de situación sobre las restricción de la circulación y aislamiento social. Las cuentas del Estado perderán fuerte recaudación pero la supervivencia de las empresas dependerán de los impuestos que no podrán pagar para sostener a sus empleados y fábricas a puertas cerradas para bienes durables no esenciales (indumentaria, calzado, marroquinería, juguetería, etc). Un círculo vicioso.
Estamos adelantados 15 días en la toma de decisión para evitar el contagio del virus. También estamos retrasados 15 días respecto del impacto económico de detener la actividad. La Confederación Española de la Pequeña Mediana Empresa (Cepyme) estima luego de una detención de la actividad económica de 4 semanas se perderán 300.000 empleos. El Centro de Predicción Económica (Ceprede) asegura que el impacto directo en el PBI español será del 0,9 % y que podría ampliarse hasta el 1,7 % los efectos indirectos. El segmento que más sufriría sería la microempresa (de 0 a 10 trabajadores), que absorbería el 23% de las pérdidas totales de empleo, la pequeña (de 10 a 49 empleados) con un 22% y la mediana (de 50 a 249 trabajadores) con un 16 por ciento.
En un mercado “confinado” y con restricciones, la economía interna es el último refugio del Gobierno para que no se apague la actividad en forma total. En los sectores no esenciales se apagará durante la cuarentena. Es inevitable
Sin éxito sanitario no hay éxito económico. En un mercado “confinado” y con restricciones, la economía interna es el último refugio del Gobierno para que no se apague la actividad en forma total. En los sectores no esenciales se apagará durante la cuarentena. Es inevitable.
Nassim Taleb dice que “la Economía es una disciplina narrativa y las explicaciones son fáciles de proporcionar a posteriori”. Más que nunca es lo que está sucediendo. Sin reducción del ciclo de contagio del virus no podremos proyectar sobre el futuro de la economía. Lo contaremos a medida que los sucesos se vayan dando.
Hay que asumir las pérdidas económicas y minimizar los costos. No hay economía después del virus si no se detiene el virus. Es un hecho que habrá mucho menos economía activa luego de detener la propagación del virus y en el caso que el plan de cuarentena total sea exitosa. Es shock. Sin humanos no sirve administrar la escasez en la economía. Viviremos en una mayor escasez en los próximos meses. La salud de la población estará por encima de la economía a pesar de las consecuencias para la administración de los hogares y empresas.
El autor es analista económico y Director de Focus Market
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