La semana financiera concluyó con un balance negativo en todos los aspectos, inclusive con un rebote en las cotizaciones el viernes, que lució modesto frente al abrupto ajuste en ruedas previas que, en algunos casos, tuvo registros históricos.
Por eso el saldo fue amargo a escala internacional, pero en particular para la Argentina, pues su carácter de economía con dificultados –recesión, inflación e insolvencia soberana– enfatizó las pérdidas, en una semana en la que asomaron varios “cisnes negros” para todas las bolsas del mundo.
En este marco global, la reestructuración de la deuda pública se extenderá varias semanas
La propagación del coronavirus, declarado pandemia por la Organización Mundial de la Salud, contaminó los fundamentos de todos los activos, incluso los considerados refugio o cobertura. Wall Street anotó el jueves un desplome de 10%, la caída más grande desde el 19 de octubre de 1987, cuando se produjo el fatídico “lunes negro” en el que el Dow Jones perdió 22 por ciento.
Este viernes, el Dow Jones recuperó un 9,4% o 1.985 puntos, situándose en 23.186 unidades, con lo que recuperó buena parte de lo perdido el jueves. El selectivo S&P 500 cerró con un progreso del 9,3%, y el índice del mercado compuesto Nasdaq también ascendió un 9,3 por ciento.
No obstante, los tres indicadores de Nueva York despiden una de las peores semanas de la historia, en la que quebraron el ciclo alcista que se extendió desde marzo de 2009: el Dow Jones cedió en conjunto un 10,4% en los últimos cinco días; el S&P 500, un 8,8%, y el Nasdaq, un 8,2 por ciento.
Este viernes las acciones europeas también pusieron fin una racha de seis días en rojo, pero cerraron su peor semana desde 2008. El índice referencial STOXX 600, de 300 empresas líderes de Europa, subió un 1% en la última rueda de la semana, luego del desplome récord de un 11,5% que sufrió el jueves. El índice perdió cerca de 18% en la semana, su peor desempeño semanal en doce años, desde la pasada crisis financiera.
El jueves Wall Street se desplomó un 10%, en su jornada bursátil más negativa desde el “crash” de 1987
Las consecuencias económicas del coronavirus son cada vez más concretas, con calles y comercios vacíos en algunas de las ciudades más grandes del mundo, aeropuertos cerrados para vuelos internacionales y proyecciones negativas para los balances corporativos.
“En las últimas semanas el avance del coronavirus ha deteriorado en forma severa las expectativas económicas globales. Para contener el virus se requiere reducir sensiblemente la interacción social presencial -el medio de transmisión-. Esto exige medidas muy drásticas, que impiden directamente la prestación de muchos servicios y que dificultan enormemente el desarrollo normal de las restantes actividades productivas”, afirmó el IERAL de la Fundación Mediterránea en un reporte.
Con ese panorama, los activos financieros argentinos aún se distinguieron como los más devaluados. Los bonos soberanos operados en el Mercado Abierto Electrónico (MAE) acumularon bajas próximas al 15% en pesos en lo que va de marzo.
Los bonos argentinos, golpeados por la lenta negociación para reestructurar la deuda del Estado nacional, siguieron perdiendo valor y el Riesgo País elaborado por el banco JP Morgan avanzó por encima de los 3.000 puntos básicos, rango no visto desde 2005.
El Gobierno buscará reestructurar deuda pública por hasta USD 68.842,5 millones en títulos emitidos bajo ley extranjera, en momentos en que el país atraviesa una fuerte recesión con alta inflación. El ministro de Economía, Martín Guzmán, afirmó a Reuters que Argentina necesita un “alivio sustancial” en la reestructuración de bonos públicos.
“Los inversores estiman que la propagación del virus COVID-19 afectará la renegociación con los acreedores, en momentos en el que el Gobierno este año debe pagar importantes compromisos de deuda a partir de abril”, subrayaron los expertos de Research for Traders.
En tanto, el declive de los precios del petróleo, un 21% en la semana, fue el driver del desplome del lunes. La disputa interna en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) entre dos grandes proveedores de energía, como Arabia Saudita y Rusia, hundió las cotizaciones del barril a la franja de los 33 dólares, precio que vuelve inviable las apuestas por el shale de Vaca Muerta.
El ADR de YPF terminó el viernes operado en un mínimo de USD 4,50 por primera vez desde que la petrolera argentina salió a cotización en junio de 1993.
“Sobre llovido, mojado, a la extensión de la epidemia de coronavirus o COVID-19 se añadieron las disidencias entre países petroleros –sobre todo Arabia Saudita versus Rusia- y el ‘oro negro’ se desplomó, acentuando la caída de los mercados financieros globales, más allá de que pueda haber rebotes transitorios”, expresó Juan Llach, del IAE de la Universidad Austral.
El dólar “blue” ganó 8% en la semana, reflejo de una intensificación en la dolarización de pesos excedentes
Para las acciones argentinas, lo precios presentes son los más bajos desde abril de 2009, cuando se los mide en dólares. Son muchos los operadores que consideran que aún pueden bajar un poco más, antes de dispararse desde una zona de compra. Medido en dólares, el S&P Merval de ByMA (Bolsas y Mercados Argentinos) sumó una caída de 24,4% en cinco ruedas.
Mientras que en el plano internacional el dólar continuó revalorizándose, en la Argentina permaneció en un sendero de alza marginal, en paralelo con la inflación. Fueron entonces aquellas paridades que quedan fuera de las restricciones del mercado formal las que evidenciaron el fortalecimiento del billete verde.
El bursátil “contado con liquidación” amagó con pasar los 90 pesos el jueves –llegó a transarse a $91,80–, mientras que el dólar libre o “blue” reaccionó después de meses de letargo y quebró el techo de los 80 pesos: en la semana ganó 8,1%, reflejo de una intensificación en la dolarización de pesos excedentes.
También debe mencionarse la evolución del dólar en Brasil, donde la divisa marcó un récord de 5 reales, para estabilizarse en torno a los 4,80 reales, que implica un salto del tipo de cambio cercano al 20% en 2020.
Seguí leyendo: