En los últimos 60 años, la economía atravesó 14 períodos de recesión, incluyendo el actual

Significó un tercio de ese tiempo. El déficit fiscal fue el denominador común en los ciclos de caída del PBI, destaca un informe privado. Advierte que la idea del Gobierno de que el equilibrio de las fiscal llegará gracias al crecimiento tiene puntos en común con el tan criticado “gradualismo” de Cambiemos

En la Argentina, los ciclos expansivos rápidamente se transforman en crisis y con ello aparece la recesión y el deterioro social, al estar acompañado con altas tasas de inflación

El actual período recesivo de la Argentina esta cerca de alcanzar los dos años de duración, un hecho que puede sonar grave pero de ninguna manera inesperado para nuestro país si se analiza la evolución histórica. Un análisis realizado por el Instituto de Desarrollo Social (IDESA) señaló que en los últimos 60 años el país ha atravesado 14 períodos recesivos. Y que esa elevada propensión a caer en recesión, con el paso de las décadas, se ha ido agravando.

“En el 40% de los años de las últimas seis décadas el PBI per cápita se redujo. Desde 1988 hasta la actualidad se produjeron 8 de los 14 episodios recesivos. En los últimos 10 años, 6 registran caída en el PBI per cápita. Esto explica el estancamiento del PBI en la última década. La regla es que los ciclos expansivos rápidamente abortan en crisis y éstas son cada vez más frecuentes”, explica el informe de IDESA.

En base a datos del PBI por habitante, la entidad clasifica las recesiones, a saber:

- 8 episodios duraron sólo un año y ocurrieron en 1966, 1978, 1985, 1995, 2009, 2012, 2014 y 2016.

- 3 episodios duraron 2 años consecutivos y se presentaron en 1962-1963, 1975-1976 y 1981-1982.

- 3 episodios duraron 3 o más años: la hiperinflación de 1988-1990, la caída de la convertibilidad entre 1999 y 2002 y la crisis actual que arrancó en 2018.

Fuente: IDESA

Los 14 períodos recesivos, tan disímiles entre sí en términos de escenarios políticos y contextos internacionales, tienen un denominador común: en todos los casos, la Argentina gastó de más. Así lo entiende Jorge Colina, economista de IDESA.

“Existe un factor que se mantiene constante en los últimos 60 años y es el déficit fiscal. Siempre el Estado gasta por encima de lo que debe y eso deriva en una de dos situaciones: alta tasa de inflación o alto nivel de endeudamiento. A la larga, por cualquiera de esas dos vías, la economía cae en una recesión,” explicó.

Siempre el Estado gasta por encima de lo que debe y eso deriva en una de dos situaciones: alta tasa de inflación o alto nivel de endeudamiento. A la larga, por cualquiera de esas dos vías, la economía cae en una recesión

Jorge Colina pone el acento en el período 2003-2008, en el que “hubo superávit fiscal, pero gracias a que no se pagaba la deuda y a que se liquidaban mal las jubilaciones. Después, siguió la fiesta gracias al precio de la soja, que llegó a tocar los USD 600. Hoy no vale ni la mitad de eso. Esos dólares de la soja son los que mueven la economía urbana”.

Fuera de esos años de superávit, en IDESA destacan que entre 1961 y el 2002 hubo déficit fiscal en todos los años, acumulándose desequilibrios por el equivalente a 180% del PBI. Y entre 2009 y 2019 también hubo números en rojo por otro 40% del PBI.

"Los dólares de la soja mueven la economía urbana", aseguró el economista Jorge Colina

Colina asegura: "analizando desde los años 80 hasta el presente, Uruguay y Chile superaron a la Argentina en PBI per cápita. “Uruguay, después de la crisis de 2002, inició una política muy prudente en lo fiscal, gracias a lo cual tuvo 10 años seguidos de déficit primario”.

Colina descree de aquella explicación del “péndulo argentino”, esgrimida en los años 80 por el economista Marcelo Diamand, que supone que en la Argentina a una etapa ortodoxa de ajuste fiscal, economía abierta, privatizaciones y cercanía con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sigue otra heterodoxa de expansión del gasto, proteccionismo y mayor intervención del Estado, a la que a su vez sigue otra igual que la primera.

No hay ningún péndulo. A lo largo de la historia, todos gastaron de más: peronistas, radicales, militares y hasta el macrismo, que apareció como una nueva opción. No hubo excepciones. Cada década se gastó más que en la década anterior”, resaltó Colina.

En IDESA ven similitudes entre el gradualismo fiscal de Macri y el esquema exhibido por Fernández: el crecimiento no puede ser un remedio para el desequilibrio fiscal

“Con independencia del color político, cuando un gobierno recibe un país en recesión, se hace un ajuste de las cuentas fiscales. Pero en cuanto empieza a crecer, se engolosina y empieza a gastar”, agregó.

Con independencia del color político, cuando un gobierno recibe un país en recesión, se hace un ajuste de las cuentas fiscales. Pero en cuanto empieza a crecer, se engolosina y empieza a gastar (Jorge Colina)

El economista de IDESA ejemplifica esa situación con la dictadura de Juan Carlos Onganía, “que al comienzo tuvo una etapa de ajuste hasta que empezó a gastar; el gobierno de Carlos Menem, que hizo la reforma del estado en su primer período pero se descontroló en el segundo; el kirchnerismo, que ajustó al principio gracias a la devaluación y el ajuste de las jubilaciones y después disparó el gasto”.

El informe destaca que estas alzas y bajas tan extremas en la producción tienen como consecuencia “un profundo deterioro social. El aumento en la pobreza, la falta de viviendas, de infraestructura, el deterioro de la salud y la educación son fenómenos muy asociados al mediocre desempeño económico. Pero, además, alerta sobre los límites a la política fiscal”

El superávit fiscal alcanzado en el gobierno de Néstor Kirchner se alcanzó gracias a la mala liquidación de las jubilaciones y a que no hubo que pagar deuda por el default declarado en 2001, según explica IDESA.

En este último sentido, el documento critica el gradualismo aplicado durante el gobierno de Cambiemos, en el que se suponía que el déficit fiscal se reduciría gracias a que el crecimiento iba a traer mayor recaudación y el gasto se iba a mantener constante: “La crisis desatada en el 2018 explicitó el fracaso de este experimento basado en confiar en el crecimiento como remedio al desequilibrio fiscal.”

IDESA encuentra similitudes entre aquella decisión fundacional tomada por el gobierno de Mauricio Macri y el camino elegido por el presidente Alberto Fernández. “Plantear que es inviable políticamente corregir los desequilibrios fiscales y que, por lo tanto, primero hay que crecer para después abordarlos es, en esencia, la misma lógica del gradualismo: eludir el ordenamiento del gasto público confiando en que la economía crecerá, eso hará aumentar los ingresos públicos y, por esa vía, los desequilibrios fiscales se corregirán”.

El informe no considera viable salir de la recesión sin hacer cambios en el aparato estatal. Una estrategia más consistente requiere dejar de aceptar con resignación el mal funcionamiento del Estado. Esto implica abordar el ordenamiento tributario, previsional y rediseñar el Estado nacional para que se deje de entrometer en funciones que les corresponden a las provincias y a los municipios”, concluyó.

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