El ex ministro de Agroindustria del gobierno de Cambiemos, Luis Miguel Etchevehere, aseguró que la suba de las retenciones provocará menos ingresos fiscales y menos divisas para el país.
Etchevehere sostuvo que, como en el pasado, el “Gobierno está buscando a un enemigo en el campo” y expresó su deseo de que se retome el diálogo para no volver a un “escenario como en el pasado”, durante la crisis del 2008 por la Resolución 125.
En una entrevista con Infobae, el ex ministro y ex presidente de la Sociedad Rural Argentina dijo que el Gobierno debería promover más inversiones y mayor acceso a terceros mercados en lugar de cerrar la economía y generar más impuesto y burocracia. Este último camino, advirtió, “generará una menor cosecha”.
—¿Había necesidad de subir las retenciones?
—No, al contrario. Lo esperable era que la presión fiscal siguiera bajando para generar más producción y más ingresos en el impuesto a las Ganancias y, por lo tanto, más movimiento comercial en los pueblos y generación de empleo. En cambio, a los pocos días de asumir, el Gobierno duplicó las retenciones del cinco al 12 por ciento en algunos productos. Y ahora suben tres puntos más a la soja con el agravante de que hicieron un desdoblamiento cambiario, por lo que al productor de soja le queda un dólar de 41 pesos. Y no es una suma fija en pesos como había antes. A eso se suma el incremento impositivo en las provincias y municipios y el faltante de lluvias y maltrato verbal. Eso afligió a la gente.
—¿No es mejor un porcentaje que una suma fija?
—Cuando estábamos en el Gobierno dijimos que las retenciones eran un muy mal impuesto y que las íbamos eliminar a fines del 2020. Eso generó confianza porque los productores veían que se iban bajando de mes a mes y, en paralelo, abrimos mercados y eliminamos registros y trámites innecesarios. Además, lo veían al presidente Macri involucrado en el trabajo diario de estas medidas. En definitiva, veían que el gobierno estaba haciendo también el esfuerzo bajar el gasto y los impuestos y los funcionarios se subían a los aviones para abrir mercados, como fue con el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur. Eso generó confianza, que es clave. El horizonte era diferente y por eso la Argentina tuvo 147 millones de toneladas de cosecha, la más grande de su historia. Ahora ocurre todo lo contrario: cierran la economía, cierran mercados, suben los impuestos y maltratan al campo. Eso genera desconfianza.
—¿Este cambio puede llevar a una menor cosecha?
—Sin duda alguna, porque lo primero que se recorta es la tecnología y eso deriva en menor producción. La medida a tomar es la distancia al puerto: a lo mejor un producto que se sembraba antes a 500 kilómetros del puerto hoy debe sembrarse a 300 kilómetros para ser rentable.
Sin duda la cosecha será menor con la suba de las retenciones porque lo primero que se recorta es la tecnología
—¿Cómo toma los dichos de Parrilli?
—Es muy negativo; la gente está viendo que el Gobierno está buscando un enemigo: es una revancha. Sería muy útil que tanto Parrilli como los funcionarios nacionales y provinciales vayan al campo para que vean cuánta innovación e inversión hay. Que hablen cara a cara con los productores, porque esa es la Argentina que genera el 65 por ciento de las divisas que ingresan al país.
—¿La suba de retenciones puede llevar a una menor liquidación de divisas en el segundo trimestre?
—La cosecha es propiedad privada de los productores y es potestad de ellos liquidar cuando más les conviene. El lucro es legítimo, no es un bien estatal.
—¿Cree que fue el FMI quien sugirió la suba de los derechos?
—Es muy fácil echarle la culpa a la gente del FMI. Y si fuera así, es un pedido incorrecto, porque no va a generar ni divisas ni empleo. Al contrario, esto va a provocar menos recursos, no más. No tiene nada que ver con el escenario del 2008, cuando la soja valía 600 dólares y ahora 300. El dólar está a 40 y los insumos a 80. Es un contexto muy diferente.
—¿Se puede repetir un conflicto de esas características?
—Ojalá no tengamos que volver a ese escenario, que se pueda producir en paz y que haya más actividad. El conflicto nunca es bueno.
—¿Qué opina del rol que juega el ministerio que usted condujo en este contexto?
—Más allá de lo que yo piense, está claro que la gente está disconforme.
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