A medida que pasan los días y se acerca la fecha de la oferta argentina para renegociar la deuda, también crecen algunas incógnitas. Una de ellas, y por demás relevante, es cuál será la suerte de los bonos Par y Discount, que fueron emitidos cuando se renegoció la deuda en 2005. El motivo de las dudas no tiene que ver con que se hayan emitido durante el gobierno de Néstor Kirchner, sino que las cláusulas con las que fueron emitidos los vuelven muy difíciles de volver a reestructurar.
Estos bonos, que suman alrededor de USD 20.000 millones, tienen una Cláusula de Acción Colectiva (CAC) muy restrictiva. Para que el Gobierno pueda reestructurar la emisión y colocar nuevos bonos debe contar con el 85% de los votos positivos del total de la emisión. Se trata de un valor extremadamente difícil de conseguir, teniendo en cuenta que la propuesta del Gobierno se descuenta que será muy agresiva. Se trata de un volumen significativo en juego, ya que el total que ingresaría en la renegociación bajo ley extranjera suma poco más de USD 80.000 millones.
Desde la secretaría de Finanzas, el martes lanzaron la convocatoria para que todos los tenedores de deuda emitida bajo ley extranjera se identifiquen. Allí se incluyeron también los bonos Par y Discount, por lo que todo indica que se intentará incluirlos en el canje. Pero todo quedará supeditado a la aprobación que se pueda conseguirse.
El motivo de las dudas no tiene que ver con que se hayan emitido durante el gobierno de Néstor Kirchner, sino que las cláusulas con las que fueron emitidos los vuelven muy difíciles de volver a reestructurar.
En caso contrario, quedan dos opciones: se siguen pagando normalmente, tanto capital como intereses, o se deja de pagar el capital por lo que se entraría en una situación de incumplimiento. Como se trata de bonos con cláusulas que se conocen como “cross default”, ese impago terminaría contagiando al resto de la deuda.
La expectativa de que los bonos del canje terminen sin ser renegociados está parcialmente incorporada en los precios, ya que representaría una fuerte ganancia para el inversor. El Discount emitido bajo ley extranjera tiene una tasa de interés que es 4 puntos porcentuales menos de otros bonos emitidos en condiciones similares. Y el precio del título roza los USD 55, cuando la curva para esos niveles está bien por debajo de los USD 45. La única explicación de este rally es la posibilidad de que el bono quede al margen de la reestructuración.
¿Qué sucede con el resto de la deuda colocada bajo ley extranjera? El resto de los bonos que se emitieron en los últimos años bajo legislación neoyorkina poseen cláusulas mucho más favorables para el deudor. Con sólo el 66% de la aceptación de cada “especie” es suficiente para avanzar con la renegociación.
El parámetro en este caso es la negociación de la deuda de 2005. En aquella oportunidad, la aceptación de la oferta formulada por el tándem Roberto Lavagna - Guillermo Nielsen obtuvo una aceptación apenas superior al 76%. Aún tratándose de una quita récord, muy superior a la que se aplicaría ahora, el umbral de aceptación fue mayor al que se exige ahora. Eso permite ser cautelosamente optimista en relación a la propuesta oficial, ya que no resultaría tan complejo conseguir al menos dos tercios de votos positivos.
Pero esta ecuación corre el peligro de chocarse con episodios como el que sufrió el gobernador Axel Kicillof, al querer postergar el pago de un bono que vencía a fines de enero. Un solo fondo de inversión, ese caso Fidelity, consiguió bloquear la propuesta que precisaba el 75% de votos favorables. Eso significa que cuando se trata de emisiones muy concentradas en un solo tenedor podría ser más difícil avanzar con la reestructuración.
En Wall Street esperan que la propuesta argentina llegue en breve, no mucho más allá del 15 de marzo. Recién allí se sabrá la profundidad de la quita que propone el ministro de Economía, Martín Guzmán, y también en qué consiste el “período de gracia” que se plantea para dejar de pagar por algunos años para darle tiempo a la actividad a recuperarse. Éste, indudablemente, representa hoy uno de los puntos más urticantes para los acreedores.
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