Resulta innegable que la inflación en Argentina es un problema de antaño que afecta a la sociedad en su conjunto por representar el peor “impuesto” que pueden padecer las personas. Si bien su historia tiene un largo periplo, en los últimos años ha estado en boca de todos y los políticos han implementado diversos métodos para intentar bajarla, haciendo hincapié en diferentes hipótesis respecto a las causas que la generan e implementando distintas herramientas para combatirla.
Pero hace dos décadas y media, al menos en ese rubro, el país mostraba datos que hoy parece impensados. Exactamente 25 años atrás, durante la presidencia de Carlos Menem y bajo la conducción económica de Domingo Cavallo, la inflación fue del 0 por ciento. Sucedió en febrero de 1995 e incluso varios de los meses siguientes se registró deflación, o sea, inflación negativa.
Así lo recordó hoy en Twitter un sobrino de Menem, hijo de su hermano Eduardo, presidente del Senado por esos días. “Un día como hoy hace 25 años. Sin controles de precios y sin ley de góndolas. La inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario”, escribió en la red social Martín Menen, en cuya biografía en Twitter se puede leer “Mi sueño: inflación cero, y un poquito de deflación también. Abogado. Riojano de nacimiento”.
Sin embargo, el contexto macro lejos estaba de ser el mejor. La Argentina estaba una fuerte crisis –con coletazos aún del efecto Tequila–, con salida de depósitos de los bancos y una negociación con el FMI para recibir un crédito que le permitiera al país afrontar una endeble situación económica. Pero la política monetaria atada al dólar, pese a traer otras consecuencias para la economía que se verían luego, contenía los precios y lograba números incluso menores a los que pronosticaban los economistas.
Argentina sufrió distintos procesos de hiperinflación. El “Rodrigazo”, en 1975, en medio de una crisis económica durante el gobierno de Isabel Perón; la hiperinflación durante la gestión de Raúl Alfonsín, que llegó a más 4.000% en 1989; y su secuela, un año después, bajo el mandato de Carlos Menem.
En 1989 los precios al consumidor aumentaron 3.079% especialmente en el segundo trimestre los incrementos se exacerbaron (mayo, 78,5%; junio, 115%; y julio, 197%), según detalla el economista e historiador Mario Rapoport en el artículo “Una revisión histórica de la inflación argentina y de sus causas", publicado en el libro “Aportes de Economía Política en el Bicentenario de la Revolución de Mayo”.
Los últimos años
Durante los últimos años, a partir del segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner (2011-2015) la inflación comenzó a acelerarse por encima del 20% y ya durante la gestión de Mauricio Macri (2015-2019) la suba de precios se aceleró hasta acumular un 300% durante su gestión.
Al asumir en diciembre de 2019, el presidente Alberto Fernández envió al Congreso un proyecto de ley de Emergencia Económica y Solidaridad productiva que se sancionó en tiempo récord y que incluye medidas para contener la inflación como el impuesto del 30% a la compra de divisas para personas físicas, el congelamiento de tarifas y del precio de los combustibles. En ese marco, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que mide el Indec arrojó en enero de 2020 un desaceleración de la inflación al arrojar un 2,3% contra un 3,7% medido el mes anterior.
En tanto, para febrero las consultoras privadas esperan que en febrero el IPC perfore el 2 por ciento.
Durante la campaña presidencial Fernández dijo que controlar “la inflación será una tarea muy difícil” y aseguró que se sentiría contento si al final de su mandato el índice de precios “baja a un dígito”. El titular del Banco Central, Miguel Ángel Pesce, sostuvo en declaraciones que el objetivo es bajar la inflación a un dígito para finales del año próximo.
Habrá que ver si esta vez, 25 años después de que el termómetro inflacionario local marcara cero, Argentina puede confluir hacia un sendero de disminución de la inflación que por fin mejore las condiciones de vida de los argentinos.
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