La gira relámpago que llevó al ministro de economía, Martín Guzmán, a las ciudades de Riad, Washington y Nueva York deja como principal resultado sustantivos avances en la relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) pero pocas definiciones en materia de negociaciones con acreedores privados. Como puntos salientes de su viaje se destacaronn la reunión con la directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, con la que acordó trabajar para diseñar un programa apoyado poor el organiusmo y el respaldo del secretario del Tesoro estadounidense Steve Mnuchin, además de contactos preliminares con entidades financieras que podrían participar de la operación de canje. Los bonistas, por su parte, deberán esperar para conocer detalles de cuál será la oferta argentina.
El viaje de Guzmán se inició el viernes pasado en la ciudad saudí de Riad, donde participó de la Cumbre de Ministros de Finanzas y Presidentes de Bancos Centrales del Grupo de los 20 (G20), para el lunes trasladarse hasta Washington y, antes de ayer, a Nueva York, desde donde ayer emprendió el regreso.
En el G20, Guzmán cosechó un nuevo encuentro con la número uno del FMI, del que surgió el acuerdo para que el organismo realice una nueva “consulta del artículo IV”, una revisión a la que se someten los países miembro regularmente pero que se hizo por última vez en la Argentina en diciembre de 2017. La auditoría, en palabras de Georgieva, es uno de los “pasos hacia un programa apoyado por el Fondo en el futuro” que le sirve al ministro argentino para sentarse frente a acreedores privados con el sello de aprobación del organismo internacional.
Ese visto bueno es un sustituto imperfecto para un programa ya acordado y con números claros en el que los bonistas podrían apoyarse para hacer sus cálculos sobre la capacidad de pago del estado argentino a la hora de analizar propuestas de reestructuración de la deuda. Los plazos habituales y el proceso burocrático del FMI hacen imposible acordar ese programa antes del 31 de marzo, fecha límite para alcanzar un acuerdo con acreedores privados que se impuso el propio Guzmán. Ni las esperables demoras que puede sufrir ese deadline de poco más de un mes serán suficientes para que las partes negocien con un programa como guía.
El FMI tiene comprometidos USD 44.000 millones en préstamos a la Argentina, el 43% de su cartera total de préstamos, con vencimientos concentrados en los próximos años, con lo cual la Argentina necesitará reprogramar los pagos con el organismo.
También en Arabia Saudita Guzmán sumó otro punto a su objetivo de lograr la sostenibilidad de la deuda soberana. Fue la reunión con el secretario del Tesoro de los EEUU, Steve Mnuchin, quien dijo que las conversaciones que mantiene la Argentina con el FMI si bien “son preliminares, avanzan en la dirección correcta”. El gesto del principal accionista del FMI reafirma que el camino a un acuerdo está despejado. En un viaje previo Alberto Fernández había obtenido fotos con los principales líderes europeos, los otros grandes accionistas del Fondo, pero faltaba el más importante.
Por último, con el aval de EEUU, el FMI y los ministros europeos la delegación argentina se llevó otro pequeño avance al conseguir que el documento final de la Cumbre del G20 incluyera una mención a problemas de deuda como el que busca resolver Guzmán. “Reiteramos la importancia de los esfuerzos conjuntos emprendidos tanto por los deudores como por los acreedores, oficiales y privados, para mejorar la transparencia y la sostenibilidad de la deuda y alentamos esfuerzos adicionales para abordar las vulnerabilidades de la deuda”, se leyó en el comunicado. Más pedidos de “esfuerzos” para acreedores privados.
El lunes Guzmán llegó a los Estados Unidos desde Arabia Saudita. Primero aterrizó en Washington en donde dedicó el día casi exclusivamente a acelerar los tiempos con el FMI. Ese día se reunió con la directora adjunta del Departamento Hemisferio Occidental del FMI, Julie Kozack, y el jefe de la misión Argentina, el venezolano Luis Cubeddu, acompañado por el representante de la Argentina ante el FMI, Sergio Chodos.
La gira siguió en Nueva York, donde Guzmán tenía agendadas “reuniones estratégicas” que se extendieron hasta el miércoles y obligaron a alargar el viaje un día. La ciudad en la que tienen sede muchos de los principales fondos de inversión con los que deberá negociar la Argentina, sin embargo, no fue escenario de reuniones cara a cara con bonistas, al menos no encuentros que las partes dejaran conocer.
Los avances en la ciudad de Nueva York, según trascendió, estuvieron más ligados al sondeo de bancos que puedan hacer las veces de asesores financieros y agentes colocadores de la operación de reestructuración. Atrasado en el cronograma, el ministerio de Economía está cerca de definir cuál va a ser el agente de información del proceso. Se trata de la empresa encargada de localizar a los tenedores de bonos soberanos que se busca reestructurar, transmitir la propuesta que eventualmente haga el Tesoro argentino y tratar con los agentes de pago. El paso siguiente será la designación de agentes financieros, encargados de conducir la operación.
Si se respeta el cronograma planteado por Economía, la semana que viene debería empezar la distribución de la oferta argentina entre acreedores para una instancia de preguntas y respuestas. Finalmente, el lanzamiento formal de esa propuesta debería llegar en la segunda semana de marzo, con el objetivo de cerrar la operación antes del final de ese mes.
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