El régimen de repatriación de activos no generó hasta ahora interés entre los contribuyentes por la incertidumbre que existe en torno de la situación económica y por la falta de instrumentos atractivos.
En particular, la incertidumbre en torno de la renegociación de la deuda no ayuda con este régimen que se aplicará este año y el próximo. Tampoco colabora la larga historia de confiscaciones que sufrieron los ahorristas en el sistema financiero local.
El plazo para traer el 5% de los fondos que están en el exterior y evitar la alícuota del 2,25% en el impuesto a los Bienes Personales vence el 31 de marzo, pero no hay señales de que la gente se vuelque masivamente a traer su dinero.
El mayor obstáculo es que aquellos que pagan el impuesto a los bienes personales creen que los recursos que traigan al país perderán su valor o, directamente pueden ser confiscados.
Especialistas en impuestos consultados por Infobae señalaron que tampoco ayuda el poco tiempo restante hasta el día final ni la falta de definición en torno de los fondos comunes de inversión que podrían ser utilizados como vehículos de la repatriación.
Los tributaristas entienden que sus clientes prefieren pagar una alícuota más alta antes que girar su dinero por el tipo de cambio oficial, con una brecha cambiaria que supera el 30 por ciento.
Un ex funcionario ligado al área impositiva explicó que “los contribuyentes al principio mostraron bastante interés, pero luego decayó bastante por la incertidumbre sobre la deuda en particular y el manejo de la economía en general”.
“Creo que va a ser clave la oferta que se haga a los bonistas en marzo, previo a tener que repatriar el cinco por ciento”, explicó.
Fernando Schettini, socio de impuestos de S&A, dijo que “hay interés en repatriar los fondos para evitar la sobrealícuota del 1%, sobre todo en los contribuyentes que superan los 18 millones de bienes gravados; en ese caso se justifica más la repatriación”.
“En el caso de los patrimonios más chicos, la diferencia es menor, por lo que el contribuyente que esté en los tramos más bajos no siente la necesidad de repatriar”, aclaró.
De las opciones disponibles, Schettini dijo que la mejor opción es depositar los fondos repatriados “en una caja de ahorro en dólares y mantenerla hasta fin de año; rinde poco pero se mantiene el capital en dólares. Si la persona tiene un perfil más riesgoso, le conviene aportar a un fondo o fideicomiso”.
Por su parte, el tributarista César Litvin sostuvo que “pesificarlo y traer esa plata no es conveniente por la brecha cambiaria y dejarlo hasta diciembre tampoco por el riesgo que implica”.
“Puede ser interesante la opción de los Fondos Comunes de Inversión si queda en claro el costo de salida y aseguran que van a devolver los dólares”, explicó.
Hay interés en repatriar los fondos para evitar la sobrealícuota del 1%, sobre todo en los contribuyentes que superan los 18 millones de bienes gravados; en ese caso se justifica más la repatriación (Schettini)
El tributarista aclaró que algunos contribuyentes podrían objetar la alícuota del 2,25% si tuvieran algún activo en el extranjero que presentara un rendimiento menor al 2,25 por ciento, “porque podría argumentar que hay una confiscación”.
“El caso que se toma para cuestionarlo es Candy, que fue muy relevante. Para probar la confiscatoriedad hay que demostrar que se afecta el derecho de propiedad al socavar el valor del activo”, detalló.
Litvin también opinó que el rumbo de la economía de los próximos meses influirá sobre el ánimo de los contribuyentes. “Si el Gobierno cae en default, habrá más incertidumbre”, aclaró.
En tanto, Ezequiel Passarelli sostuvo que “no hay una sola opción de repatriación que sea realmente convincente; la única que motivaba realmente era la posibilidad de invertir en desarrollos inmobiliarios del país, con algún régimen del tipo Cedines o un instrumento similar”, al que se utilizó en el blanqueo del período 2013-2015.
En cambio, consideró que “la opción de traer los dólares y dejarlos depositados en una caja de ahorro o plazo fijo en dólares es considerada muy riesgosa, en un país que está en default selectivo o posible default inminente”.
“Hasta que las negociaciones por la deuda no lleguen a buen puerto, hay una incertidumbre muy grande como para hacerlo o sugerirlo”, afirmó.
Por otro lado, coincidió en afirmar que “la opción de traer los dólares y venderlos al tipo de cambio oficial para poder utilizarlos, no tiene mucho sentido”.
Pesificarlo y traer esa plata no es conveniente por la brecha cambiaria y dejarlo hasta diciembre tampoco por el riesgo que implica (Litvin)
“Hay que hacer los cálculos de cuánto se pierde en cada caso: si pagando el 1% adicional de bienes personales, o vendiendo dólares a 60 pesos, cuando se los puede vender a 80 pesos”, indicó.
En cuanto a los FCI, dijo que el escenario por ahora es “totalmente incierto, porque la CNV no lo reglamenta y no sabemos cuándo lo va a hacer”. “Hay mucha desinformación. Todo el tiempo aparecen posibles fondos comunes que se podrían aplicar a la repatriación, que parecen ser muy atractivos por el tipo de instrumentos en los que permite invertir, pero quedan muchas dudas en cuanto a si la CNV los va a aprobar finalmente”, aclaró.
Mario Volman, de la Universidad del Cema, dijo que “en general no hay muy buena predisposición a repatriar, porque la gente tiene cierto temor a que luego de diciembre próximo no les permitan regresar los fondos al exterior”.
Por otro lado, aclaró que “como bienes personales está calculado a un dólar a 59 pesos, frente al dólar contado con liqui de 84 pesos, la tasa efectiva del impuesto es mucho menor: no es del 2,25 por ciento, sino del 1,5 por ciento”, muy cerca de lo que debería pagar si tuviera los bienes en el país. Esta tasa efectiva será menor todavía si a mitad de año, cuando hay que liquidar el impuesto, el CCL sube por encima de los 90 pesos.
Volman agregó que el pago a cuenta que decidió la AFIP “tampoco implicará un aporte significativo, porque se estableció en base al patrimonio vigente al 31 de diciembre del 2018, cuando el dólar valía 37 pesos”.
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