José Zuccardi y la guerra del vino: “Esta es una pelea entre un modelo concentrado y otro diverso e inclusivo”

El nuevo titular de la Corporación Vitivinícola Argentina habla de las fuertes declaraciones cruzadas con Bodegas de Argentina

Guardar
El empresario fue elegido presidente
El empresario fue elegido presidente de Coviar este año

“Al vino hay que comunicarlo: la historia, el lugar. Hay que ponerle identidad”, le dice José Alberto Zuccardi a Infobae desde Perú, país al que viajó por actividades de promoción y capacitación de equipos de venta de Familia Zuccardi, la bodega que fundó su padre en 1963.

En Argentina las cosas no están tan tranquilas. Zuccardi acaba de ser nombrado presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), una designación que generó críticas fuertes y directas de Bodegas de Argentina, una asociación que también es parte de Coviar y que incluye a las bodegas más grandes del país, como Nieto Senetiner, Luigi Bosca, Norton, Balbo, Trapiche y Catena Zapata. Los “gigantes” del negocio también crítican los resultados de Coviar y el manejo de fondos del plan estratégico 2005-2020 y cómo podría decidirse el programa 2020-2030.

La interna está al rojo vivo. Zuccardi señala a Bodegas de estar manejada por “no bodegueros”.

Ellos son una mezcla de bodegas grandes y chicas, pero manejaba por las grandes. Fueron vicepresidentes de Coviar hasta junio del año pasado y cuando asumió una nueva comisión empezaron a plantear problemas y discutir la existencia de Coviar

“Una de las entidades miembro de Coviar es Bodegas de Argentina. Ellos son una mezcla de bodegas grandes y chicas, pero manejaba por las grandes. Fueron vicepresidentes de Coviar hasta junio del año pasado y cuando asumió una nueva comisión empezaron a plantear problemas y discutir la existencia de Coviar”, asegura el bodeguero mendocino, quien también preside de la Unión Vitivinícola Argentina. Zuccardi destaca la dirección colegiada de Coviar, un consejo directivo de 18 miembros de los cuales 13 son presidentes de entidades gremiales del sector y cinco son miembros del estado, representantes de las provincias vitivinícolas, el INTA y el Instituto nacional de Vitivinicultura.

Bodegas están dirigida por empresas de Buenos Aires. El vino es una actividad abierta, con modelos diferentes: no son las empresas que más producen las que más prestigio le dan al vino”, explica Zuccardi.

- ¿Por qué cree que las críticas son directas a su persona, a su designación en Coviar?

- Básicamente, atacan a Coviar porque quieren una representación concentrada en cuatro o cinco empresas. Coviar tiene una diversidad que no quieren. Dicen que soy un excelente empresario, pero me atacan en la Corporación. Es artero porque lo que no quieren es que siga el esquema colegiado. Los ataques a mi persona no son consistentes, les molesta sentarse con un montón de gente que tiene menos poder económico y los cuestiona. En el mundo del vino todos somos protagonistas. Es algo que se da en todo el mundo.

Desde Bodegas aseguran que Zuccardi
Desde Bodegas aseguran que Zuccardi y otros directivos manejan Coviar "a su antojo"

- ¿Por eso tampoco Zuccardi está en Bodegas?

- Nosotros tenemos una idea de empresa integrada y con identidad nacional. En la Unión estamos los dueños; Bodegas está manejada por CEOs. Ahora la presidente de Bodegas es Patricia Ortiz (de bodega Tapiz), que es una recién llegada a la industria, no tiene tradición. Su dinero viene de otro lado y tiene una tremenda soberbia y mucha capacidad para mentir. Desde ahí nos critican. Bodegas de Argentina estuvo sentada a la mesa de Coviar por 15 años y ocupó la vicepresidencia en los últimos cuatro años. Firmaron y avalaron todo y ahora dicen que nunca estuvieron de acuerdo y no aceptaron nada.

- Justamente, Ortiz dijo en Infobae que Caviar tiene una actitud política y que hay un grupo que la maneja a su antojo.

- No es verdad. Interactuamos con todos los gobiernos. Hacemos política vitivinícola, no partidaria. Hablamos mucho, pero no razona: tiene un objetivo, ir contra Coviar. Actúa en tándem otras empresas grandes. Tienen un total desprecio por la participación de otros sectores y las decisiones colegiadas. Buscan la suma del poder del sector como actividad económica.

El vino es una actividad abierta, con modelos diferentes: no son las empresas que más producen las que más prestigio le dan al vino

- ¿Cómo se resuelve esta “guerra” del vino?

- Hay mucha gente interesada en que esto se resuelva, pero un sector no quiere compartir la mesa, como la dirigencia de Bodegas. Y me consta que hay muchos socios que no están en la misma posición. Es una pelea de modelos. Uno concentrado e industrial versus otro, diverso, inclusivo socialmente y con participación de más gente. No aceptan una actividad con diversidad. Con precios de uva y vino tan bajos, ¿por qué dejar bajarlos más frente a más demanda y menor cosecha? Eso quieren, concentración, quedarse con todo. Parten la mesa de acuerdo para negar la búsqueda de consensos en un contexto difícil que no se resuelve con una varita mágica. Es increíble la mala fe que encierra toda esta operación. Quieren comprar o destruir todo para ser más grandes. Como sea, todo lleva a un debilitamiento de la actividad.

Los ataques a mi persona no son consistentes, les molesta sentarse con un montón de gente que tiene menos poder económico y los cuestiona. En el mundo del vino todos somos protagonistas. Es algo que se da en todo el mundo

- Otro punto de tensión fuerte fue el acuerdo del acuerdo UE-Mercosur.

- Tenemos el Observatorio Vitivinícola que hizo un estudio del impacto del acuerdo. Para entrar pagamos 4% de valor y ellos pagan 20% en Argentina y 27% en Brasil. No hay acuerdo económico si se cambia el 4% por el 20% o el 27 por ciento. Bodegas de Argentina se comprometió ante el gobierno anterior a dar la anuencia del sector para el acuerdo. Cuando vimos el impacto quisimos sentarnos a charlar y ellos generaron la rivalidad. Al final, se logró un plazo de confluencia de 8 años para el vino y 12 para los espumantes. Europa tiene subsidios de 1.000 millones de euros sólo para la industria del vino. Si Europa sigue con los subsidios nos afectará directamente, tendremos vinos franceses e italianos subsidiados. No tenemos miedo a competir, pero esos subsidios distorsionan todo.

Uno de los campos de
Uno de los campos de Familia Zuccardi en Mendoza (Bodega Familia Zuccardi)

- ¿Cómo será el Plan Estratégico 2030 de Coviar para la industria?

- No lo tenemos definido aún, el papel está en blanco. Lo hará el sector con metodología del INTA.

- ¿Qué cree usted que tendría que tener es plan?

- El plan actual tiene tres líneas que tienen que seguir vigentes: promoción del vino en el mercado local, promoción en el mundo e integración de productores. También está el eje de la sustentabilidad, con cuestiones como el problema de agua para lo que se necesitan políticas de Estado. Años atrás, Coviar administró un crédito de USD 50 millones para la tecnificación de productores. Bodegas dice ahora que el plan fracasó, como si la situación del país hubiera estado en las pautas normales. El plan no fracasó, para nada. Todo hubiese sido peor sin esos lineamientos. La semana pasada el Instituto Nacional de Vitivinicultura anunció que en 2019 se vendió un 5,1% más de vino. Fue una buena noticia, crecimos y las cifras de Instituto nadie las cuestiona, son serias. Pero salieron a dudar de los números porque si hay perspectiva de demanda, los precios tienden a subir. Esta es una pelea para bajar los precios de la uva que le compran al productor, que hoy ya están bajísimos. Muchos productores están en punto de quiebre.

Bodegas de Argentina estuvo sentada a la mesa de Coviar por 15 años y ocupó la vicepresidencia en los últimos cuatro años. Firmaron y avalaron todo y ahora dicen que nunca estuvieron de acuerdo y no aceptaron nada

- ¿Cómo ve el contexto económico general?

- Es muy compleja realidad económica del país. Me remito a la activad: somos muy pequeños, con el 3% del comercio mundial de vino, pero hay oportunidad para crecer. El turismo del sector también aporta una faceta más, pero no es fácil. No hay crédito, las tasas siguen altas y en este contexto cualquier actividad agroindustrial está severamente cuestionada.

Seguí leyendo:

Guardar