El operativo “mudanza” se puso en marcha el viernes pasado, cuando el equipo local de Mercado Libre salió a aclarar, casi como al pasar e incluso a quienes no se lo preguntaron, que el fundador, presidente y CEO de la empresa, Marcos Galperin, se fue otra vez a vivir a Uruguay.
Unas horas antes, al mediodía, había surgido la noticia de que el alma mater de la empresa de mayor valor de mercado de la historia argentina –unos USD 36.500 millones– había dejado de ser el presidente de la filial local. Un formalismo: pocos en la empresa se acordaban de que Galperin era, en los papeles, la cabeza de Mercado Libre Argentina, un país que si bien alberga el headquarters de la empresa y a la mitad de sus 10.000 empleados, apenas representa el 20% del negocio del holding de e-commerce y pagos digitales que cotiza en Wall Street y tiene a Brasil como su principal mercado.
El objetivo de la empresa ese viernes por la tarde-noche fue confirmar que Galperin no vivía más en el país desde mediados de diciembre. Se fue de vacaciones y no volvió, en rigor. Mientras en Buenos Aires explotaba la bomba de la mudanza, su equipo de prensa hacía malabares para que Juan Martín de la Serna, el nuevo encargado del negocio en el país –un “histórico” con presencia en la empresa desde sus comienzos, hace 20 años–, confirmara la mudanza de “el jefe”.
En ese momento, en Uruguay, las cosas estaban bastante más distendidas. Galperin, con una barba de un par de días y aspecto muy relajado, cenaba con su esposa Karina en Il Faro de José Ignacio. Festejaban San Valentín y el comienzo de una nueva-vieja vida: la familia volvía a vivir a su mansión de Carrasco luego de cuatro años. Allí estuvieron entre 2002 y 2015 con sus tres hijos, Félix, Julia y Simón. Muy rápido Galperin gestionó la mudanza y anotó a sus hijos menores en un colegio local: nada complicado para un millonario que atenderá sus negocios desde el otro lado del charco y volando por la región en su jet privado.
¿Por qué se fue del país el que es para su entorno el empresario más exitoso de la historia argentina? No parece haber una sola respuesta a esa pregunta.
Salida repentina
“Se cansó del manoseo”. “No quiere saber nada más con el país”. “Algo debe haber habido a nivel político”. “Es insólito cómo este país expulsa a su empresario más exitoso de todos los tiempo”. Esas frases fueron dichas desde el viernes a Infobae por personas cercanas al empresario. “Se fue por temas personales”, argumentan en la empresa usando un formalismo vacío, típico de las renuncias en las que no pueden detallarse los motivos reales.
“Vivió mucho ahí, 14 de los últimos 18 años. Debe estar cómodo. Se fue a mediados de diciembre por temas personales. Pero los motivos son una pregunta para él. Eso no le impide seguir al frente de la compañía. Si fuera por el negocio, tendría que estar viviendo en Brasil”, aseguró el viernes De la Serna.
“Se hartó de la idiosincrasia del país. Y creo que también lo estaban buscando... Muchos querían hacerlo pasar por un corrupto, por eso la causa esa que le pusieron, que es un papelón”, dice alguien que “lo conoce desde siempre”, un amigo. La referencia es a una causa que impulsa el fiscal federal Guillermo Marijuan por defraudación al Estado: cree que podría haber usado información privilegiada en la venta de títulos públicos luego de las PASO. “Cuando llegó esa denuncia ya no vivía acá, pero es muy probable que haya visto venir algo de eso", explica la fuente mencionada.
Otros, incluso, aseguran que podría haber algunos motivos más, vinculados con la política y su relación con el nuevo gobierno, que derivaron en una decisión tan repentina. Las especulaciones llegan hasta ahí, nadie quiere dar más detalles ni hacer inferencias, pero es un tema del que se habla en el “circulo marquista”, como lo definió uno de sus integrantes. “Marcos no va a meter su vida otra vez en la valija e irse, olvidarse de los asados con los amigos, de parte de su familia que vive acá, así porque sí…”. En la empresa niegan con contundencia cualquier cuestión vinculada a la política y el Gobierno y hablan de la buena relación que tienen con los nuevos funcionarios.
Es un garrón, una muy mala imagen de cara al mundo. El empresario más exitoso de la historia argentina se va. Es un papelón. Lo echamos del país. ¿Qué va a pensar un emprendedor o un joven profesional que duda entre quedarse e irse a hacer negocios o carrera afuera?
Algunos de sus allegados hablan de una decisión de último momento y otros de una maduración de un par de meses. Galperin no se sintió cómodo cuando fue a ver a Alberto Fernández a dos días de ganar las PASO y a la salida lo estaba esperando la prensa. Era una reunión secreta, a priori, según se habría pactado.
“El motivo de la visita fue buscar diálogo, puntos de encuentro y consensos. Mi postura en la campaña fue pública y clara. Creo que el hecho de que me hayan recibido y escuchado, para pensar el país para adelante y calmar un poco a la gente, es muy positivo”, detalló Galperin en la vereda y con cara de asombro. Nunca le gustaron las cámaras.
Desde entonces se lo tildó de “empresario garrochista”, que saltó a la oposición luego de estar alineado con Macri desde el día uno; es más, decidió volver al país luego de su victoria. La buena onda fue recíproca: el ex presidente eligió a Mercado Libre como una de las primeras empresas que visitó en los primeros días de su gobierno y puso a Galperin como ejemplo de una nueva burguesía empresaria digital argentina cada vez que pudo. El empresario lo apoyó públicamente en todo, desde el intento de reforma laboral y el crédito del FMI, hasta el acuerdo Mercosur-UE. Incluso después de visitar a Fernández tuiteó un “Yo lo voto” a favor de Macri.
“Marcos tiene una mentalidad distinta. Vivió la mayoría de su vida fuera del país: es pro-mercado, pro-competencia. Cuando se metió en AEA (la Asociación Empresaria Argentina) muchos le preguntamos qué hacía ahí, rodeado del establishment, de muchos empresarios que crecieron viviendo del Estado. Él decía que tenía vocación dirigencial y que las cosas había que cambiarlas desde adentro”, asegura otro allegado.
“Es un garrón, una muy mala imagen de cara al mundo. El empresario más exitoso de la historia argentina se va. Es un papelón. Lo echamos del país. ¿Qué va a pensar un emprendedor o un joven profesional que duda entre quedarse e irse a hacer negocios o carrera afuera?”, se pregunta un colega empresario del mundo digital.
Hay dos consensos entre quienes lo conocen: no se fue por temas impositivos y lo único que quiere, a esta altura de su vida, es tranquilidad. La fortuna de Galperin, que hoy asciende a por los menos USD 3.500 millones, está en un par trust –fideicomisos– irrevocables en Nueva Zelanda, muy lejos de la AFIP local y del fisco uruguayo.
“Vamos en círculo; siempre hay una novelita que, cuando me pongo a mirar, me doy cuenta de que es parecida a la de hace diez años. La década que pasó fue durísima para Argentina. Yo vivía en Uruguay y llamaban mis amigos para pedirme que les trajera repuestos de aspiradoras. Tuvimos una involución tremenda”, dijo en 2017 para el libro Los Nuevos reyes Argentinos; tiempos en los que se mostraba alineado y entusiasmado con el gobierno de Macri.
El escenario parece similar ahora. Como sea, la rueda dio otro giro y el 2020 lo encuentra otra vez viviendo en Uruguay.
Seguí leyendo: