La historia de las tres obsesiones de Néstor Kirchner y lo que los precios de los bonos dicen sobre lo que piensa el mercado

Los títulos de mejor cotización y menor rendimiento fueron emitidos por el kirchnerismo y son los más difíciles de reestructurar. Para hacerlo, necesitan la aprobación de los tenedores de al menos el 85% de la emisión y están bajo ley de Nueva York

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Kirchner y su entonces jefe de Gabinete, el hoy presidente Alberto Fernández, que conocía los principales temores de su jefe
Foto NA: HUGO VILLALOBOS
Kirchner y su entonces jefe de Gabinete, el hoy presidente Alberto Fernández, que conocía los principales temores de su jefe Foto NA: HUGO VILLALOBOS

Un empresario cuenta siempre una historia sobre Néstor Kirchner, que también conoce Alberto Fernández.

En una audiencia, el ex presidente le dijo cuáles eran sus tres temores, los que le podían costar el poder: un caso similar a los de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, una corrida cambiaria o un default.

El primer temor se materializó el 20 de octubre de 2010 cuando Mariano Ferreyra fue asesinado por militantes de la Unión Ferroviaria que conducía José Pedraza en una protesta por las condiciones en las que trabajaban los obreros tercerizados. Era lo más parecido a lo que había sucedido con Kosteki y Santillán. La presidente era Cristina Fernández, pero para Néstor Kirchner la crisis política que sobrevino y lo enfrentó con Pedraza, quien terminó sus días en la cárcel, tuvo un notable impacto psicológico y una semana después del acontecimiento falleció de un paro cardiorespiratorio.

Default y después

Cristina Fernández de Kirchner se sucedió a sí misma al ganar en primera vuelta las elecciones de 2011, donde se iba a presentar su ex marido como candidato, con el 54% de los votos. El 31 de julio de 2014, al cabo de negociaciones encabezadas por el ministro de Economía, Axel Kicillof, la Argentina no llegó a un acuerdo con los tenedores de bonos y entró nuevamente en default.

El 22 de noviembre de 2015, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, el kirchnerismo perdió el poder a manos de Mauricio Macri.

La historia se recuerda ahora por las dudas que genera el gobierno sobre si la Argentina irá al default o terminará arreglando con los acreedores privados que tienen un mayor poder de fuego que el país.

Por eso hay dudas sobre las declaraciones del ministro de Economía, Martín Guzmán. La Argentina no llega a las negociaciones con el poder que desea. Le será imposible acordar una renegociación de la deuda bajos sus condiciones, porque tres grandes fondos de inversión concentran un porcentaje de bonos suficiente como para impedir que el Gobierno reúna la masa crítica de 75% para aprobar el arreglo.

Reestructuración

De hecho, los bonos que nacieron con el default durante la gestión de Néstor Kirchner, el Par, el Cuasi Par y el Discount, que tienen vencimiento en 2033, no estarán en el paquete de renegociación. La masa crítica necesaria para que los tenedores de esos bonos acepten restructurarlos es de 85%, 10 puntos porcentuales más que para el resto de los bonos. De Allí la enorme diferencia de paridad con estos títulos largos emitidos en distintas divisas y la mayoría de ellos bajo jurisdicción de Nueva York. Nadie cree que entren en la renegociación.

El Bonar 2024 tiene una tasa de retorno de 95%. El Bonar 2020, que vence el 8 de octubre, rinde 338%. Son rendimientos que resultan de precios de default. En cambio, el Discount marca un retorno de 18%. La diferencia es abismal entre los títulos de largo plazo que, para alivio de los inversores, el viernes tuvieron un buen comportamiento e hicieron bajar el riesgo país 26 unidades, a 2029 puntos básicos.

Pero la estrella del día fueron los bonos en pesos, en particular el A2M2 (+7,50%), al que se vuelcan los tenedores de AF20, el bono dual que fue reperfilado y el viernes bajó 0,27%. El Boncer 2020 que vence el 28 de abril e indexa por el CER más 2,25%, subió casi 10%.

Son indicios positivos de la reconstrucción de la curva de pesos. Pero para que esto se verifique hace falta ver qué sucederá en la próxima licitación de bonos en moneda local. La anterior, la semana pasada, fue un fracaso con una casi absoluta ausencia de oferta de los inversores privados.

Señales

El viernes, sin embargo, hubo dos señales mínimas que muestran que hay cambios en el manejo del tipo de cambio y las tasas. Por caso, el dólar mayorista desaceleró las subas diarias de 15 y el dólar en bancos y casas de cambio se mantuvo con lo que el dólar solidario cotizó en 82,3 pesos. Por su parte, el dólar libre se mantuvo en $79 y los alternativos tuvieron suerte dispar. El dólar MEP o Bolsa, aumentó 24 centavos a $82,19, mientras el contado con liquidación bajó 22 centavos a 83,23 pesos.

El otro dato fue la suba de medio punto de las tasas de referencia, por encima de 35% mensual. Además, las reservas volvieron a crecer por las compras que se hicieron en el mercado de cambios mayorista. Aumentaron 25 millones, a USD 44.742 millones.

Las acciones tuvieron un día de cautela. La Bolsa es un mercado de riesgo que se achica cuando no ve claro el futuro. Por eso el S&P Merval perdió 0,06% y los negocios sumaron $ 725 millones, señal de que muchos salieron de sus posiciones. Los papeles más buscados fueron los de BYMA (4,18%) Aluar (3,70%) y Ternium. La dispersión de sectores en los que se apostó muestra que los inversores buscaron las acciones más atrasadas en sus valores.

Aluar en el año acumula bajas de más de 9% y BYMA y Ternium de más de 6%.

Los ADR’s argentinos -certificados de tenencia de acciones en Nueva York que cotizan en dólares- tuvieron una rueda mixta, pero con preminencia de alzas. Lo mejor fue Corporación América (+4,13%), Despegar (+3,60%) y Transportadora Gas del Sur (+2,93%). Las mayores bajas fueron las de Cresud (-1,84%) y Edenor (-1,37%).

La rueda de hoy será importante porque el humor del mercado es cambiante. Las apuestas a un default aumentaron, pero son mayoría los escépticos que ven en las declaraciones oficiales un discurso para la interna.

Por eso los bonos en pesos y dólares se convirtieron en un instrumento del azar, más que en una opción de inversión.

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