“Compra solamente lo necesario; lo superfluo, aunque cueste sólo un céntimo, es caro”. Esa frase la dijo el filósofo romano Lucio Séneca hace ya más de 1900 años. Sin embargo, poco parece conocerse de ella en la Argentina. Cómo se hace para ahorrar en el supermercado es una pregunta que se hacen con frecuencia miles de argentinos, pero no se tiene en cuenta que ir al supermercado o al shopping es un contexto de gasto, no de ahorro. Ahorrar implica separar una parte del dinero para usarlo en el futuro, no para gastarlo ni consumirlo de comparas.
Esto es lo que deberían hacer las familias, las empresas y también el Estado si quieren ahorrar.
1 - Familias y Empresas. Para que se consuma parte del ingreso es necesario que haya oferta de bienes y servicios en función de los deseos y necesidades. Y aquí, desde el lado de la función empresaria, aparecen dos cantidades: lo que se gastará en producir y lo que se destinará a la inversión. Para que haya inversión es necesario ahorro. Cuando no hay ahorro se va al mercado para tomar deuda o capital. Ahorrar en función de familia no significa solo guardar, sino saber gastar. Ahorrar en función de empresa implica saber cuándo invertir. Una inversión inoportuna es un gasto inapropiado, pero además es un ahorro perdido, o crédito tomado, sin retorno de la inversión.
Ahorrar en función de familia no significa solo guardar, sino saber gastar. Ahorrar en función de empresa implica saber cuándo invertir
2 - Estado. Para el Estado sucede algo similar. Si el Estado gasta más de los impuestos que recauda deberá tomar dos recursos extraordinarios: emitir más moneda con sus consecuencias inflacionarias o buscar ahorro externo (deuda). El ahorro total determina la inversión total. Gasto Público elevado con déficit fiscal sin posibilidad de financiarlo implica 0 inversión.
La deuda argentina de corto plazo con el sector privado es de USD 17.000 millones; con organismos financieros multilaterales alcanza los USD 7.000 millones sumados a deuda con Banco Central y otros agregan unos USD 50.000 millones necesarios para 2020. Varios economistas sostienen que Argentina necesita algo imposible: un superávit fiscal del 4% cuando partió o de un déficit primario de 0,5% en 2019. Incluso con ajuste del sector privado y gasto creciente “solidario” más subsidios, se incrementará el déficit en lugar de reducirlo. El ministro Martín Guzmán adelanto que hasta 2023 no habrá superávit. Lo dijo Adam Smith en el Siglo XVIII “El único presupuesto bueno es el equilibrado”. El país aún no tiene presupuesto económico ni plan monetario y fiscal.
3 - Tasas de Interés. El Banco Central de la República Argentina está comenzando a tomar decisiones que condicionan e influyen a familias, empresas y el propio Estado para financiar su déficit sin posibilidad de acceder a los mercados voluntarios de deuda (a los mismo que les debe y reperfila los vencimientos de años pasados). Esa decisión pasa por la tasa de interés de referencia de la política monetaria hoy en 44 por ciento. La intención es pedirle a los bancos que bajen las tasas de créditos personales y las tasas de interés del pago mínimo de tarjeta de crédito. Por otra parte, la tasa de plazos fijos oscila entre el 30% y 34% con una inflación proyectada por el Relevamiento de Expectativas de Mercado del Banco Central (REM) para 2020 de 41,7%. Es decir, con bajo interés para el ahorro, la intención es poner los incentivos de los argentinos en función del consumo y el gasto. A nivel local, la tasa de interés parece no predecible cuando se está dispuesto a bajarla, pero la inflación si es un parámetro para la toma de decisiones eficientes.
4 - Inversión. Por el lado de las empresas, se busca bajar la tasa de interés para ponerlas en función de inversión. Un claro ejemplo es el lanzamiento de la línea de créditos para Pymes del Banco Nación con una tasa bonificada de 27,9% anual, unos 12,1 puntos porcentuales menos que la oferta del mercado con $10.000 millones de pesos a disposición. Se financiará el 100% del proyecto, con un monto máximo de $5 millones y un plazo de pago de 12 meses. A su vez, el BCRA dispuso bajar la tasa de Financiación para MiPymes al 35 por ciento. Los bancos deben ofrecer esta tasa para acceder a la flexibilización de encajes.
Argentina tiene un crédito al sector privado respecto de su PBI más bajo de Latinoamérica: 14%, según el Banco Mundial como porcentaje del PBI para 2018. Esa cifra podría caer al 11 por ciento. Para ese mismo años, México tiene 28,8%; Uruguay, 27,3%; Paraguay, 43,3%; Colombia, 50%; Bolivia, 60,7%; Brasil 61,8%; y Chile, 81,3%
5 - Reperfilamientos. El Estado argentino se financia con el ahorro del mercado privado. Los títulos públicos son instrumentos emitidos por el Estado Nacional, las provincias y los municipios. Los Bonos del Tesoro son emitidos para cubrir necesidades de financiamiento de largo plazo. Lo que sucedió con el bono dual AF20 (es dual por qué están denominados en dólares, pero al momento de la amortización el inversor recibe pesos al tipo de cambio oficial, el precio del dólar que empieza con un 6 y no con un 8) es que el gobierno decidió incumplir con su obligación postergando el pago de amortizaciones para el 30 de septiembre y pagar solo intereses. Para los individuos con tenencias por menos de USD 20.000 pagará capital e intereses. Tim Harford, periodista económico norteaméricano y autor del “Economista amuflado”, dice que en materia económica “hay que atender lo que se hace, no lo que se dice”.
6 - Financiamiento. Argentina está limitada para conseguir ahorro externo. Le debe al FMI y le debe a acreedores privados a los que no les puede pagar. Pero tampoco paga las deudas en pesos que Guzmán anunció que pagaría, como el AF20. Y quedan vencimientos por $400.000 millones adicionales hasta el mes de mayo. Es un desincentivo fuerte para el inversor de títulos públicos locales de corto y mediano plazo. Argentina está en proceso de negociación y reestructuración de la deuda. Daniel Kahneman, psicólogo y premio Nobel de Economía, dejó una gran máxima para este proceso: “El esfuerzo invertido en ‘hacerlo bien’ debe ser acorde con la importancia de la decisión”.
7 - Incumplimiento. Argentina se encuentra en “default selectivo”. Es decir, incumple con una o más de sus obligaciones, pero no con todas. Por ahora así se denomina. De hecho, por más voluntad de pago que tenga el Gobierno, no parece un buen antecedente para seducir a los inversores de sus próximas renovaciones. Pasar del “default selectivo” a “default” es parte de las negociaciones que están en juego.
Las consecuencias del segundo caso son drásticas: cesación de pagos, no poder acceder a los mercados internacionales de deuda, altas tasas de interés, eventuales embargos de activos en el exterior, falta de cartas de crédito a futuro incluso reestructurando la deuda, emisión monetaria para financiar el déficit, y una larga lista. En una reestructuración el deudor impone las condiciones al acreedor. Parece que las cartas están echadas y que las condiciones comenzaron a mostrarse con el AF20. Josehp Stiglitz dijo sobre la emisión de deuda argentina en la era Macri: “Yo culpo a los mercados de capitales; no culpo a Argentina”. Sin embargo, no hay en un proceso de negociación víctimas y culpables, sino deudores y acreedores. La culpa deberá ser pagada en términos negociables entre el mercado y el Estado.
No hay en un proceso de negociación víctimas y culpables, sino deudores y acreedores. La culpa deberá ser pagada en términos negociables entre el mercado y el Estado
8 - Crédito. Hay una gran reflexión en este Triángulo de las Bermudas argentino. Ahorrar permite alcanzar objetivos de corto y mediano plazo, pero es algo fuera de acceso porque el peso argentino no es confiable y hay un fuerte impuesto del 30% para hacerlo en dólares. Por otra parte, quienes destinaron parte de sus excedentes de las ganancias invirtiendo en títulos públicos argentinos hoy no los pueden cobrar. El resultado es que Argentina tiene un crédito al sector privado respecto de su PBI más bajo de Latinoamérica: 14%, según el Banco Mundial como porcentaje del PBI para 2018. Esa cifra podría caer al 11 por ciento. Para ese mismo años, México tiene 28,8%; Uruguay, 27,3%; Paraguay, 43,3%; Colombia, 50%; Bolivia, 60,7%; Brasil 61,8%; y Chile, 81,3%. El promedio regional es del 50 por ciento. Las inversiones tienen mayores rendimientos, pero son de más largo plazo y tienen mayor riesgo.
Sin ahorro, sin crédito, con riesgo argentino pasando y con la presión impositiva del Estado, en este Triángulo de las Bermudas local el año pasado desaparecieron el 2,1% de las Pymes del país.
El autor es director de Focus Market
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