La incertidumbre quita sustento a los negocios financieros y esto fue evidente en los escasos volúmenes negociados en el recinto bursátil como en el mercado de cambios. Sin embargo, mejoró el humor de la plaza la decisión del gobernador bonaerense, Áxel Kicillof, de pagar en su totalidad el vencimiento del bono BP21.
El mandatario provincial resolvió cursar el pago de USD 277 millones de un título emitido en 2011 con legislación de Nueva York, al no alcanzar a un acuerdo de postergación con 75% de adhesión de los tenedores.
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El efecto sobre la plaza financiera fue virtuoso, porque esta determinación fue tomada como una señal de la estrategia que podrá asumir el ministro de Economía, Martín Guzmán, para llevar adelante el proceso de reestructuración de la deuda soberana, por unos 140.000 millones de dólares.
Los bonos soberanos en dólares de referencia completaron una semana muy positiva, con un alza promedio de 6%, mientras que el Riesgo País exhibió a lo largo de las cinco ruedas de la semana un retroceso de 9,3 por ciento.
El indicador de JP Morgan cayó casi 200 puntos básicos para la Argentina y se ubicó este viernes en los 1.870 enteros que no alcanzaba desde el 21 de enero pasado.
“Recordemos que, en diciembre, el Gobierno ‘canjeó’ reservas del BCRA por una Letra intransferible por unos USD 4.500 millones para cumplir con los desembolsos correspondientes”, precisó un informe de Portfolio Personal Inversiones. “Mientras que, si bien aún no hay un pool de bonos elegibles, el cronograma para una reestructuración de la deuda en dólares –local y extranjera– ya fue establecido, con una oferta concreta que se espera para mediados de marzo”, añadió.
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Para Víctor Beker, del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano, “la reestructuración de la deuda debe posibilitar que los pagos anuales sean compatibles con el superávit primario y el de cuenta corriente”.
El rebote de los bonos tuvo consecuencias sobre los precios de la renta variable. Los bancos, importantes portadores de títulos públicos en cartera, registraron un alza entre 4 y 8 por ciento en dólares en la semana, como se desprende de la cotización de los ADR de empresas argentinas que se negocian en Nueva York.
El mercado de cambios permaneció impasible, con una regular tendencia alcista para el dólar mayorista, forzada por las posturas vendedoras del Banco Central, en una plaza que efectuó escasos negocios, en torno a los USD 200 millones diarios, con la poca participación de los agroexportadores.
La divisa interbancaria terminó operada este viernes a $60,78, con un incremento de 44 centavos, mientras que al público cerró a $63,05 para la venta en el promedio de bancos, que se transforman en $81,97 con la aplicación del recargo “solidario” del 30 por ciento.
En este aspecto, la novedad principal provino del exterior. Brasil encara en 2020 un sensible proceso devaluatorio. El dólar en el país vecino alcanzó un récord histórico de 4,32 reales, en momentos en el que el Banco Central de Brasil recortó su tasa básica Selic en 0,25 puntos porcentuales, hasta un nuevo mínimo histórico de 4,25% anual, debido a una inflación moderada y un despegue económico comprometido por la crisis sanitaria china.
El dólar en Brasil asciende un 7,5% en 2020, frente a un escuálido 1,4% que lo hizo en la Argentina, cuya tasa de inflación multiplica por diez a la brasileña. Dada la relevancia del gigante del Mercosur como principal socio comercial, la devaluación brasileña ejerce algún tipo de presión a una devaluación mayor del peso argentino.
Esto constituye un problema extra a abordar por la cúpula del Banco Central argentino, que emprendió un sendero de agresiva baja de tasas en pesos, ahora negativa en términos reales, con una incompleta absorción de la fuerte liquidez inyectada entre octubre y enero, cuando aún no logró consolidar una desaceleración de la inflación.
“Entre noviembre y enero el circulante se incrementó en casi 200 mil millones de pesos, el mayor aumento de los últimos nueve años para ese período. A pesar de la absorción de pesos del Banco Central en enero, a través de Leliq y Pases, no compensó la expansión de la Base Monetaria de los meses previos”, advirtió un reporte del Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba.
“La estabilidad nominal del tipo de cambio en el mercado oficial, en el contexto de una persistente inflación por encima del 3% mensual, está comenzando a erosionar la competitividad de la economía argentina, aunque las paridades actuales se encuentran cercanas al promedio de los últimos 22 años para el caso del tipo de cambio real multilateral”, apuntó Guadalupe González, economista del IERAL de la Fundación Mediterránea.
“La apreciación del peso -pérdida parcial de competitividad- desde septiembre de 2019 ha sido más acentuada en la medición bilateral contra el real brasileño (11,5%) y el peso chileno (17,6 %). En ambos casos, considerando el promedio de los últimos 22 años, el peso argentino registra una apreciación del orden del 10%”, consideró González.
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