Al parecer, el tiempo le dio la razón al equipo económico de la ex gobernadora María Eugenia Vidal. Tres semanas atrás, cuando el gobernador Axel Kicillof anunció que no estaba en condiciones de pagar el bono 2021 por la mala situación económica “heredada”, el ex ministro de Economía Hernán Lacunza le retrucó con una serie de tuits.
El argumento central de Lacunza, que acompañó primero a Vidal en la Provincia y luego a Mauricio Macri en la Nación, es que ya estaban los fondos para enfrentar este vencimiento.
Kicillof lo negó una y otra vez y subrayó el fuerte endeudamiento en dólares registrado durante la gobernación de Vidal, que, en realidad, permitió aumentar el nivel de obra pública y estuvo en sintonía con la estrategia de otras provincias desde la salida del default en 2016.
Finalmente, en una decisión cuestionada por el mercado por haber amagado varias veces hasta decidirse por pagar, Kicillof dijo que podía afrontar el pago de este bono con recursos propios, entre ingresos corrientes y la colocación de una letra en pesos el viernes pasado que pagó una tasa de interés del 36 por ciento anual.
La colocación fue por unos 9.300 millones de pesos, según fuentes bonaerenses. El resto, de la “caja” de la Tesorería provincial. En Provincia aseguran que la Anses no participó de dicha emisión, como para refrendar que no hubo ayuda del gobierno nacional.
En cualquier caso, en aquellos tuits, Lacunza había asegurado que había $33 mil millones en la caja el 10 de diciembre, una situación bastante más confortable que la que había el 10 de diciembre del 2015 cuando Daniel Scioli dejó la gobernación. Además, el economista de Cambiemos recordó que había una autorización para tomar deuda por $67 mil millones en general y $8 mil millones de Letras en particular.
A la vez, la ley de emergencia declarada en la Provincia casi a la par que en la Nación le daban al gobernador mayor libertad para endeudarse sin tener que pedir aprobación en la Legislatura bonaerense.
A partir de allí, Lacunza sugería encarar una reestructuración del resto de los vencimientos, tal como anunció este mediodía el gobernador.
Según Kicillof, había fuertes vencimientos en moneda extranjera el resto del año, con una concentración especial en junio y noviembre.
El total a pagar, apuntó, equivale a 220 mil millones de pesos en vencimientos en moneda extranjera, que serán postergados. En la gobernación afirman que Fidelity no tiene el poder para bloquear dicha reestructuración, como ocurrió en este caso.
A la vez, en el mercado llamó la atención que el gobernador mencionara que Fidelity tenía al menos un 25% del bono que vence mañana, cuando todas las estimaciones previas daban cuenta de un porcentaje que no superaba el 20 por ciento.
Aunque a priori la diferencia parece menor entre ambas cifras, es suficiente para saber si Fidelity fue el único fondo que se opuso a la postergación del pago o hubo otros y cuál era la representatividad del comité de acreedores que sí aceptó la estrategia oficial.
Hacia adelante, la pregunta del mercado es si esta decisión de Kicillof afectará o no la estrategia de renegociación de la deuda nacional.
En este sentido, algunos analistas creen que la decisión complicará a Martín Guzmán por ponerle un “piso” a lo que le pueda ofrecer la Nación a sus acreedores. Se diluye, según esta visión, la supuesta estrategia agresiva que quiere plantear el ministro, con un presunto plazo de tres años sin pagar ni capital ni intereses.
En cambio, otros creen que, al despejar el riesgo de un default, el gobernador le allana el camino a Guzmán, ya que con la Provincia en cesación de pagos hubiera aumentado la brecha cambiaria y caído en forma estrepitosa el precio el precio de los bonos, con el consecuente riesgo en términos financieros.
En todo caso, ambas opiniones serán materia de debate. Lo que es un hecho es que el gobernador optó finalmente por pagar, aunque lo haya hecho con un discurso cargado de acusaciones hacia Vidal y hacia el mercado.
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