“No queremos un default bajo ningún concepto”. Tajantes, desde la gobernación bonaerense afirmaron que buscarán todas las alternativas posibles antes de caer en cesación de pagos el próximo miércoles.
“Un default es exponer a la gente a las consecuencias de las malas políticas adoptadas por el gobierno anterior”, expresó a Infobae la fuente en el edificio de la gobernación en las calles 6 y 51 de La Plata.
¿Qué significa no caer en default? “Se están evaluando todas las alternativas en conjunto con el Ministerio de Economía del gobierno nacional”, expresó la fuente, sin brindar detalles.
“Hay diálogo permanente entre Pablo López y Martín Guzmán”, detallaron cerca del gobernador, que, como cada mañana, llegó de traje y sin corbata a su despacho.
A la vez, se admitió que hay contacto “diario” entre el presidente Alberto Fernández y el gobernador.
¿Esto significa que habrá asistencia de la Nación a la Provincia? “Es muy difícil”, por el efecto repetición que podría generar con otros distritos muy endeudados, respondieron desde La Plata.
A su vez, destacaron que la estrategia es de alineamiento absoluto con el gobierno nacional. La duda de algunos analistas es si Cristina Kirchner tiene una postura similar a la del Presidente en este tema.
En este sentido, el funcionario explicó que el mayor problema para llegar a un acuerdo con los acreedores es la gran “dispersión” que existe entre los bonistas.
“Le hacés una propuesta a uno de ellos, por más grande que sea, y luego tenés que ver si los demás la aceptan. Y pasa lo mismo al revés: te hacen una propuesta y tenés que repetirla al resto, porque no hay coordinación entre ellos”, indicó la fuente.
No queremos un default bajo ningún concepto porque significa exponer a la gente a las consecuencias de las malas políticas adoptadas por el gobierno anterior.
Según la Provincia, el comité que asegura hablar en nombre de los acreedores no tiene el poder suficiente como para alcanzar el consenso del 75% necesario para cambiar la fecha de pago, tal como propuso el gobernador Axel Kicillof.
Y aunque ya sea historia, en la gobernación recordaron que Kicillof le pidió a María Eugenia Vidal durante la transición que ella se encargara de pagar o reperfilar este bono, dado el escaso tiempo que restaba entre el cambio de mando y el vencimiento del bono.
“Dos tercios de los vencimientos de este año corresponden a la gestión Vidal. En sus cuatro años contrajo el doble de deuda que en los ocho anteriores”, afirmó el actual gobernador de la provincia.
El gobernador precisó que de los vencimientos de deuda previstos para 2020, el 67% (unos USD 2.274 millones) corresponde a deuda contraída entre 2016 y 2019, durante la gestión de María Eugenia Vidal. Para los años siguientes, detalló que la deuda generada en los últimos cuatro años representa el 62% de los vencimientos de 2021 (por USD 1.596 millones), el 90% de los vencimientos de 2022 (por USD 1.853 millones) y el 92% de los vencimiento de 2023 (por USD 2.023 millones).
A su vez, los funcionarios de la administración Vidal afirman que estaba disponible el dinero para pagar este vencimiento de USD 250 millones. “Los pesos para comprar los dólares y pagar el vencimiento están, aunque es lógico que el vencimiento no se pague en forma completa, pero había otras formas de negociar”, explicó un integrante de aquel gabinete.
El problema, retrucan desde la gobernación, es que, aunque pudieran o quisieran pagar todo el vencimiento de capital, en junio vence otro título en dólares y entonces se plantearía un problema similar.
Las opciones que se abren son: que se llegue a un acuerdo el próximo lunes con los acreedores (improbable), luego de postergar el plazo para el diálogo y que haya una ayuda de la Nación; que se pague el vencimiento en su totalidad (imposible); o que la provincia caiga en default el 6 de febrero.
¿Es posible llegar a una solución intermedia, en la que todas las partes pierdan algo, pero no pierdan del todo? Quedan cuatro días para saber si entre las “alternativas “ que barajan Nación y Provincia está un pago parcial de este bono emitido por Daniel Scioli en 2011.
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