Deuda: ante el inminente riesgo de default, la provincia de Buenos Aires y sus acreedores negociarán todo el fin de semana para intentar un agónico acuerdo

Ambas partes seguirán en comunicación “permanente” hasta el lunes a las 13, para saber si se alcanzó el porcentaje del 75% de los acreedores, necesario para poder cambiar la fecha de pago sin caer en la cesación de pagos; el gobernador espera una respuesta del presidente Alberto Fernández acerca de un eventual auxilio nacional

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La provincia de Buenos Aires mantendrá todo el fin de semana el diálogo abierto con los acreedores para tratar de llegar a un acuerdo antes del lunes a las 13, nuevo plazo para saber si pudo alcanzar el porcentaje necesario para postergar el pago de un bono y no caer en default dos días más tarde.

Fuentes del gobierno de Axel Kicillof indicaron que las comunicaciones siguieron durante esta mañana y que se extenderán durante las próximas 72 horas.

Otra fuente que conoce al gobernador indicó que hay un intenso diálogo en particular con el fondo Fidelity (principal tenedor individual de este bono) y Bank of America y, en forma paralela, una línea abierta entre Kicillof y el presidente Alberto Fernández, en busca de un eventual apoyo financiero de la Nación para no caer en default.

En tanto, entre los bonistas, la frase fue similar: “Siempre dialogamos”.

Tanto el gobierno provincial como los acreedores ratificaron que seguirán dialogando hasta las 13, hora de vencimiento del plazo fijado por la gobernación para llegar a un acuerdo en torno de la deuda

Ninguna de las dos partes quiso arriesgar si se podrá llegar al umbral del 75% de aceptación que se necesita para cambiar la fecha de pago del 26 de enero hasta mayo.

Las opciones que se abren a partir del lunes a las 13 si la Provincia no llega a tal porcentaje son las siguientes: o posterga el plazo una vez más para seguir negociando, o pagar los USD 250 millones antes del 6 de febrero para no caer en cesación de pagos. A su vez, si decidiera pagar, podría hacerlo con recursos propios o insistir en un pedido de auxilio al gobierno nacional, que parece altamente improbable.

Fuentes del mercado indicaron a Infobae que la clave para desentrañar este nudo está más en manos del ministro de Economía, Martín Guzmán, que de Kicillof, ya que el gobierno nacional no quiere que ninguna provincia saque los pies del plato y presente una propuesta diferente a la que la Nación le ofrecerá a sus acreedores en marzo. Desde ese ministerio no hubo comentarios sobre este tema, pero se supo que el gobernador estuvo en contacto con el Presidente.

“Axel no va a ir a un default porque todos los enemigos de Cristina Kirchner dentro del Gobierno lo van a señalar como el responsable y, por lo tanto, la culparán a ella”, indicó una fuente de excelente relación con el gobernador y con el mercado.

El error de Provincia, en todo caso, fue no haber encarado esta negociación con un asesor financiero que dialogara directamente con el mercado -para entender las cuestiones regulatorias del caso- y luego definir la propuesta, aclaró.

Si la decisión es no hacer ningún pago –esta semana un grupo de acreedores le propuso al gobernador que haga un pago parcial del capital y así poder aceptar la postergación del resto- entonces se puede desatar el proceso de “aceleración” del bono 2021, por lo cual los acreedores podrían reclamar el pago del 100%. A su vez, dada las cláusulas de “cross default”, podrían pedir el pago de otros bonos, inclusive aquellos de que no vencieron.

El gobernador mantiene un intenso
El gobernador mantiene un intenso diálogo tanto con los acreedores como con el presidente Alberto Fernández para evitar el default

La fuente indicó que los precios de los bonos provinciales ya dan por descontado una cesación de pagos en el corto plazo, hasta que Guzmán presente su propia oferta, luego de haber presentado esta semana un ajustado cronograma para cerrar la negociación a fines de marzo.

“Todas las partes están igualmente complicadas: si hay un default, pierden todos; y si pagan, también”, afirmó.

En medio de esta cuenta regresiva, aumenta la brecha entre el dólar oficial y el resto y algunos analistas creen que este nerviosismo podría complicar tanto la propia negociación de la deuda nacional como la reactivación que espera el Gobierno.

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