El 2018 cerraba un año en rojo en los EEUU en el que ninguna clase de activo logró acumular ganancias. Hubo un 2019 con una curva de tasas de interés invertida, que se considera un signo de pronta recesión, pero con el correr de los meses esta situación se revirtió hasta llegar a un auge completamente inesperado haciendo que cierre como uno de los mejores años en la historia bursátil.
El índice S&P, que es el más representativo del mercado americano, terminó 2018 con una pérdida del 4% pero el 2019 ganando un 29%. En ese año se mantuvo el ciclo expansivo más largo de la historia americana. La gran pregunta que surge es, ¿qué pasará en el 2020?
El índice S&P, que es el más representativo del mercado americano, terminó 2018 con una pérdida del 4% pero el 2019 ganando un 29 por ciento
Como todos los años, muchos jugadores del mercado salen a dar a conocer sus predicciones. Pero ¿son confiables estas predicciones?
El gráfico a continuación muestra la dispersión de los retornos del S&P 500 desde 1928 hasta el 2019.
En 2019 el índice cerró con 29% de ganancias anuales en dólares, un retorno excepcional. En 2 de cada 3 de los años el índice cerró al alza y sólo en 1 de cada 3 a la baja.
Ahora, cuando se observan las proyecciones de los analistas versus los resultados reales del índice se ve lo siguiente:
De acuerdo con los estudios realizados de St. Luise Trust Company para Forbes, el consenso de expectativas se mantuvo en un rango del 10% sobre el valor real en la mitad de los años, donde se puede decir que los analistas “acertaron” con la predicción. En la otra mitad de los años la dispersión fue mayor, con lo cual las expectativas no se cumplieron. Incluso en dos años se le erró por más del 40% (en 2002 y 2008).
De hecho, muchos “opinólogos” aún menos serios se dedican a pronosticar sistemáticamente la catástrofe. Año tras año predicen el mismo escenario hasta que algún día inevitablemente acertarán por el simple hecho de que la economía tiene ciclos y en algún momento esta etapa expansiva se revertirá. Imaginemos las ganancias que hubiésemos dejado de percibir en todo este tiempo si seguíamos sus consejos.
Muchos “opinólogos” aún menos serios se dedican a pronosticar sistemáticamente la catástrofe. Año tras año predicen el mismo escenario hasta que algún día inevitablemente acertarán
Cuando la estadística nos indica que la mitad de los años los analistas le erran, ¿qué hacemos si no podemos confiar en estas predicciones de corto plazo? La respuesta es simple: Invertir en el largo plazo.
De acuerdo con un análisis llevado a cabo por Morgan Stanley con los retornos anuales del índice S&P 500 desde 1926 hasta el 2016, el retorno promedio anual resultó ser del 10%. Obviamente tenemos años que cerraron en rojo y otros en verde. Para visualizar más claramente este resultado, si se hubiera comenzado invirtiendo 1.000 dólares 90 años atrás, al cabo de ese periodo se habría obtenido 5.474.000 dólares.
Conclusiones de las tendencias
1. Para ganar el 10% anual habría que haber tenido el dinero invertido durante todo el período analizado. Es decir, si está la tentación o la tendencia de entrar y salir de las acciones tratando de vender cuando creemos que está en máximos y comprar cuando se considera que se encuentran en precios bajos, se correrá el riesgo de estar fuera de la inversión en momentos de fuertes subas.
2. Si se hubiera perdido los 15 días de máximas subas entre 1926 y 2016, el retorno promedio anual hubiese caído a 5,6%, y si se hubiesen perdido los 30 días de mayores alzas el retorno hubiese sido del 3%; y
3. Perdiendo los 60 días de saltos extremos, se hubiere incurrido directamente en un resultado negativo.
¿Moraleja? Entrar y salir de las inversiones puede ser peligroso sobre todo si se siguen consejos de quienes dicen ser “expertos” pero que ya vio tienen una chance elevada de equivocarse en sus predicciones. Lo importante cuando invertimos en el largo plazo es ser consistentes con la estrategia que utilizamos y mantenerla más allá de la coyuntura.
Entrar y salir de las inversiones puede ser peligroso sobre todo si se siguen consejos de quienes dicen ser “expertos” pero que ya vio tienen una chance elevada de equivocarse en sus predicciones
Hay que recordar que si se tiene un perfil conservador se debería invertir en bonos de buena calificación crediticia más que en acciones, por su baja volatilidad y el flujo de ingresos constantes que proporcionan. El mix de activos ideal depende de cada perfil de inversor.
El escaso poder de predicción de corto plazo es parte de las reglas de juego. Teniendo esto en cuenta se debería evitar caer en la trampa de la “bola de cristal” y alcanzar mejores resultados en las inversiones.
La autora es Asesora financiera, analista de mercados y fundadora de DW Global Investments. Docente. Licenciada magna cum laude en Administración de Empresas. El artículo fue publicado en FinGuru Blog
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