“Nadie te pide un plazo de apenas 3 meses si no puede pagar”, “anuncian un default y los bonos afectados caen sólo 9% y el resto ni se entera”, “es sólo una estrategia de negociación”, “nadie compró la amenaza del default”.
Con respuestas de ese tipo, la mayoría de los administradores de cartera les transmiten a sus clientes su visión respecto de la postergación del pago por USD 250 millones que vencen el próximo lunes 26 que anunció Axel Kicillof. Están convencidos de que el gobernador bonaerense no logrará este jueves reunir el piso de 75% de la emisión del bono en cuestión (BP2012) necesario para modificar sus condiciones pero, al mismo tiempo, están seguros de que la sangre no llegará al río.
La mayoría de ellos prevé un escenario de baja conflictividad porque no dudan de que, antes de la fecha perentoria (10 días de gracia después del 26), Kicillof terminará pagando el vencimiento. Son los menos que, por el contrario, creen que el gobernador optará por el default. Y, aun en ese caso, consideran que las consecuencias de ese incumplimiento serán acotadas. Una suerte de default light.
El bono cuyo pago se busca postergar cayó 9%, muy poco en comparación con el 40% que cayó la deuda tras el resultado electoral de agosto.
Ese escenario es el que, por ejemplo, prevé Delphos Investment en su último informe. “El 75% de consenso que debe alcanzar la provincia no luce para nada sencillo, lo cual abre un abanico de posibilidades a futuro. El no pago y la no aceleración por parte de los acreedores podría terminar siendo el escenario más probable en el corto plazo” asegura el texto, en el que se aclara que esa situación obligaría a seguir buscando consensos para lograr modificaciones en la deuda “pero llevando adelante negociaciones en tiempos y formas más razonables”. En otras palabras, la consecuencia inmediata del default sería, simplemente, un punto de partida más agresivo para una renegociación integral de la deuda en la provincia, con plazos relativamente cortos.
Es decir que difícilmente se activen las claúsulas de aceleración y cross default incluidas en la emisión de este bono bajo legislación extranjera, por las cuales los acreedores de toda la deuda, no solo de este título puntual, pueden exigir el pago inmediato de la totalidad de los vencimientos. “No hay antecedentes de algo así”, afirman en la consultora.
La opinión de los analistas de Delphos está en minoría respecto de sus colegas pero merece atención ya que se trata de quienes, también en absoluta minoría, predijeron un resultado adverso para el mercado en las PASO del año pasado.
Del otro lado, José Bano de InvertirOnline, José Echagüe de Consultatio o Ezequiel Asencio de Valiant Asset Management consideran que no habrá modificación en el título pero tampoco default en la provincia.
Paradójicamente, señalan que esta expectativa que se refleja en la cotización de los bonos aumenta la presión sobre la decisión del gobernador ya que, de producirse finalmente el default, el impacto está hoy lejos de ser descontado en los precios. El costo, desde esa perspectiva, sería mayor. También, incluso, para la deuda nacional. Es, particularmente, lo que le advierten al Gobierno nacional algunos de los bancos de inversión que están en tratativas para participar como colocadores en la reestructuración de la deuda soberana.
“El mercado no se cree el default, el bono que se busca postergar cayó 9%, lo que no es nada si lo comparás con el 40% que cayó la deuda tras el resultado electoral de agosto”, dijo Asencio, para quien el anuncio de Kicillof está más cercano a una exploración del terreno consensuada con el Gobierno en vistas de la renegociación de la deuda a nivel nacional.
La resolución de la provincia de Buenos Aires sobre su bono que vence el 26 de enero tiene un claro impacto sobre la reeestructuración de la deuda nacional.
Ocurre que, si bien la tenencia de este bono está atomizada, hay varios fondos de inversión globales que lo tienen en sus carteras junto con títulos soberanos. El del fondo Fidelity es un ejemplo. “Tal vez la idea es ver cómo se mueven los fondos, como anticipo de lo que puede pasar en la otra negociación”, agregó el ejecutivo de Valiant. En principio, la movida cayó mal entre los inversores, que no recibieron de parte de las autoridades ninguna señal formal previa y que se enteraron literalmente por los diarios. Pero los números mandan y los enojos pasan. Sobre todo si finalmente hay pago.
“Kicillof enfrenta una decisión compleja, por las características del bono y los tiempos es casi imposible reunir el 75% que necesita y su estrategia, aunque tardía, parece razonable”, opinó por su parte Echagüe, quien también descarta un default. “Si no querés arruinar el proceso que viene de reestructuración, lo más lógico es terminar pagando estos USD 250 millones y eventualmente sentarte ya a discutir todo el resto de una manera más ordenada”, razonó.
Tal vez algo de esto se discuta hoy entre el gobernador y el Presidente Alberto Fernández durante el vuelo que los llevará a Israel en el primer viaje internacional del mandatario.
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