Si tenemos comida en la heladera, ropa en el placard, techo en la cabeza y una cama para dormir somos más ricos que casi el 40 % de los argentinos. El deseo de cualquier ser humano que quiera vivir con dignidad es contar con “pan, techo, trabajo” y le agregaría salud.
El pan (alimentos) de acuerdo el índice de precios al consumidor del Indec tuvo una variación acumulada en 2019 del 56,8%; el techo (construcción) acumulado a noviembre 2019 subió 50,2% y si necesitamos equipar y mantener la vivienda 63,7% y para el caso de salud 72,1%. Para mejorar estas condiciones hay que bajar la inflación y generar un escenario para crear riqueza, producción y lo que faltaba en el deseo de cualquiera ser humano: trabajo.
Todos los cañones están puestos en incrementar una parte del consumo privado (en este caso familias). ¿Por qué la otra parte que corresponde a empresas dependerá de las expectativas y resultados reales del plan?. Hasta ahora la única política fiscal conocida fue mediante la aprobación de la “Ley de Emergencia” consistente en generar una distribución de los ingresos vía mayores niveles impositivos sobre ciertos sectores para transferir a aquellos de menores ingresos.
De acuerdo a Undav el paquete implica adicional para jubilados y pensionados $46.000 millones, beneficiarios de la AUH $16.000 millones, aumento a estatales de la APN $2.100 millones, tarjeta alimentaria $3.000 millones, congelamiento de medicamentos $3.050 millones, congelamiento de naftas y peajes $9.150 millones, congelamiento de servicios públicos (luz, agua, gas, transporte) por 6 meses $22.050 millones, aumento remunerativo a privados $20.000 millones. Unos $121.000 millones, 0,5% del PBI y 0,74% del consumo privado.
El paquete de medidas de incentivos al consumo implica un adicional para jubilados y pensionados, principalmente, de unos $121.000 millones, 0,5% del PBI y 0,74% de la demanda privada (Undav)
Si nos ponemos en lugar posición de toma de decisiones no todo este ingreso adicional va a generar un consumo adicional. ¿Por qué no sería así?
1- Deudas: Los favorecidos por la transferencia ingresos son los más endeudados. Para el caso de Jubilados y Pensionados el 70% debe algún tipo de préstamo, y si bien los que perciben menos de $19.600 tuvieron en diciembre y enero un bono compensador, hasta ahora no lo cobrarán en febrero; y para los beneficiarios de AUH el 90% tiene deudas. En el caso de las familias 4,4% está en situación de irregularidad con los créditos tomados, de acuerdo con datos del Banco Central de la República Argentina; y debe en promedio unos $140.000, es decir unos 3 salarios promedios; y un poco más de 9 salarios mínimos vital y móvil.
2- Bienes: Habría que evaluar hacia qué tipo de productos podría ir el excedente de ingreso, a nivel masivo tiene un punto de partida muy malo de arrastre de 2019, por las caídas de las compras en supermercados 10,8%, en hipermercados 7%, en canal mayorista 4%, de acuerdo a Focus Market – Scanntech. De ahí que la desaceleración de la caída se verá más rápida en ese segmento que en bienes durables como indumentaria, calzado, marroquinería que de acuerdo a la CAME durante 2019 tuvieron una baja del 11,6 por ciento.
3- Tasas: El Banco Central sigue con la política de gradual disminución, ahora en 50% anual el tipo de interés de política monetaria. Sin embargo, para el consumo la tasa de tarjeta de crédito por fuera de los programas Ahora (6, 12, 18) sigue en niveles elevados y con costo financiero total de hasta 200% anual. Seguramente acá también se buscará disminuir los costos. Para el caso del ahorro la situación no es mejor. Hoy el interés ofrecido por una colocación a plazo fijo oscila entre 35% y 37% anual, sería real negativa; y como ya ha sucedido en otros momentos sin posibilidad de ahorrar en divisa extranjera por el impuesto del 30% la propensión a consumir no será solo una opción sino en muchos casos una obligación para evitar que el poder adquisitivo del peso no se escurra entre las manos. La alternativa que estará ofreciendo el Banco Central a través de los bancos es un nuevo instrumento financiero que rendirá UVA +1 nominal anual para las colocaciones en pesos, pero con un plazo mínimo de 90 días.
La tasa de tarjeta de crédito por fuera de los programas Ahora (6, 12, 18) sigue en niveles elevados y con costo financiero total de hasta 200% anual
4- Inversión: Hasta el propio John Keynes, bajo la heterodoxia propuesta por las medidas económicas actuales para impulsar el consumo, sostiene: “si el ahorro es la medicina y el consumo es la mermelada, la mermelada extra tiene que ser proporcionada al tamaño de la medicina adicional”. La duda por parte del sector empresario es si los intentos de incrementar el consumo será sostenible en el tiempo o será solo veranito en pleno otoño e invierno.
Las condiciones para mejorar la ocupación aún no están dadas por la altas contribuciones patronales sobre la nómina salarial que pone a las pymes en una situación de alta carga impositiva, juicios laborales y doble indemnización sobre la nómina actual pero que genera un sobrecosto para aquella que deba despedir por que el contexto heredado no ayuda.
Por otra parte, los niveles de inversión requeridos para incrementar la ocupación son demasiado grandes y se parte de empresas sobrestockeadas en almacén y depósitos y con uso de la capacidad instalada de sólo 60,7%, según datos del Indec. Hay que recordar que cuando un agente económico toma la decisión de invertir por ejemplo en un bien de capital lo hace sobre el rendimiento probable del mismo y el costo de reposición. Lo que le ha sucedido a una pyme incluso en contexto de expansión del consumo que la ganancia neta luego del pago de impuestos no le da margen alguno para reinvertir utilidades en este concepto y sus niveles de informalidad son altos por que la presión tributaria es alta y no al revés.
En materia de crédito la búsqueda será bajar tasa de interés pero la eficiencia marginal del capital seguirá siendo baja en la Argentina sino hay cambios en materia impositiva con la incertidumbre que el precio proyectado de un bien no tenga certeza sobre su rendimiento probable en contexto inflacionario.
Los niveles de inversión requeridos para incrementar la ocupación son demasiado grandes y se parte de empresas sobrestockeadas en almacén y depósitos y con uso de la capacidad instalada de sólo 60,7 por ciento
5- Inflación: No se puede proyectar una suba de precios al consumidor para 2020 cuando aún no se determinó una política monetaria y fiscal dentro de un plan económico integral. El mismo está condicionado a las negociaciones por la deuda con el FMI y acreedores privados. El Gobierno parece ir dando pasos pero no pautas sobre el recorrido futuro en esta materia más que lo intentos de desindexar la economía en el primer semestre vía congelamiento de tarifa servicios públicos y acuerdo de precios.
El economista norteamericano Henry George decía “El estado ideal no es aquel en que cada uno tiene acceso a la misma cantidad de riqueza, sino en proporción a su contribución a la riqueza general”. Comenzamos por distribuir la riqueza generada por “emergencia” con los stocks existentes. El desafío del Gobierno pasará por recuperar los incentivos para recupera la inversión, generar riqueza, producción y empleo en forma sostenible para que la distribución sea a partir de agrandar la torta para distribuir más porciones y más grandes en el tiempo y no la misma torta con porciones cada vez más pequeñas.
Todos conceptos que están fuera del mapa argentino desde hace ya 9 años. Ni hablar sobre la competitividad y productividad de la economía. Una ilusión “macrista” que solo paso por las promesas y deseos y esperemos que no sea ahora solo una utopía “albertista”.
El autor es Analista Económico y Director de la Consultora Focus Market
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