La presión fiscal llegará este año a su mayor nivel desde 2015, como resultado de la introducción del Impuesto PAIS sobre las compras de dólares, el aumento en las alícuotas de retenciones a las exportaciones y en Bienes Personales, entre otros tributos. El peso de los impuestos llegará así a rozar el 30% del producto, interrumpiendo cuatro años de caída.
La Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva generó un notable aumento en la carga impositiva que afrontan los argentinos. La ley ómnibus, tratada en sólo 48 horas, aumentó las alícuotas de Bienes Personales, la tasa de estadística que se paga por importaciones y creó además el impuesto del 30% a las compras de divisas. Antes, además, el Gobierno ya había elevado la alícuota de retenciones a las exportaciones. El resultado es un aumento de 1,2 punto porcentual en el peso de los impuestos respecto del PBI sólo por la Ley de Emergencia.
Según cálculos de Consultora Ledesma, si a eso se suma el aumento proyectado en recaudación por Impuesto a las Ganancias que resulta de mantener estable el mínimo no imponible en un contexto inflacionario, el regreso del IVA a los productos de la canasta básica y el peso de lo aportes a la seguridad social, el aumento interanual termina siendo de 1,7 punto porcentual del producto respecto del año pasado, para alcanzar el 28,4% si se tiene en cuenta sólo la recaudación de la Nación.
El repunte interrumpe la tendencia a la baja que se inició con la llegada de Mauricio Macri a la presidencia. Entre 2015 y 2019, la presión fiscal pasó de representar el 25,8% del producto a significar el 23,1%. En cada uno de los cuatro años la presión fiscal anotó bajas, en mayor o menor medida.
Pero la presión fiscal nacional no es la única que pesa sobre empresas y personas de todo el país. Los impuestos provinciales también hacen mella. Si se incluye lo que cobran esos distritos, la presión fiscal consolidada de Nación y provincias llegará al 29,6% del PBI este año en comparación con el 28% del año anterior según un cálculo del IERAL. Es, una vez más, el mayor nivel desde 2015 cuando alcanzó el 31% del producto.
Para los especialistas, el mayor peso de los impuestos es un trago amargo para la economía porque se trata de gravámenes nocivos que pesan sobre la producción. Pero más allá de ello, el efecto que tendrán se definirá por el uso que se le de a la mayor recaudación que generan.
La suba de impuestos tiene un impacto sobre la producción, pero si la mayor recaudación se usa para estabilizar el efecto de la estabilización puede ser más importante que el golpe impositivo (Caamaño)
“Es cierto que estás buscando una consolidación fiscal subiendo impuestos y que eso tiene un impacto negativo sobre la producción. Si bajaras gasto, por simplificar un poco, el efecto del esfuerzo caería sobre el consumo. Entonces seguro que hay un impacto negativo, pero el tema es que si vos estabilizás, el impacto de estabilizar puede ser más importante que el golpe de los impuestos”, dijo Gabriel Caamaño de Consultora Ledesma. “El tema es qué vas a hacer con esos impuestos extra: ¿Lo vas a gastar todo? ¿Vas a aprovecharlo para un ahorro fiscal? Puede tener impactos muy distintos de acuerdo a si se aplica todo para gasto corriente, porque no vas a estabilizar y la reactivación que generás tiene patas cortas, o si lo utilizás para quedar en una posición más fuerte”, dijo.
“El gobierno ya ha tomado la decisión de elevar la presión tributaria, y el peso consolidado de Nación y Provincias pasaría de 28,0% a 29,6 % del PIB entre 2019 y 2020. Pero, como el nuevo presupuesto se demora, no es factible determinar si esa movida tiene sólo fines distributivos o si también se procura dar una señal de esfuerzo fiscal, apuntando a un arreglo razonable y rápido con los acreedores”, coincidió un informe del IERAL.
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