La salida de capitales alcanzó un récord de USD 322.000 millones y superó a la deuda pública

El Indec informó que en el tercer trimestre de 2019 la salida de divisas de los bancos creció en USD 14.419 millones, principalmente por el retiro de depósitos

Guardar
Los argentinos optan por ahorrar
Los argentinos optan por ahorrar en dólares en épocas de elevada inflación (Reuters)

En la última década se duplicó la fuga de capitales de la Argentina: fuera del sistema los argentinos atesoran más de USD 320.000 millones, que equiparan al total de la deuda pública. Esto quiere decir que el país tiene una posición neta acreedora con el mundo: los argentinos tienen más plata fuera de la Argentina que la que le deben al mundo por la toma de crédito.

Dicho en forma muy básica, si los argentinos repatriaran los capitales que enviaron fuera del sistema bancario, se podría cancelar toda la deuda del sector público contraída con el exterior. Hoy esta deuda está sujeta a una eventual reestructuración, justamente por la escasez de divisas para afrontar los vencimientos.

En su informe de Balanza de Pagos, posición de inversión internacional y deuda externa correspondiente al tercer trimestre de 2019, el IndecC informó que los activos de particulares y empresas argentinas fuera del sistema financiero local llegaron a la suma récord de USD 322.297 millones, contabilizada buena parte de la reciente salida de depósitos en moneda extranjera posterior a las elecciones primarias.

En el tercer trimestre se “fugaron” unos USD 14.000 millones, de los cuales USD 10.000 millones correspondieron a salida de depósitos

Este monto que supera ampliamente la mitad el PBI y es comparable al total de la deuda pública -en dólares y pesos- que alcanzó los USD 311.287 millones en noviembre último, según informó la Secretaría de Finanzas. En estos pasivos se contemplan bonos pendientes de reestructuración por unos USD 2.400 millones, pero no los cupones atados al PBI.

En diez años los fondos de argentinos que quedaron fuera del sistema local –a los que vulgarmente se los identifica como “fuga de capitales”-, se duplicaron desde los USD 161.918 millones de 2009. A fines de 2015 subieron a USD 232.411 millones y en junio pasado ya superaron los 300.000 millones de dólares.

En el tercer trimestre de 2019, los activos de argentinos fuera del sistema financiero local -declarados o no a la AFIP- crecieron USD 14.419 millones o 4,7%, desde los USD 307.878 millones del cierre del segundo trimestre de este año. En este monto de posición de inversión internacional no están contabilizados los activos del Banco Central, Sociedades captadoras de depósitos y del Gobierno general.

Vale recordar que a partir de las PASO se registró una acelerada salida de depósitos en dólares de los bancos locales. Los depósitos en dólares del sector privado en efectivo alcanzaban los USD 30.962 millones el 30 de junio y quedaron, al fin de septiembre, en USD 21.383 millones, con una baja de USD 9.579 millones en el tercer trimestre del año.

El cepo reduce la fuga, pero no la frena

El pasado control de cambios, que se extendió por los cuatro años de la segunda presidencia de Cristina Kirchner, redujo el ritmo de salida de divisas de la economía, pero no la eliminó, una tendencia que podría replicarse durante la presidencia de Alberto Fernández.

Según el Indec, entre 2012 y 2015, ahorristas y sociedades no financieras sacaron del país USD 37.557 millones y la “fuga” creció solo 19,3%, desde un total de USD 194.854 millones de diciembre de 2012 a USD 232.411 millones en diciembre de 2015, cuando se desactivó el “cepo”.

Durante la presidencia de Mauricio Macri los argentinos retiraron USD 90.000 millones del sistema financiero local

Entre diciembre de 2003 y diciembre de 2007, con Néstor Kirchner como presidente, los activos en el exterior de residentes y sociedades no financieras crecieron 24,1% o USD 28.401 millones, de USD 118.008 millones a 146.409 millones de dólares.

En la primera presidencia de Cristina Kirchner, sin restricción cambiaria, la salida fue claramente mayor, USD 48.445 millones, con un crecimiento de 33,1%, desde los USD 146.409 millones de diciembre de 2007, según la Balanza de Pagos.

Y después del paréntesis del “cepo”, durante el Gobierno de Mauricio Macri se retomó el ritmo de aumento de dicha posición financiera internacional de los argentinos –excluido Gobierno, BCRA y sociedades financieras-, que se incrementó un 38,7% o USD 89.886 millones en cuatro años, desde los USD 232.411 millones de diciembre de 2015 al récord de USD 322.297 millones en septiembre de 2019.

Sin el ‘cepo’, el ritmo de crecimiento de la salida de capitales se duplicó de 19% a 38% en cuatro años

En el mismo sentido, la deuda externa, que suma los pasivos del sector público y del sector privado solo en moneda extranjera, tuvo un comportamiento dispar, al igual que la otra vía para ingresar divisas a la economía, la del superávit comercial.

Gracias al canje de deuda de 2005, que significó una fuerte quita en los pasivos del sector público, la deuda externa cayó 29% durante la presidencia de Néstor Kirchner, mientras que tuvo un moderado crecimiento en el primer mandato de Cristina y marginal en su segundo mandato, cuando ya hubo restricción al dólar.

En tanto, con Mauricio Macri el endeudamiento público y privado en moneda extranjera fue explosivo: aumentó más de USD 120.000 millones, un 81%. Siete de cada diez dólares ingresados por deuda tomada en el exterior volvieron a salir del sistema financiero doméstico en forma de ahorro o inversión privada fronteras afuera.

En cuanto al superávit comercial, fue muy elevado durante la presidencia de Néstor Kirchner (acumuló USD 47.493 millones) y el primer mandato de Cristina (USD 49.482 millones), con tipo de cambio competitivo y precios internacionales que llegaron a récord.

En el segundo mandato de Cristina Kirchner, también con precios récord, pero con control de cambios, restricciones al comercio y tipo de cambio que se fue rezagando respecto de la inflación, el saldo comercial se redujo a la tercera parte (USD 13.600 acumulados en cuatro años). Con Mauricio Macri el saldo comercial se recortó aún más, a USD 5.900 millones, de la mano de un fuerte atraso cambiario que recién se revirtió en forma abrupta a partir de mayo de 2018.

De las recientes experiencias de los gobiernos argentinos para equilibrar su cuenta corriente de divisas se pueden extraer algunas conclusiones:

1) Sin cepo y con alto endeudamiento público y privado en dólares, la fuga de capitales crece con fuerza. En la administración de Macri demandó un volumen de divisas apenas inferior a las tomado por deuda externa.

2) También el excedente comercial sin cepo puede potenciar la fuga si se deteriora la confianza, aún con notorio crecimiento económico. Ejemplo de ello fue la salida de divisas posterior al conflicto con el agro por las retenciones móviles en 2008.

Si los argentinos repatriaran los capitales que enviaron fuera del país, se podría cancelar toda la deuda contraída con el exterior

En este caso son divisas genuinas que ingresan al mercado local y por las que no se paga tasa de interés. El amplio excedente comercial registrado entre 2003 y 2011 (USD 96.975 millones acumulados en ocho años) tuvo su contracara en el incremento de ahorro e inversión fuera de Argentina, por USD 76.846 millones en el mismo lapso.

3) La fuga de capitales recae con el cepo, pero no desaparece. Incluso aumenta a más ritmo que la deuda, en un proceso que descapitaliza la economía. En la segunda presidencia de Cristina, el ingreso de divisas (USD 7.478 millones por deuda pública y privada, más USD 13.600 millones por superávit comercial) fue inferior al egreso por atesoramiento e inversiones en el exterior (USD 37.557 millones).

4) El cepo corta el financiamiento externo, colapsa el ahorro interno y decanta en atraso del dólar. La distorsión de precios relativos incuba una peligrosa presión inflacionaria que cobra fuerza cuando se desactiva la represión cambiaria, como ocurrió a partir de 2016.

Bajo este análisis, una eventual continuidad del control de cambios durante la gestión de Fernández puede replicar el estatus de la economía con cepo “post 2011”, con moderada salida de capitales y superávit comercial, estabilización del endeudamiento externo, junto con un esperable atraso del tipo de cambio.

Seguí leyendo:

Guardar