El dólar oficial sin cambios, fue la única señal positiva. La aparición en la escena argentina de Donald Trump eliminó el optimismo de un mercado que venía rozando la euforia.
Fue allí que aparecieron viejos hábitos para cubrirse de eventuales peligros en el sector externo. Hubo pocos negocios e inversores que se fueron para asegurar las ganancias de los últimos tiempos ante las advertencias del presidente estadounidense a la Argentina de como “sus aliados de izquierda” pueden dificultar las negociaciones con él y, por ende, con los acreedores privados. La alusión fue al asilo que el país le dio a Evo Morales.
La respuesta de los inversores fue rápida, pero afortunadamente con escaso volumen de negocios. Cayeron los bonos en dólares y el riesgo país aumentó a 1.833 puntos básicos (+3,06%). Los títulos más cortos fueron los que más bajaron. El Bonar 2020 perdió 4,04% y el Bonar 2024, cedió 5,71%. El Discount en dólares con Ley neoyorquina ganó 0,87% porque ya le adelantaron al país que estos títulos no pueden tener un nuevo default. No hay que olvidar que nacieron con el canje de la deuda y si no se pagan en tiempo y forma el Gobierno enfrentará juicios en los tribunales neoyorquinos que pueden dar por tierra con la negociación del resto de la deuda al no conseguir la masa crítica que se necesita para evitar el default.
El ejemplo más claro de la retracción de los inversores que se pusieron en posición “wait and see” (esperar y ver) fue la Bolsa. Debutó en 2020 con una caída de en el S&P Merval de 1,35% pero con negocios por $ 606 millones, que representan menos de la mitad de lo que se operaba hasta los últimos días del año pasado. Esto implica una actitud conservadora.
El papel que más sufrió fue Edenor que cayó 5,19%. En la otra punta, CableVisión -sin tarifas congeladas y con mejores perspectivas frente a la competencia externa que encarecerá sus abonos notablemente debido al dólar solidario e impuestos- subió 6,55%.
Los bancos no la pasaron bien, a excepción del Galicia que aumentó 1,15% y Grupo Financiero Valores con un avance de 1,12%.
Los ADR’s argentinos en Wall Street -certificados de tenencia de acciones que cotizan en dólares- imitaron el mal comportamiento de la Bolsa de Buenos Aires. IRSA Propiedades Comerciales (-8,30%), Central Puerto (-7,29%) y Edenor (-6,16%) fueron los más castigados.
MercadoLibre se destacó al subir 6,69%. Este papel ganó 100% en dólares a lo largo de 2019. Corporación América lo siguió con una mejora de 4,66%.
El dólar oficial no tuvo grandes obstáculos para mantener sus precios. En bancos y casas de cambio cotizó a $ 63, un valor simbólico porque a ese precio hay que sumarle 30%. En la plaza mayorista, los negocios fueron reducidos, apenas USD 187 millones. El Banco Central compró USD 60 millones y con eso evitó que la caída fuera mayor ya que al cierre el dólar mayorista operó a $ 59,82, un valor que es 9 centavos menor al del lunes.
Los dólares alternativos subieron y estrecharon sus brechas, ya que el dólar Bolsa o MEP, aumentó 2.90% a $ 74,51 y el contado con liquidación subió 0,90% a $ 75,06. El dólar Bolsa es el que más se opera porque es el que se puede conseguir más fácilmente. Es el preferido de los turistas, por eso su precio se va acercando a $ 80.
El dólar solidario regula la marcha de estos dólares. En el mercado libre, el dólar se pagó a $ 77 y tomó una prudente distancia del dólar solidario.
Las reservas, gracias a las compras del Banco Central, subieron USD 59 millones a 44.837 millones.
Ahora el mercado espera la reacción de la Argentina. Para el Gobierno es crucial una buena negociación de la deuda y debe acordar con Donald Trump que es el dueño de pulgar que aprueba o reprueba el acuerdo. La base de todo el plan es restructurar los bonos para salir cuanto antes del control cambiario y de la madeja de tantos tipos de cambio que, si bien impiden la caída de reservas, también son una traba para el ingreso de capitales a la Argentina.
Pero quienes más padecerían un fracaso en negociar la deuda, serán los acuerdos de precios y el ajuste porque la demanda de pesos desaparecerá y los ahorristas buscarán refugio en el dólar. Nadie quiere estar en la moneda que emite un país con riesgo de default.
Pocos creen que Alberto Fernández, desoiga a Trump. El presidente que asumió el costo del ajuste y mira de cerca las cuentas argentinas, tendrá que elegir entre la gloria efímera que le daría enfrentar al presidente de los Estados Unidos y las fuertes críticas que vendrán después si el plan económico deja de responder por que el mercado se vuelve a dolarizar y se dispara la inflación por temor a un default.
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