El recargo del 30% para la compra de dólares y pago de consumos en moneda extranjera generó en su debut una situación inédita en el mercado: hoy es más conveniente gastar dólares en efectivo que recurrir a cualquier mercado –oficial o libre en cualquiera de sus variantes– para hacer frente a esos pagos.
El consejo aplica, claro está, para aquellos gastos en dólares a partir de ayer, es decir, con posterioridad a la entrada en vigencia de la Ley de Solidaridad Social y su subproducto, el dólar "solidario”.
La cuenta es sencilla: si un turista que está hoy en el exterior, con dólares en la billetera o depositados en su cuenta bancaria, efectúa un gasto de USD 100, le conviene cancelarlo en efectivo o bien con débito de su cuenta en dólares. Gastaría exactamente USD 100. Si, en cambio, decidiera cambiar esos dólares para pagar en pesos, la mejor cotización que podría obtener es de $74, en el mercado informal. Es decir, obtendría $7.400 para realizar un pago que, pesificado al dólar turista, se convierte en $8.190. Tendría que cambiar USD 111 para hacer frente al gasto total. Perdería 11,1%.
La pérdida es mucho mayor si en vez de recurrir al dólar libre, el turista opta por cambiar dólares en el banco: en ese caso, la entidad le compraría los billetes a un tipo de cambio de $58,09, es decir 5.809 pesos. La pérdida sería de 41% porque el turista tendría que cambiar USD 41 más, es decir, USD 141 en total, para cubrir la totalidad del monto en pesos de $8.190. Un absurdo.
Esto es lo que empezó a ocurrir ayer, con una brecha histórica entre el precio del dólar de venta al público –sobre el que pesa el impuesto–, y la compra al público. De mantenerse los valores del billete en los distintos mercados en los niveles actuales, la consigna será recurrir a la reserva de dólares, sin pasar por los pesos para hacer pagos en esa moneda. Sin embargo, es esperable que hacia mediados de enero, la tendencia de las cotizaciones empiece a cambiar.
Ocurre que, por estas horas, muchos ahorristas y consumidores empiezan a cancelar sus resúmenes de tarjeta de crédito con gastos en dólares efectuados antes de la vigencia del impuesto al dólar. Y, para hacerlo, muchos recurren a cambiar dólares en el mercado libre porque, en este caso sí, el precio obtenido es mayor al tipo de cambio al que se pesifican esos consumos, $63. La oferta de dólares de estos turistas y consumidores que compraron en moneda extranjera con antelación es lo que estaría abasteciendo al mercado informal y conteniendo su cotización por debajo de los $81,90 que vale hoy el dólar "solidario”.
De mantenerse los valores del billete en los distintos mercados en los niveles actuales, la consigna será recurrir a la reserva de dólares, sin pasar por los pesos para hacer pagos en esa moneda
Por eso, para simplificar la ingeniería financiera de todo aquel que tenga o esté haciendo en este momento gastos en dólares, lo importante es tener presente esta regla:
- Para consumos actuales, que se pesificarán a $81,90, lo más conveniente es pagar directamente en dólares, físicos o de la caja de ahorro en dólares.
- Para los consumos realizados con anterioridad al 24 de diciembre, que se pesifican a $63, conviene cambiar a pesos en cualquiera de las modalidades del dólar libre, que ofrece cotizaciones por encima de ese valor.
Se trata, sin embargo, de una regla que podría cambiar en la medida que se muevan los distintos precios del dólar. En definitiva, la actual es una situación excepcional, completamente alejada de lo que ocurría en 2015, cuando regía el “dólar tarjeta”.
En esa etapa de controles de cambios, la AFIP habilitaba un cupo de hasta 20% de los ingresos de los contribuyentes para la compra de dólares, con un máximo de USD 2.500, al valor oficial. En ese momento de 9 pesos. Para los consumos en dólares con tarjeta, regía una percepción de 35%, lo que llevaba el precio a $13. En el mercado informal, en tanto, el billete cotizaba entre $ 15 y $ 16. Esta brecha de 70% hacía que los turistas y consumidores compraban dólares (los que podían) en el mercado oficial y los cambiaban en el paralelo para pagar sus consumos con una ganancia de 17% en dólares. Eso sin contar la devolución del recargo inicial de 35%, que en ese momento era una “percepción a cuenta de Ganancias” y no un impuesto, como lo es ahora, creado por ley.
Ahora, no sólo se trata de un impuesto directo al valor del dólar que no tiene ningún tipo de devolución sino que la brecha del dólar solidario, el vigente para ahorristas y turistas, aún no es amplia –de hecho es por ahora negativa– respecto de los demás mercados.
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