Plazos fijos UVA: la baja de tasas y las trabas al dólar hicieron resurgir a los depósitos que protegen frente a la inflación

Aunque el uso de los depósitos UVA todavía es marginal, el stock de depósitos ajustados por ese índice que sigue a la inflación creció 44% en dos meses. Son depósitos a 3 meses, los únicos que cubren frente al avance de precios en tiempos de tasa real negativa y controles de cambio

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Las tasa en baja y los controles de cambio impulsan el ahorro ajustado por inflación
Las tasa en baja y los controles de cambio impulsan el ahorro ajustado por inflación

Mientras el Banco Central prepara medidas para suavizar el impacto de la suba de precios en las cuotas de créditos hipotecarios que ajustan por UVA, cada vez más ahorristas toman el camino inverso. Ya que la tasa de interés baja a toda velocidad y el acceso a divisas para atesoramiento está prácticamente vedado, el apetito por depósitos ajustados por el índice que sigue a la inflación se siente en los bancos. Los depósitos UVA crecen 22% en lo que va del mes y 44% en comparación con octubre.

Los ahorristas argentinos no encuentran en las alternativas tradicionales un refugio frente a la inflación. El índice de precios al consumidor del Indec muestra un avance interanual del 52,1%, mientras que según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central refleja que se espera una inflación del 45,6% para los próximos doce meses.

En ese contexto, las tasas de los depósitos apenas si permiten contrarrestar parte de esa expectativa de avance del nivel general de precios. El rendimiento promedio de los depósitos a plazo fijo minoristas de un mes de plazo cayó al 38,4% el 20 de diciembre. Es lo que los economistas llaman una “tasa real negativa, es decir, que no alcanza a ganarle a la inflación esperada. Quienes ahorran a tasa real negativa se descapitalizan con el tiempo en lugar de obtener un rendimiento por su dinero.

A la falta de rendimientos positivos en términos reales para las inversiones en pesos se le suma que la tradicional vía de escape, el mercado cambiario, está prácticamente cerrado. Esos dos factores se combinan para que los ahorristas se animen tímidamente a probar alternativas menos conocidas.

En esa búsqueda por un instrumento sencillo que permita resguardar el valor de los ahorros, los depósitos a plazo fijo UVA están captando nuevos adeptos. El stock promedio de depósitos UVA creció 22,46% en los primeros 13 días hábiles de diciembre frente a mismo período de noviembre. Sube 44% si se lo compara con la misma cantidad de días de octubre.

El depósito ajustado por UVA, sin embargo, sigue siendo una opción para ahorristas algo sofisticados o, como mínimo, curiosos. La herramienta fue lanzada en 2016 junto con la creación del índice, aunque en el momento el Banco Central conducido por Federico Sturzenegger hizo más hincapié en los créditos hipotecarios ajustados por inflación. Los depósitos eran la otra pata del sistema: si los bancos iban a hacer préstamos atados a UVA, sería lógico que pudieran fondearse con depósitos que siguen a ese índice.

Los plazos fijos UVA todavía no están popularizados. Todo el stock en bancos locales equivale a menos del 2% del total de plazos fijos tradicionales

Pero la herramienta, hasta ahora, no se masificó. Al 18 de diciembre, último dato oficial, había $22.480 millones en depósitos UVA del sector privado. El mismo día, los plazos fijos tradicionales de los bancos locales sumaban entre todos depósitos por $1,218 billón. Los depósitos UVA equivalen a apenas el 1,84% de stock total de plazos fijos que existe en el país.

Los plazos fijos UVA son colocaciones similares a los plazos fijos tradicionales que ajustan por la variación del indicador UVA, basado en el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER). El capital invertido se ajusta al avance de la UVA, o sea, de la mano de la inflación.

Además, por lo general los bancos ofrecen una tasa por encima de la variación del índice. Parten del 0,1% y, aunque parezcan poco, son rendimientos que sí o sí terminan por encima del avance de los precios. Algo que una tasa nominal tradicional del 40% no puede garantizar.

A diferencia de los depósitos tradicionales, el Banco Central les puso un plazo mínimo de 90 días. Ese es un primer escollo para la popularización del instrumento, ya que el 80% de los plazos fijos en la Argentina son a 30 días. Sin embargo, el límite tiene su razón de ser. Como el índice UVA se ajusta y corrige retrospectivamente con medio mes de rezago, dado que el dato de inflación de cada mes se publica dos semanas después del cierre del período, si se permitieran plazos más cortos el stock de depósitos UVA sería muy volátil y riesgoso para los bancos.

El rezago en el ajuste de la UVA, sin embargo, puede ser una ventaja a la hora de tomar una decisión informada. Después de un mes de aceleración de la inflación o ante expectativas crecientes para el nivel general de precios, los ahorristas que eligen colocar en UVA suelen tener bien claro que en el trimestre por venir los rendimientos de los depósitos van a ser importantes.

Los depósitos UVA se pueden hacer a plazos de no menos de 90 días, algo difícil de digerir para ahorristas argentinos que tienen colocados más del 80% de sus depósitos a 30 días

Las expectativas de inflación que surgen del Relevamiento de Expectativas de Mercado de noviembre pasado marcan que para este mes se espera que el índice de precios al consumidor del Indec marque 4,3%, para enero del 3,8% y para febrero del 3,4%. Datos que de por sí ayudan a torcer la balanza en favor de colocaciones ajustadas por UVA.

A diferencia de un depósito a tasa fija, los depósitos UVA son una garantía de que el capital invertido no va a perder capacidad de compra por el avance de los precios. Como es lógico, sin embargo, no cubren frente al avance del dólar. Y, por último, entre sus contras está el hecho de que están gravados por el Impuesto a la Renta Financiera al contar con un mecanismo de ajuste.

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