Los casos de la cerealera Vicentín y Celulosa Argentina, que tuvieron problemas para cumplir con pagos y vencimientos de deuda, trajeron al centro de la escena las dificultades que están sufriendo las empresas locales para contar con financiamiento para mantener sus cuentas al día. Los datos del mercado financiero muestran que la mora empresaria está en su mayor nivel desde 2007 y en el sistema esperan ver más casos de firmas estranguladas antes de que las condiciones financieras se relajen.
Empresas de todos los tamaños vieron golpeada su operación como resultado de la disparada de las tasas del sistema luego de la crisis de balanza de pagos de 2018 y las distintas estrategias que ideó el Banco Central para tratar de frenar la inestabilidad financiera. El esquema de “emisión cero”, que mantuvo a raya la cantidad de dinero en la economía desde octubre del año pasado, le dio una vuelta de tuerca más a los rendimientos nominales que debían pagar las empresas para operaciones tan sencillas como descontar un cheque o tomar un adelanto en cuenta corriente.
El cimbronazo financiero del 12 de agosto, el día siguiente al sorpresivo resultado de las PASO, agregó un elemento más al sufrimiento de las empresas locales. Luego del salto del 23% que sufrió el dólar en un sólo día y del derrumbe de bonos y acciones locales, se activó la salida de casi USD 14.000 millones en depósitos en dólares del sector privado de los bancos del sistema.
Lo que vemos son empresas que dadas las circunstancias tienen números sanos de deuda, pero que en el caso de que tuvieran acceso a financiamiento en dólares se les fue cortando a medida que los bancos les pedían cancelar sus líneas de crédito en moneda extranjera
Esa menor disponibilidad de fondos en moneda extranjera forzó a los bancos a privilegiar la liquidez, tener dólares en efectivo, por sobre cualquier otra cosa. La única forma de calmar el nerviosismo de ahorristas que temían por sus divisas depositadas era entregar billete tras billete a quienes se acercaron a sus sucursales. Sólo la seguridad de que quien se acerca a buscar sus ahorros los encuentra podía convencer al resto de sus clientes de dejar sus dólares depositados.
Para garantizarse contar con cada dólar necesario, los bancos recurrieron a todo lo que tenían a mano. Incluso sacrificaron rentabilidad y dejaron de renovar préstamos en dólares de corto plazo con la idea de que los tomadores de esos créditos los devolvieran íntegros de manera tal que esos billetes estuvieran listos para responder ante retiros de depósitos.
Esto sumó a nuevos jugadores a la lista de quienes sufren para cumplir sus compromisos. Hasta este año, las dificultades caían sobre los hombros de empresas que operaban en el mercado local y no tenían otra opción más que la de financiarse en pesos a tasas siderales. Pero con menos fondos en dólares en las arcas de los bancos, la estrechez financiera le llegó también a empresas que exportan o que tienen sus ingresos asociados al dólar, las únicas que por normativa pueden tomar deuda en dólares.
“Lo que vemos son empresas que dadas las circunstancias tienen números sanos de deuda, pero que en el caso de que tuvieran acceso a financiamiento en dólares se les fue cortando a medida que los bancos les pedían cancelar sus líneas de crédito en moneda extranjera y, a cambio, les ofrecían apalancarse en pesos", dijo un administrador de un fondo común de inversión.
“Lo que pasa es que con la estabilidad del dólar en medio de los controles de cambio y tasa al 60% eso significa financiarse al 60% en dólares, algo que por ahí las empuja a situaciones de iliquidez. Ahora, cuando esa situación se transforma en un rumor como en el caso de Vicentín en el mercado todos empiezan a temer que no les paguen y dejan de hacer negocios con la empresa involucrada, aceleran el impago y la situación empieza a parecerse más a un problema de insolvencia", agregó.
Tras la comunicación de Vicentín de que no podría cumplir con parte de sus pagos, que sigue a los problemas de la corredora de granos BLD luego del reperfilamiento de la deuda de corto plazo del Tesoro Nacional en la que invertía parte de su liquidez, los operadores del sector están atentos a cualquier rumor sobre sus contrapartes.
Un caso distinto, aunque con puntos en común, fue el de Celulosa Argentina que dìas atrás no pudo refinanciar la totalidad de un bono por USD 60 millones y debió extender un canje para tratar de completarlo sin pagar el remanente en efectivo. Los ejecutivos de la empresa se quejaban de que este año habían tenido que cancelar en efectivo USD 30 millones en préstamos comerciales porque los bancos cortaban líneas de financiamiento que habitualmente renovaba. Pero la necesidad de liquidez de las entidades financieras hizo que cortaran esas líneas y que la empresa tuviera que esforzarse en cancelar cada uno de esos créditos.
Los bancos están más tranquilos porque achicaron la exposición al sector privado, la cartera bajó a un tercio de lo que era en 2015
La mora empresaria con bancos está en sus niveles más altos desde 2007. Alcanzó el 5% de la cartera de préstamos a empresas de todo el sistema en septiembre, último dato oficial. Casi se cuadruplicó respecto de mismo mes del año pasado, cuando estaba en 1,3% de la cartera, mismo nivel que mostraba en diciembre de 2015, al inicio del Gobierno de Mauricio Macri.
Los bancos han tratado de que los problemas de sus clientes no golpeen su estabilidad, por lo que redujeron su cartera de préstamos a empresas ayudados por tasas del sistema tan altas que hacían imposible a las propias compañías aumentar su financiamiento.
“Los bancos están más tranquilos porque achicaron la exposición al sector privado, la cartera bajó a un tercio de lo que era en 2015. Esta política insólita de mantener la tasa de interés alta tiene como corolario un Banco Central que compra dólares y convalida una Leliq ahora del 58% anual, o sea que suben la tasa para que no se le escape el dólar y ahora que compran dólares para que la cotización no se caiga la tasa no baja”, dijo Miguel Ángel Arrigoni, de First Corporate Finance Advisors.
Como antecedente al caso Vicentin, Molinos Cañuelas tuvo que sentar en la mesa a una decena de bancos locales en la segunda mitad del año pasado para refinanciar deuda por unos USD 760 millones. En base a acuerdos con sus acreedores fue pudiendo patear parte de los vencimientos para evitar un impago masivo. Y los bancos colaboraron con ello.
Fue prácticamente el 10% de la cartera de préstamo en dólares de todo el sistema bancario lo que se renegoció con Molinos Cañuelas
“Fue prácticamente el 10% de la cartera de préstamo en dólares de todo el sistema bancario lo que se renegoció con Molinos Cañuelas, la idea fue salir a dar opciones realistas y aceptar pérdidas porque el peor escenario imaginable era que cayera en un impago que no pudiera levantar”, dijo un directivo de un pequeño banco local especializado en el segmento de empresas.
Otro sector que se destacó entre los más apretados para pagar vencimientos es el de electrodomésticos para consumo. Musimundo fue uno de los casos más resonantes. Tuvo que cerrar decenas de locales, reestructurar deuda y aún así tuvo problemas para cumplir con sus bonos. Longvie, otra del mismo sector, logró una exitosa refinanciación de toda su deuda financiera por $290 millones a la que se vio forzada por el doble golpe de condiciones financieras estrechas y caída del consumo. Y Garbarino renegoció una deuda de $4.000 millones a comienzos de agosto.
“Hay empresas que tienen problemas propios, las de electrodomésticos están todas para atrás porque el consumo se cayó. Lo mismo las de indumentaria. Lo que es la emisión de deuda para consumo pasó de 50 emisiones de deuda mensuales a 3 por mes. Hay empresas que la ligan de rebote, es el caso de las del agro, donde los exportadores empiezan a liquidar aceleradamente para esquivar retenciones y generan una corrida granaria, porque si todo el mundo te pide liquidar de inmediato es difícil cumplir. Así que el panorama financiero está complicado para todos, no creo que hayamos visto todos los problemas que existen”, dijo Arrigoni.
Paliativos del Banco Central
La primera decisión que tomó la autoridad monetaria luego de que se completara la composición del Directorio con miembros a fines a las filas del oficialismo fue la de habilitar a las entidades a otorgar desde ahora préstamos en pesos, cuya devolución estará atada a la evolución del dólar oficial (Dólar link).
Este tipo de financiamiento está pensado para los sectores exportadores, que en los últimos meses se habían quedado sin financiamiento ante la brutal caída que sufrieron los depósitos en moneda extranjera. Esta caída provocó que las entidades se vieran obligadas a cancelar una porción importante del financiamiento que habían otorgado en moneda dura, siempre a compañías que exportan o que son proveedoras de ellas.
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