Los distintos mercados financieros de la Argentina llegaron al fin de semana con un balance positivo. La atención estuvo centrada en los lineamientos generales de la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el Marco de la Emergencia Pública y su votación en el Congreso Nacional.
Al calor del debate legislativo también se conoció que el Gobierno extenderá hasta el 31 de agosto del 2020 el pago de vencimientos de Letras del Tesoro, por unos 9.000 millones de dólares.
Las acciones argentinas ganaron en promedio 9% en dólares en la última semana
En las valuaciones financieras ya está descontado un panorama muy negativo para los próximos meses. Por lo tanto, toda novedad que apunte a una mayor solvencia fiscal para el cumplimiento de las deudas del sector público incentiva las posturas de riesgo en activos domésticos.
La reacción de los títulos públicos fue la nota destacada de las últimas ruedas. En el transcurso de diciembre las emisiones en dólares mas representativas exhiben una recuperación de precios del 20 por ciento.
Como consecuencia, el Riesgo País de la banca JP Morgan también descendió varios escalones para la Argentina, ahora en torno a los 1.900 puntos básicos por primera vez en dos meses, para alejarse de los casi 2.600 puntos registrados a inicios de septiembre.
El índice accionario S&P Merval ganó 5% en pesos en la semana, para retornar a la zona de los 39.000 puntos que resignó en la calamitosa rueda del 12 de agosto, cuando el panel líder de ByMA (Bolsas y Mercados Argentinos) se hundió 37% en pesos y 46% en dólares en cuestión de horas.
Medida en dólares, la mejora de la renta variable promedió 9,1% en cinco ruedas, tal como ser observó en el firme desempeño alcista de los ADR de compañías argentinas que se negocian en Wall Street bajo certificación ADR (sigla en inglés de American Depositary Receipt).
De esta manera, las acciones argentinas acotaron las cuantiosas pérdidas del 2019. En pesos suben 28%, casi la mitad que la inflación de los últimos doce meses; en dólares aún acumulan una caída de 34%, después de haber recortado un 51% a lo largo de 2018.
Producto de la brecha entre la operatoria formal, es decir bajo el rigor del control de cambios, y las que evaden las restricciones, el valor del dólar se mantuvo inmóvil en el circuito oficial y estuvo más volátil para las cotizaciones alternativas.
En el primer caso, cerró a $62,99 en el promedio de venta al público en bancos del microcentro porteño, y a $59,185 en el mercado mayorista, con el protagonismo de la demanda del BCRA y de la oferta de los exportadores del agro.
Desde las elecciones presidenciales el BCRA se convirtió en el principal comprador de dólares: acumuló unos USD 3.400 millones en ocho semanas por su participación en el spot, mientras que las reservas internacionales aumentaron unos USD 1.100 millones. El destino de esas divisas está descontado: irán al pago de la deuda pública.
Fue el dólar libre el que sacudió esta monotonía, una vez confirmado el impuestazo de 30% para las compras de divisas para atesoramiento, turismo y consumos con tarjeta en el exterior. La divisa informal subió un 9,7% desde el viernes pasado, a $73,25, después de haber tocado el jueves un récord de intradiario de $76,50 para la venta.
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