La decisión del Gobierno de implementar un recargo del 30% en las compras y consumos en dólares y en el exterior también impactará en otros sectores, no solo en el turismo. Desde las empresas inmobiliarias anticipan que a partir de ahora se complicarán aun más las operaciones de compraventa de propiedades —un mercado dolarizado— y el acceso a la vivienda para la clase media.
Se estima que 2019 cerrará como “el peor año de la historia” para el sector, según las entidades inmobiliarias. En la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, la cantidad de escrituras de compraventa difícilmente logre superar la cantidad de 33.000 en el año, lo que la ubicaría por debajo de la cifra de 2004 que era hasta ahora la más baja de la serie que mide el Colegio de Escribanos porteño.
“Hoy si un propietario quiere vender va a tener que escuchar ofertas entre 10% y 25% más bajas, que es lo máximo que he escuchado” (Armando Pepe)
“Esto va a paralizar aun más el mercado. No se impulsa con más restricciones e impuestos. Las operaciones inmobiliarias son en dólares y lo que hace mover los precios es la ley de oferta y demanda. Hoy si un propietario quiere vender va a tener que escuchar ofertas entre 10% y 25% más bajas, que es lo máximo que he escuchado”, señaló Armando Pepe, titular del Colegio Único de Corredores Inmobiliarios de la Ciudad de Buenos Aires (Cucicba).
Pepe también destacó que para los inmuebles adquiridos desde 2018 en adelante se implementó un impuesto para la compra de propiedades (que reemplazó al Impuesto a la Transferencia Inmobiliaria): lo paga el propietario y representa el 1,5% del precio de venta. La diferencia con el anterior es que el impuesto no es sobre el total de la venta si no que se toma en cuenta el precio de venta menos el costo.
“Si alguien compró un departamento en 2018 en USD 500.000 y ahora lo vende en USD 520.000, se lo pasan a pesos en aquel momento y a pesos ahora y se paga sobre esa diferencia”, advirtió Pepe.
“Más temprano que tarde el dólar blue tenderá a la cotización del dólar tarjeta, lo que le complicará aún más el acceso a la vivienda a la clase media”, destacó Santiago Magnin, corredor inmobiliario y fundador de la red Deinmobiliarios. Según sus estimaciones, en enero de 2018, un empleado de comercio ganaba neto $15.800 mensuales que equivalían a USD 900 por mes y ahora ese mismo trabajador gana $29.100 pesos que equivalen a solo USD 350 por mes si se toma el “dólar tarjeta” como referencia.
Más temprano que tarde el dólar blue tenderá a la cotización del dólar tarjeta, lo que le complicará aún más el acceso a la vivienda a la clase media
Las distintas cámaras del sector, entre ellas Cucicba, la Cámara de la Construcción, la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU) y el Colegio de Escribanos, solicitaron una reunión con las nuevas autoridades del ministerio de Hábitat y Vivienda que encabeza María Eugenia Bielsa, pero aun no tuvieron respuesta.
Otro efecto, aunque aun muy incipiente, es que aquellos inversores que tienen algún exceso de ahorro en pesos y que por las restricciones cambiarias no pueden comprar dólares, se inclinen por los desarrollos inmobiliarios desde el pozo. Estás operaciones se pagan en pesos y al término de la construcción, que pueden durar dos años, permiten acceder a un bien en dólares. “Sigue la gente invirtiendo lentamente desde el pozo. Se están haciendo operaciones con los que salen de las Lebac o plazos fijos y invierten en desarrollos en pesos que se ajustan por el índice de la Cámara de la Construcción y al final del ciclo están dolarizando su inversión”, agregó Pepe.
“El mercado está preocupado y expectante. Terminamos con el peor año de la historia y necesitamos realmente que la sociedad tenga un shock de confianza que hoy no veo. Lo fundamental será ver cómo reaccionan los mercados”, concluyó.
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