El recargo del 30% que el gobierno impondrá a las compras con tarjeta de crédito en el exterior, iniciativa confirmada por el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero y que llevará el “dólar turista” por arriba de los 80 pesos, podría tener el paradójico efecto de afectar las vacaciones de los argentinos dentro de la Argentina.
Aunque el objetivo oficial es mejorar la balanza de divisas, encareciendo el turismo de los argentinos en el exterior e incluso el consumo de servicios como Netflix, la medida tendría un indeseado efecto de rebote.
Sucede que Airbnb y Booking son agencias extranjeras y las reservas que se hagan a través de ellas se encarecerían también el 30%, aunque se trate de reservas hechas, por caso, por un cordobés en un hotel de Iguazú, para conocer las Cataratas, o un porteño para alojarse en una cabaña de la Patagonia. Consultados por Infobae, en Airbnb dijeron no tener suficiente información como para responder preguntas al respecto.
Tanto el “turismo de naturaleza” como el uso de sitios de información y reservas para planear, presupuestar y en definitiva ir de vacaciones han crecido fuertemente en la Argentina. Según datos de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE), en 2018 el consumo turístico a través de Internet en la Argentina fue de USD 56.000 millones. A su vez, el consumo turístico por medios electrónicos ha crecido a un ritmo del 50% anual entre 2015 y 2018.
Según datos de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE), en 2018 el consumo turístico a través de Internet en la Argentina fue de USD 56.000. A su vez, el consumo turístico por medios electrónicos creció a un ritmo del 50% anual entre 2015 y 2018.
Lamentablemente, dice Hernán de la Colina, director del programa “Argentina Natural”, un proyecto público-privado auspiciado por la ONG Aves Argentinas, el 80% del consumo turístico por vía electrónica es de argentinos en el exterior. Esto sucede en gran parte porque la industria turística local está muy poco desarrollada en materia de e-commerce y no ofrece tantas posibilidades, por ejemplo la venta en cuotas, como la industria turística de países más desarrollados, aunque está haciendo progresos en la materia.
La duda que surge es si la iniciativa oficial, al afectar las transacciones a través de plataformas registradas en el exterior, como las ya mencionadas Booking y Airbnb, terminará desalentando no sólo el turismo de los argentinos en el exterior, sino dentro del propio país.
No hay respuestas firmes, pero algunos especulan que quienes usen estas agencias pagarán “dólar turista”, salvo que las mismas acuerden con los emisores de tarjetas un sistema que les permita, a través de la identificación del origen de tarjeta (algo que ya ocurre) o algún otro método, evitar la sobrecarga.
Efectos mixtos
De la Colina cree que los efectos serán mixtos. Efectivamente, reconoce, la medida desalentará el turismo argentino en el exterior, pero otro efecto será simplemente que quienes salgan del país recurran más al efectivo, algo que les demandará un esfuerzo de adaptación significativo, ya que el 82% del gasto turístico de los argentinos en el exterior se realiza con tarjeta de débito o crédito.
Otra posibilidad es que las agencias no logren acordar con los emisores de plásticos la elusión del cargo de 30%, con lo que los consumidores reaccionarán con rapidez y recurrirán más a la reservas directas a hoteles o a través de agentes de viajes. “Si Booking no establece un sistema para evitar el recargo, va a perder clientes”, ejemplifica sencillamente de la Colina.
En Booking, sin embargo, aclararon que cada vez que un cliente argentino reserva un alojamiento dentro del país, el pago se realiza directamente al propietario en pesos argentinos, según el tipo de cambio del día, por tratarse de una transacción de pago local y no internacional.
Según un estudio de la CACE, el turístico es uno de los rubros de gasto más importantes y de mayor crecimiento en materia de comercio electrónico.
Para Gustavo Hani, presidente de la Federación Argentina de Asociaciones de Empresas de Viajes y Turismo (FAEVYT), la medida podría “llevar a una situación crítica a gran parte del sector de agencias, poniendo en riesgo la continuidad del trabajo de las más de 5000 empresas de viajes y turismo, de las cuales la mayoría son pymes”.
Según la forma en que sea implementada, el recargo afectaría también al turismo receptivo: “Esto podría generar una reacción por parte de algunos países que reciben argentinos, teniendo en cuenta que se verían afectados los arribos desde nuestro país por la aplicación del impuestos, lo que los podría llevar a tomar medidas similares originando como rebote una baja importante de arribos de turistas extranjeros hacia Argentina", señaló Hani.
El presidente de FAEVYT explicó que los pasajes ya cuentan con un 7% de impuesto que se recaudan directamente para las acciones de Argentina en el exterior: "Al caer el turismo emisivo, esa recaudación también caería y como consecuencia vamos a disponer de menos fondos para generar acciones de promoción”.
Está claro que el principal objetivo del gobierno es achicar el déficit de la “balanza turística” y, más en general, el déficit de divisas del país. Respecto del turismo, de la Colina cree que el objetivo tiene mucho sentido, porque este año ese desbalance será de aproximadamente USD 5.000 millones, pero para achicar el rojo o incluso revertirlo sería también muy productivo aumentar el gasto de los extranjeros en nuestro país. “Podría ser el doble o el triple”, señaló de la Colina. Como ejemplo, dijo que según cálculos del programa que dirige, el “turismo de naturaleza” en nuestro país podría alcanzar los 3.500 millones de dólares al año.
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