A sus 46 años, a Juan Marotta le llegó el turno de hacerse cargo de uno de los bancos más grandes del país. En coincidencia con el cambio de vientos políticos, su antecesor Gabriel Martino dejó el rol de CEO de HSBC Argentina para alejarse de la gestión cotidiana y de la exposición pública que había tenido en los últimos 4 de sus ocho años en ese cargo, como una de las caras más visibles entre los empresarios allegados a Mauricio Macri.
En su primera entrevista a menos de un mes y medio de ocupar el sillón de número uno de la entidad, Marotta le dijo a Infobae que las primeras palabras del nuevo ministro de Economía, Martín Guzmán, fueron “adecuadas, de sentido común” y que hay que tener paciencia para que pueda entrar en más detalle. También admitió que dados los precios a los que cotizan los bonos soberanos argentinos el mercado espera algún “descuento” o quita a la hora de la renegociación de deuda. Y, agregó, que los actores del mercado tienen predisposición para “apoyar la propuesta” de reestructuración que acerque el Gobierno.
Padre de tres varones, hincha de River pero más cultor del tenis que del fútbol, Marotta está en HSBC desde 1998. Ocupó varios cargos locales y regionales en la empresa, el último de ellos como responsable del negocio de la Banca de Empresas para América Latina y director global de Business Banking con base en la Ciudad de México. Ahora, le toca encarar la conducción del banco después de cuatro años de altas tasas de interés que generaron grandes beneficios al sector pero que convivieron con una reducción del 40% en el patrimonio neto medido en dólares de todos los bancos extranjeros que operan en la Argentina.
Le toca encarar la conducción del banco después de cuatro años de altas tasas de interés que generaron grandes beneficios al sector pero que convivieron con una reducción del 40% en el patrimonio neto medido en dólares de todos los bancos extranjeros que operan en la Argentina
Llegó de México este mismo año para hacerse cargo del que es el séptimo banco más grande del país medido por activos, con 3.800 empleados y más de 130 locaciones en el país sumando edificios corporativos con sucursales. Y parte de esa conducción consiste en ser la nueva cara del banco la hora de la discusión pública tras las elecciones que depositaron a Alberto Fernández en la Casa Rosada.
-Le tocó asumir en medio de una crisis y de un cambio político, ¿cuál es su expectativa para lo que viene?
- Siempre un cambio de administración nacional trae oportunidades y las administraciones nuevas tienen unos meses de luna de miel donde pueden interpretar y sacar sus diagnósticos e implementar sus políticas. Y generalmente el mercado les da un período de tiempo para ajustarse y traer nuevas ideas. La situación macroeconómica es delicada. Y por supuesto hay un set de desafíos y un set de oportunidades que se crean al momento de cambiar el rumbo económico. Hay que darle un tiempo al Gobierno. Que se estabilice, que se siente, que pueda evaluar la situación, que traiga su diagnóstico y sus medidas. Y después hay un período de implementación. Yo creo que hay que tener un poquito de paciencia en esta oportunidad. Uno es ansioso, quiere ver medidas en el día uno pero sí es importante darle ese tiempo para que tengan la oportunidad de elaborar un modelo macroeconómico de largo plazo, estable, que lo puedan compartir con el mercado y que después con el tiempo puede tener ciertos ajustes. Pero no se hace de un día para el otro.
- ¿Para el sector y el banco en particular, qué esperan para los próximos cuatro años?
- El sector financiero es chico respecto del producto bruto interno y cuando lo compara con otros países dentro de la región se ve muy claro. Y cuando lo lleva eso a nivel micro el nivel de endeudamiento de las empresas también es muy bajo. Por supuesto que con el nivel de tasa de interés que tuvimos en los últimos períodos era muy difícil prever una expansión del crédito, de hecho se dio lo contrario, pero la oportunidad es esa. Hacer crecer el crédito. Si tenemos un modelo estable, de largo plazo, con medidas macroeconómicas acordes a la situación actual del país que le permita a las empresas a hacer previsiones de mediano y largo plazo seguramente vamos a tener un espacio para que crezca en un contexto de tasa de interés adecuado.
Si tenemos un modelo estable, de largo plazo, con medidas macroeconómicas acordes a la situación actual del país que le permita a las empresas a hacer previsiones de mediano y largo plazo seguramente vamos a tener un espacio para que crezca
- Las tasas de interés están bajando y lo van a seguir haciendo. ¿Creés que hay margen para recortarlas aún más?
- Creo que a medida que continúe esta tendencia que ya comenzó de tasas para bajo, entender que las tasas no desde el punto de vista nominal sino del punto de vista real (N. de la R.: la tasa de interés real es la diferencia entre la tasa nominal y el nivel de inflación; y si es mayor a la inflación esperada se dice que es una “tasa real positiva”) que es lo que uno considera para proyectos de inversión de largo plazo. Sí considero que hay un gran espacio para recorrer para ir ajustando la tasa real a valores más cercanos a un dígito. No veo conveniente llevar a la tasa a valores reales cercanos a cero o valores negativos, aunque entiendo que tampoco debería quedar tan alta como en 2019.
- Ya tuvimos una primera conferencia de prensa de Martín Guzmán, el nuevo ministro de Economía. ¿Qué expectativas tiene de cara a la reestructuración de deuda que tiene que encarar?
- El ministro Guzmán esbozó lo que serían los lineamientos generales de un plan, tiene que ir a un mayor nivel de detalle más adelante, pero las que comentó son cuestiones adecuadas, de sentido común y hay que entender el diagnóstico. Evidentemente Argentina va a tener que enfrentar un proceso de reestructuración de deuda en el corto plazo y también hay un condimento. Los bancos, los fondos comunes de inversión, las compañías de seguros que están esperando y con la idea de apoyar la propuesta del Gobierno. Por supuesto hay que analizar los detalles. Pero no hay muchas otras salidas más que sentarse a renegociar los contratos que están vigentes y encontrar una alternativa que se adecuada para el Gobierno, que le permita un plazo de tiempo para regenerar ingresos y de esta forma hacer frente al compromiso de pago.
No hay muchas otras salidas más que sentarse a renegociar los contratos que están vigentes y encontrar una alternativa
- ¿Espera que la reestructuración incluya quitas de capital o de intereses, más allá de postergar pagos?
- Cuando ve los precios los activos financieros de Argentina evidentemente hay un descuento muy fuerte. Eso después se puede materializar de distintas formas, pero al final del día lo que uno tiene que ver es cuál es el valor actual neto de esa propuesta futura y ver cómo eso compara con el precio de mercado actual de esos activos. Hay un nivel de incertidumbre muy grande, hay una falta de credibilidad enorme sobre la economía Argentina, nuevamente, y estos son los aspectos que me parece que hay que atacar en el fondo. Reformas estructurales que permitan a la Argentina tener un esquema de productividad diferente, a todos los agentes económicos que operamos aquí que nos permita tener una productividad distinta y eso es lo que todavía tenemos que analizar más en detalle, cuál es la propuesta para generar ese ambiente.
- ¿Y cuáles son los puntos clave que están mirando en ese sentido?
- Un esquema macroeconómico tiene que tener en cuenta todas las variables. Es muy difícil hacer un parche o dar una solución parcial, porque la economía es como un globo: apretás de un lado y sale un chichón por el otro. Cuando uno mira las grandes variables de la economía, llega a la conclusión que hace demasiado tiempo que Argentina no crece. De hecho cuando mira al PBI en dólares en los últimos 10 años bajó. Además, la inflación promedió 30% anual. Vivimos en una situación de estanflación que es parte del problema que hay que atacar. De la mano viene la política fiscal. En algún momento vamos a tener que tomar medidas más concretas, sostenibles, para tratar de evitar tener gasto mayor al ingreso, que encima sea financiado por emisión de deuda. Porque lo que hemos visto en la historia económica argentina es que varias décadas para atrás los procesos terminan en un escenario de devaluación fuerte por pérdida de credibilidad de la moneda y la inflación. Mientras tanto la región crece 1,3% promedio al año, entonces en términos relativos vamos perdiendo valor adquisitivo, nuestras empresas van perdiendo valor económico y nuestras familias van perdiendo peso relativo respecto a nuestros socios vecinos.
Considero que hay un gran espacio para recorrer para ir ajustando la tasa real a valores más cercanos a un dígito. No veo conveniente llevar a la tasa a valores reales cercanos a cero o valores negativos, aunque entiendo que tampoco debería quedar tan alta como en 2019
- Este año el sistema perdió el 40% de sus depósitos en dólares en pocos meses, ¿se puede volver a atraer ese ahorro?
- Es cuestión de confianza, cuando uno no tiene la confianza en que el sistema va a ir por el rumbo adecuado toma medidas para protegerse. Si pudiésemos reestablecer esa confianza y hay reglas de juego más claras que permitan analizar proyectos de inversión de corto, mediano, largo plazo, ese es el primer dinero que va a venir. Sería utópico querer convencer a extranjeros de traer inversiones en el país cuando los residentes no las hacemos. Yo creo que los primeros pasos para reestablecer el ahorro y la inversión en el país -dos aspectos fundamentales- pasan por tratar de reestablecer la confianza que está perdida.
-¿Qué tan rápido crees que se pueda volver a crecer dado el cambio de rumbo económico?
- El 2020 es un año quizás como de transición entre dos modelos y la inercia propia del 2019, una caída del producto cercana al 3%, va a ser difícil pensar en un crecimiento pero sí en un cambio de tendencia donde veamos quizás una caída bastante menor. Ese es nuestro escenario base. Un cambio que no alcanza para crecer aún en 2020, pero te deje la pauta armada y la base macroeconómica armada para un crecimiento en 2021. Estamos hablando de que tenemos que pensar en cambios estructurales que les permita a los agentes económicos mejorar la productividad, focalizarse en la exportación de valor agregado, de manufacturas, de servicios junto con materias primas o productos agroindustriales. Y también seguir explotando más a mediano y largo plazo las industrias de minería, oil & gas, en las que la Argentina tiene una oportunidad pero hay que extraerlas, procesarlas, explotarlas y exportarlas. Esos son procesos de más largo plazo que han empezado y es importante mantener una estrategia de largo plazo.
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